Se conocen como asteroides ‘troyanos’ y comparten órbita con algunos planetas. Hasta ahora los astrónomos sólo los habían detectado en Júpiter, Marte y Neptuno. Pero la Tierra también cuenta con un pequeño asteroide que la acompaña en su viaje alrededor del Sol. Mide 300 metros de diámetro y ha sido bautizado como ‘2010 TK7’.
El hallazgo, publicado esta semana en la revista ‘Nature’, ha sido posible gracias al telescopio infrarrojo del satélite WISE (Wide-field Infrared Survey Explorer), que desde que fue lanzado por la NASA, en 2009, ha permitido detectar más de 500 objetos celestes cercanos a la Tierra. Además de asteroides, el mapa del cielo en infrarrojo elaborado por WISE ha permitido a los astrónomos localizar cometas, encontrar las estrellas más cercanas y las galaxias más luminosas.
Al analizar las órbitas de los cientos de objetos cercanos a nuestro planeta, los autores de este estudio, liderados por el investigador Martin Connors, de la Universidad de Athabasca (Canadá), identificaron el año pasado un candidato a asteroide ‘troyano’ (se denominan así porque eran bautizados con nombres relacionados con la Guerra de Troya).
Se llaman asteroides ‘troyanos’ porque eran bautizados con nombres relacionados con la Guerra de Troya
Tras realizar nuevas observaciones mediante telescopios terrestres, los astrónomos confirmaron el pasado mes de abril que, en efecto, se trataba de un ‘troyano’. Está situado por delante de la Tierra, en su misma trayectoria alrededor del Sol. Según calculan, su órbita ha sido estable durante, al menos, 10.000 años.
El matemático Joseph-Louis Lagrange descubrió en 1772 que pequeños objetos celestes podían compartir de manera estable la órbita de un planeta si permanecían en torno a los denominados puntos de Lagrange L4 y L5, a una distancia de 60º por delante y por detrás del planeta. Sin embargo, hubo que esperar a 1906 para que Max Wolf describiera el primer asteroide ‘troyano’, que fue denominado ‘588 Aquiles’,
Como la gran mayoría de los objetos de estas características descubiertos posteriormente, se encontraba en la misma órbita de Júpiter. A partir de 1990 comenzaron a hallarse ‘troyanos’ en Marte y Neptuno.
Difíciles de detectar desde la Tierra
La existencia de asteroides ‘troyanos’ en estos tres planetas hizo que los astrónomos se preguntaban si el nuestro también contaría con estos acompañantes. Sin embargo, estos objetos son difíciles de detectar por los telescopios terrestres en el cielo diurno, por lo que hasta ahora no se había localizado ninguno. Los astrónomos aún no saben cómo se originaron y barajan varias teorías.
En total se han descrito más de 4.000 ‘troyanos’, aunque los científicos creen que hay cientos de miles de asteroides de diferentes tamaños compartiendo órbita con los planetas del Sistema Solar, muchos de ellos con diámetros superiores a 2 kilómetros.
El comportamiento futuro de estos objetos celestes es impredecible. Un estudio publicado en 1997, también en la revista ‘Nature’, sugería que algunos grandes asteroides que comparten trayectoria con Júpiter pueden ser expulsados de la órbita y llegar a colisionar con la Tierra. Según calcularon los investigadores de este estudio, alrededor de 200 asteroides ‘troyanos’ de más de un kilómetro de diámetro ya habían salido de la trayectoria de Júpiter. El choque con nuestro planeta, si llegara a ocurrir, podría tardar millones de años en producirse.