Una colaboración de Adriana Babè
En la jerga técnica de la Psicología, el término «co-dependiente» se utiliza para definir el comportamiento de aquellos que están fuertemente ligados a una persona (puede ser la pareja, un hijo o un amigo), hasta tal punto que desarrollan una relación patológica. Obviamente, ser una persona co-dependiente genera sufrimiento.
La primera Conferencia Nacional sobre la co-dependencia se llevó a cabo en los Estados Unidos en el año 1989 y desde entonces este término ha asumido diferentes significados. Algunos expertos lo definieron como «un conjunto de comportamientos típicos que son característicos de los miembros de una pareja/familia de personas con adicciones, trastornos compulsivos o de la personalidad y otros trastornos psiquiátricos«.
Sin embargo, lo cierto es que la co-dependencia no siempre está vinculada a los trastornos psiquiátricos. Por eso es mejor definir este problema como «un modelo de dependencia dolorosa acompañado por conductas compulsivas y la necesidad de aprobación de los demás con el fin de encontrar la seguridad, la autoestima y la identidad «.
Desde esta perspectiva, se puede apreciar que la persona co-dependiente tiene profundos problemas para encontrar la satisfacción personal por sí sola. Depende de los demás porque ve en ellos la fuente que calma su sed, encuentra en los demás las respuestas a sus necesidades emocionales.
¿Quiénes son las personas co-dependientes?
A menudo la co-dependencia se combina con un trastorno límite de la personalidad, la drogadicción, el alcoholismo, la adicción al sexo o los juegos de azar y otros trastornos psicológicos que hacen que la persona se «deshaga» de su yo para dedicarse por completo a otra.
Sin embargo, en un gran número de casos, sobre todo cuando la dependencia emocional se manifiesta en la relación de pareja, no se llega a diagnosticar. La falta de diagnóstico empeora la condición de la persona co-dependiente ya que experimenta un malestar constante que no es comprendido por quienes le rodean.
¿Qué sucede en la vida de un co-dependiente?
Cuando la persona es co-dependiente pierde gran parte de su identidad y se centra por completo en el otro. Esto hace que sus pensamientos, recursos económicos, su tiempo y su vida social se limiten a la relación con la otra persona. Al final, invierte tanta energía y tiempo que prácticamente no deja espacio para sí mismo.
Si este estado persiste a lo largo del tiempo, puede provocar una alternancia de sentimientos ambivalentes hacia el supuesto «verdugo», sentimientos que van desde la ira por la falta de gratitud hasta la culpa que normalmente subsigue a la ira, creando así un círculo vicioso del que resulta muy difícil escapar.
¿Cualquiera puede convertirse en co-dependiente?
Sí. Aunque algunos tipos de personalidad son más propensos a desarrollar este tipo de simbiosis.
De hecho, ciertas personas parecen tener una tendencia natural a involucrarse continuamente en relaciones en las cuales son sometidos. Aunque no lo hacen de manera consciente, lo cierto es que estas personas suelen elegir a parejas propensas a adoptar el papel del «verdugo». Esto se puede deber a que tenían modelos de relación que seguían este patrón (como el de sus padres), o porque pueden sentirse bien eliminándose a sí mismos, quizás para evitar hacerle frente a sus dificultades personales.
El hombre comparte en cierto grado características que son inherentes a las plantas y los animales tiende en ese mismo grado a comportarse como ellos.
Tanto los hábitos como los vicios, se encarnan en el hombre a través de la repetición de actos ya sean buenos o malos, por lo que en uno o en otro sentido tenemos que la costumbre es inherente a la actuación del hombre orientándolo a su perfección o a su destrucción.
La co-dependencia es nefasta y no tiene nada que ver con el amor de verdad.