Una colaboración de
Flor_macaya
Muchas veces nos encontramos quejándonos de las actitudes de los demás, de las cosas que creemos que “no deberían hacer”, “que no deberían creer” y hasta “que no deberían pensar”… Nos encontramos quejándonos del país, de su economía, de su política, de su cultura… Nos quejamos de las apariencias, de los malos modales y de todo aquello que no encaja en nuestro sistema de creencias de cómo deberían ser o no las personas y la vida. ¡Qué rápido caemos en la queja! ¿Si nos cobrarán por cada queja que tenemos, nos quejaríamos tanto?
Bocinazos, insultos, malas caras, malas actitudes, indiferencia, falta de sonrisas, falta de amabilidad, falta de respeto… y todo siempre termina en una queja! Cuánta queja y qué fácil es caer en ella! En vez de quejarnos tanto, les propongo asumir un rol más responsable y activo en la sociedad, analizar de qué nos quejamos tanto y por qué. Analizar qué no estamos haciendo para erradicar esa queja, qué no estamos cambiando en nosotros mismos para que no haya tantas quejas… Si nos quejamos de la “falta de respeto de los demás”, ¿nos preguntamos si somos lo suficientemente respetuosos con nosotros mismos y con los otros? Si nos quejamos del gobierno, ¿nos preguntamos qué tal estamos gobernando nuestras vidas, nuestras relaciones? Si nos quejamos de todo lo negativo que vemos y el enfoque está siempre en lo que falta y no en lo logrado…¿Estamos valorando lo suficiente la vida? ¿Estamos valorando lo suficiente a los seres que nos rodean? ¿Estamos agradeciendo el sólo hecho de estar sanos y vivos? ¿De vivir en condiciones dignas?
Cuando el agradecimiento y la valoración reemplazan a las quejas, el corazón se abre y se vislumbra una nueva realidad. Comenzamos a tener algo que muchas veces escuchamos en una canción muy famosa que recorrió el mundo entero, pero que fácilmente perdemos… ¡La Esperanza! Necesitamos tener esperanza, necesitamos creer en que todo y todos pueden CAMBIAR para mejor. Ésto no significa no enfocar en lo negativo, todo lo contrario, significa poder hacerlo para poder transformarlo sin que nos quite la esperanza y el optimismo. Necesitamos sonreír más, sentir más amor, ser más agradecidos y confiar en los demás y en la vida. A pesar de que nos hayamos caído y levantado mil veces en el camino, a pesar de haber sufrido y de haber tenido que saltar muchos obstáculos y atravesar grandes dificultades, debemos y es nuestra responsabilidad trabajar y esforzarnos para poder sostener ese entusiasmo y esa motivación que se generan internamente cuando tenemos Esperanza… como dice el famoso dicho “La esperanza es lo último que se pierde” o mejor dicho: “LA ESPERANZA DEBE ESTAR PRESENTE ANTES QUE TODO LO DEMÁS”.
F. M.
Hay que hacerlo RocioGarcia Rey
Por favor, déjennos siquiera el derecho al pataleo.