Sentimiento, deseo y emoción. Hechizos e ilusiones.

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Uno de los máximos servicios que un hombre puede hacer es empezar a dispersar o disipar sus propios hechizos e ilusiones, y ser, en su medio ambiente y en el mundo, un centro de vida más abundante, uno que representa la realidad en todos los niveles, y prepara el camino para la iluminación de toda la humanidad.

En este capítulo procuraremos aprender acerca del sentimiento, del deseo y de la emoción, luego sobre los cuatro obstáculos principales en el Sendero, a saber, el hechizo, la ilusión, maya, y sobre un gran obstáculo llamado clásicamente el Habitante del Umbral.

El sentimiento es la respuesta del cuerpo astral a las impresiones externas e internas. El mundo objetivo no sólo impresiona al cuerpo astral sino también a los mundos subjetivos, a los mundos de la mente y la intuición; el mundo de las energías hace y de tal modo crea sentimientos.

Nosotros, en la mayoría, somos controlados por nuestros sentimientos, y nuestros sentimientos son condicionados por el desarrollo de nuestro cuerpo astral. Si nuestra naturaleza astral es más refinada, el registro será más fino y preciso.

El deseo se crea cuando el sentimiento es controlado por el Pensador y se halla que hace al hombre más libre y expansivo. Esto también crea la sensación de placer o felicidad. El deseo es el impulso de continuar esta experiencia expansiva y dadora de placer.

También sucede que el sentimiento puede registrar dolor que significa limitación. Entonces el sujeto desarrolla el deseo de escapar del dolor. En realidad, el deseo es la primera expresión del poder volitivo dentro del hombre; es el rayo de luz que lleva de vuelta a casa, aunque en sus prístinas expresiones está nublado y retorcido, pero eventualmente se convierte en aspiración, determinación y poder volitivo, en el Sendero.

La emoción es la ampliación y el colorido del sentimiento mediante la reacción de la mente humana. Cuando los cuerpos astral y mental registran simultáneamente cualquier acontecimiento o impresión, usted tiene dos impresiones que actúan y reaccionan una sobre otra. Esta interacción produce la emoción. Las emociones negativas se crean a través de la actividad mecánica de la mente, debido al contenido encantador del cuerpo astral. Las emociones positivas se crean cuando el Pensador maneja al sentimiento. Las emociones positivas son principalmente la compasión y el amor verdadero.


El registro simultáneo por estos dos cuerpos crea en ellos reacciones diferentes. Por ejemplo, el cuerpo astral registra como una placa fotográfica, pero el cuerpo mental registra el mismo acontecimiento al que le añade y mezcla el registro de muchas impresiones pasadas, que caen en la misma categoría.

En un sentido, el registro del cuerpo astral es más preciso que el registro del cuerpo mental porque el cuerpo mental racionaliza cuando registra; es activo, pero el cuerpo astral es pasivo al tiempo del registro.

El registro del cuerpo astral se vuelve complejo y se mezcla cuando interfieren las emociones y los hechizos, después del registro. 

La emoción es sentimiento más reacción mental, o interferencia mental sobre el sentimiento. La sustancia de la emoción es fuerza astral y mental. Cuando el nuevo sentimiento tiene más asociaciones astrales que reacción mental a las impresiones, el sentimiento controla el mecanismo o el “hombre”. Si la reacción mental es más fuerte, entonces la mente controla el juego a través de las emociones.

El sentimiento, como dijimos, es más puro que su registro, pero como una placa fotográfica el cuerpo astral no tiene la discriminación de la inteligencia, de modo que pueden registrarse y contarse como reales y adecuados a la meta cualesquiera fenómenos. He aquí por qué créanse los hechizos: el registro correcto de los fenómenos ilusorios, que el alma humana en desarrollo toma o acepta como una parte de la realidad, se identifica con el cuerpo astral y físico.

Un hechizo es no sólo una forma astral sino también una vida astral. La energía vital es un deseo de cualquier género en el plano astral que anima al hechizo y lo convierte en un factor fuerte y dominante en la vida del aspirante, cegándole y descarriándole en todas sus expresiones y relaciones a fin de asegurar su satisfacción y sobrevivencia.

A veces, las fuerzas oscuras atacan trabajando a los discípulos a través de muchos géneros de hechizos impuestos. Tal ataque ocurre cuando el discípulo es muy sensible y está próximo a un progreso avanzado. Por ejemplo, crean un hechizo de fracaso, un hechizo de no ser amado, un hechizo de enfermedad, y demás.

El hechizo, como una nube, viene y se establece alrededor o dentro del aura del discípulo y se hunde gradualmente en su mente, y aquél empieza (por ejemplo) a sentirse enfermo. Un poco después –según el contenido del hechizo– el discípulo se imagina que está muy enfermo; imagina qué sucederá si su enfermedad continúa y cómo será afectada la gente, y qué le sucederá al trabajo que comenzó, y toda la dramatización tiene lugar con un fuerte colorido emocional. Una vez que empieza esta fase, el hechizo penetra más profundamente desde el cuerpo astral hasta el cuerpo etérico, y afecta los órganos que están involucrados en el hechizo; entonces el discípulo se siente realmente enfermo. A medida que continúa sintiéndose enfermo, su dramatización se vuelve más fuerte y dolorosa, y el hechizo le posee más, hasta que se vuelve semejante a un cuchillo clavado en su cuerpo, por el cual sufre, pero que no puede librarse.

Este hechizo no se limita al discípulo. La fuente del hechizo fabrica otros hechizos, y los envía a los asociados del discípulo para hacerles reforzar el hechizo original sobre el discípulo. Por ejemplo, empiezan a pensar que se está debilitando, y que probablemente va a morir. Estos pensamientos estimulan en sus mentes muchos hechizos y vanidades pequeños, y empiezan a pensar en ser el sucesor futuro del discípulo y, desarrollan un desánimo y dejan al discípulo librado a su destino, ocupándose ellos de sus propias actividades personales. Asimismo, el hechizo esparce semillas en las mentes de los asociados del discípulo, y estas semillas se expresan como sueños y visiones que les
hacen creer que provienen de fuentes superiores. Una vez que estas vanidades y sentimientos de fracaso o desánimo se establecen en los corazones de los aso-ciados del discípulo, el hechizo de éste se agranda y fortifica, y puede tener incluso un efecto mayor sobre su salud.

Las ilusiones trabajan del mismo modo, sólo que son más mentales que astrales; empero pueden reforzarse mediante hechizos y el mal pensamiento de sus enemigos.

¿Qué puede hacerse en tales situaciones? El discípulo deberá:
1.Averiguar y reconocer la existencia del hechizo.
2.Atacarlo con las flechas del coraje espiritual, de la fe y la confianza en la fuente de la vida y el fuego dentro de él.
3.Crear imágenes contrarias de salud, buen éxito, victoria y alegría.
4.Invocar la ayuda de su Maestro, o el Cristo.
5.Esparcir palabras de optimismo, buen éxito e imágenes de prosperidad futura.
6.Notar y luego impedir el acceso de cualesquiera expresiones negativas de sus asociados y de él mismo.
7.Ver las vanidades en desarrollo en sus asociados y destruirlas con clara sinceridad.
8.Saber que su destino está en las manos de su Ángel Solar y de su Maestro, y que nada podrá interferir en la decisión de Aquéllos.
9.Tener un tiempo especial para estar diariamente en la luz de Cristo.

– Extracto de «Cuatro Obstáculos en el Sendero» de Torkom Saraydarian.

 

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