En unos de los últimos cursos, a algunas de las personas que asistían les llamaba la atención que, en diferentes tradiciones o enseñanzas, desde la medicina tradicional china, hasta las matemáticas, pasando por las explicaciones metafísicas, existan correspondencias tan exactas entre diferentes cosas que parecen estar tan alejadas, como pueden o parecen ser un olor, un sabor, una nota musical, un color, un número, un órgano físico del cuerpo humano o un rayo gamma.
Todo tiene una explicación, y esta explicación está basada evidentemente en los procesos energéticos y componentes que forman absolutamente todo lo que existe. No hace falta recordar que un ser humano, una mesa, una flor, una nube o Venus, estamos hechos todos de energía, de partículas vibratorias, de componentes básicos nacidos del océano primordial de éter, simplemente en diferentes estadios de condensación, frecuencia y vibración. Es todo lo que hemos visto en los últimos artículos.
Grupos de vibraciones
El estudio de la materia y de la energía que el ser humano ha realizado a lo largo de su historia, ha conseguido medir, con mayor o menor exactitud, la frecuencia de vibración de los diferentes tipos de energía que somos capaces de detectar en nuestra realidad física. Si buscamos por Google los diferentes rangos frecuenciales en los que dividimos todo aquello que podemos observar, tenemos una clasificación del siguiente tipo, ordenadas de mayor a menor:
Rayos Cósmicos – Van de una frecuencia de 1024 Hz hasta una frecuencia infinita indeterminada
Rayos Gamma – Comprendidos más o menos entre los 1019 y 1024 Hz
Rayos X – Aproximadamente entre 1016 y 1019 Hz
Rayos ultravioletas- Comprendidos más o menos entre los 1014 y 1016 Hz
Espectro de colores visibles- Aproximadamente en un rango de frecuencias de 1014 Hz
Infrarrojos – Entre 1012 y 1014 Hz
Ondas caloríficas – Entre 1011 y 1012 Hz
Micro-ondas- Aproximadamente entre 108 y 1010 Hz
Ondas de radio- Funcionan principalmente en frecuencias de 104 y 108 Hz
Ultrasonidos- Aproximadamente 104 Hz
Ondas sonoras audibles por el oído humano- Entre 101 y 104 Hz
Olores, Sabores – Entre 10 y 100 Hz principalmente
Infrasonidos- Por debajo de 10 Hz
Materia física- Por debajo de 10 Hz
Dentro de esta escala anterior, cada grupo de vibraciones tiene una estructura “musical”, siguiendo la ley de las octavas, de forma que, tanto si hablamos de rayos gamma, como si hablamos de los olores, las frecuencias y energías que los componen existen en niveles diferentes de vibración siguiendo la estructura de notas del DO al SI, donde el DO es el nivel más bajo en vibración dentro de esa octava, y el SI el más alto. Dentro de cada grupo, puede haber muchas octavas, a priori, según algunas enseñanzas, hasta 144 sub-octavas dentro de cada macro-octava o división de la escala anterior.
Misma nota, mismas características
Sin embargo, como todo sigue el mismo proceso fractal y repetitivo, las características del “DO” de la escala de olores, tiene correlación con las características del “DO” de los colores visibles, también con las características del “DO” de las ondas sonoras, igual que con las de los elementos de la materia física, con la octava de elementos químicos, con la octava de los sabores, etc., etc. Así, pasa igual con las otras notas, aquello que resuena como “RE” en la escala de infrasonidos, tiene correlación con aquello que vibra en “RE” en la escala de las micro-ondas, de los ultravioletas, de los sabores, de las ondas sonoras, de los órganos del cuerpo humano, de las fuerzas de la naturaleza, etc., etc.
Espero entendáis la idea. De aquí, uno puede, o podría, si relaciona y hace las correspondencias adecuadas, entender porqué, por ejemplo, el órgano físico que sea se relaciona con la nota musical tal, el olor tal, el sabor tal, la emoción esa, el mineral ese, el color este, el número no se que, o la vibración aquella (no estoy dando ejemplos concretos porque lo que quiero es explicar el mecanismo del porqué de la asociación). Simplemente todo lo que se encuentra en la misma posición de su escala vibratoria y octava correspondiente está relacionado con el mismo nivel del resto de octavas que componen nuestra realidad.
Puesto que, por ejemplo, un órgano físico en la octava de vibración que corresponde a los órganos del cuerpo humano está asociado a la nota X, todo lo que en las otras octavas de otros grupos y conjuntos de ondas (sub-octavas) esté asociado al mismo nivel que esa nota ( el FA de distintos tipos de materia, con el FA de los infrasonidos, con el FA de los olores, con el FA de los sabores, con el FA de los colores visibles, con el FA de las ondas sonoras, etc., etc.) podrá ser usado como instrumento para influir en el órgano, ya que, por resonancia, por armónicos y por las características de cada elemento dentro de su octava particular, ese color, olor, energía, nota musical o tipo de materia tiene las mismas propiedades complementarias que el órgano físico en cuestión, simplemente en diferente estado de vibración y composición energética.
Así, espero que ahora ya será más sencillo entender todas las tablas de correspondencias que existen en múltiples disciplinas, en mi caso, evidentemente, en el caso de las terapias energéticas, pues entendemos porqué cosas que a priori parecen tan dispares por pertenecer a ordenes de manifestación distintos, son aplicables y complementarias entre si y podemos usarlas para que se influencien unas con otras y nos ayuden según lo necesitemos.
Autor/ David Topí
Sabiens