A pesar de que la Navidad ya pasó, la Navidad debe ser todos los dias…
The Nativity With The Adoration Of The Shepherds
Giorgio Vasari, 1554
Óleo
Colección Privada
Estas fechas, en las que la mayoría de las personas se aprestan para recibir a familiares y amigos, para agasajarlos con algún regalo… parece una gran carrera hacia una mesa donde se come y se bebe en grandes cantidades, para después de las doce abrir los regalos y participar de los fuegos artificiales. Hay una buena intención en el compartir, en el reunirse, en el celebrar el hecho de estar juntos… pero mi corazón precisa más. No puede ser este un rito vacío.
La necesidad de re-significar la Navidad, recordar su causa y su propósito, es lo que quisiera compartir en esta ocasión. Quizás como consecuencia de indagar en el contraste entre una navidad superficial y una Navidad Profunda, surgirá un estado de agradecimiento real, cuando alcancemos a vislumbrar la enorme posibilidad que precipita en estos días sobre la humanidad.
Birth of Christ
Antoine Pesne, 1745
Óleo sobre lienzo.
Tamaño: 48.5 x 72 cm
Galería: Hermitage, St. Petersburg, Russia
El punto de partida es el nacimiento del niño Jesús. Más allá del debate acerca de la fecha histórica del nacimiento; cada año, el 25 de Diciembre y fechas aledañas, el inconsciente colectivo de la humanidad se encuentra presto para recordar tal acontecimiento simbólico, que representa el nacimiento del Principio Crístico en el corazón del hombre.
El arte se ha encargado de difundir este mensaje de naturaleza espiritual. Pero tal mensaje cala hondo sólo para quienes accedan a la obra con humildad, despojándose de conceptos intelectuales, permitiéndose ser vulnerado y transportado por la imagen.
Podremos sumergirnos en la simbología que cada elemento y personaje nos evoca, dentro de la arquetípica representación del nacimiento en Belén. Finalmente, el verdadero mensaje será reconocido por el corazón. Ya lo decía el maestro búlgaro-francés Omraam Mikhaël Aïvanhov, en una conferencia registrada en el libro “Navidad y Pascua en la tradición iniciática”:
Para que el Niño Jesús nazca son precisos un padre y una madre. El padre, José, es el intelecto, el espíritu del hombre. La madre,María, es el corazón, el alma. Cuando el corazón y el alma están purificados, entonces nace el niño: pero no nace del intelecto y del espíritu, nace del Alma Universal, que es el Espíritu Santo bajo forma de fuego, de amor divino… de una pura llama que viene a fecundar el alma y el corazón del ser humano. El alma y el corazón representan el principio femenino, receptivo, mientras que el intelecto y el espíritu representan el principio masculino que prepara las condiciones
para que el Espíritu Santo, es decir, el Alma Universal, que es fuego, tome posesión del alma, de María. Entonces es cuando nace el CristoNiño.
The Nativity, Gustave Dore
Serie: The Holy Bible
(…)El establo representa el cuerpo físico. ¿Y el buey? Sabéis que en la Antigüedad el buey, el toro, siempre fue considerado como el principio de generación. En Egipto, por ejemplo, el buey Apis era el símbolo de la fertilidad y de la fecundidad. El buey está bajo la influencia de Venus y representa la energía sexual. El asno, por su parte, está bajo la influencia de Saturno y representa la personalidad, es decir, la naturaleza inferior de hombre, lo que se llama el viejo Adán, testarudo, terco, pero buen servidor. Y los dos animales estaban allí para servir a Jesús. Pero servirle, ¿cómo? Os revelaré ahora un gran misterio.
Cuando un hombre comienza a trabajar para perfeccionarse, entra en conflicto con las fuerzas de la personalidad y las de la sensualidad. El Iniciado, precisamente, es aquél que ha conseguido dominar estos dos tipos de fuerza y los ha puesto a su servicio. Como veis no las aniquila, no se dice que estos dos animales hubiesen sido expulsados o suprimidos; estaban allí presentes, pero, ¿qué hacían? Soplaban sobre el Niño Jesús, le calentaban con su aliento… Por tanto, cuando el Iniciado consigue transmutar el asno y el buey, ambos se ponen a su servicio y acuden a calentar y a alimentar al niño recién nacido con su aliento. Estas fuerzas ya no le atormentan, ni le desquician ni le hacen sufrir, sino que se transforman para él en fuerzas vivificantes. El aliento es vida. Como veis, el aliento del asno y del bueyes una reminiscencia de aquel soplo con el que Dios creó el alma del primer hombre. El asno y el buey sirvieron al Niño Jesús: eso significa que todos aquellos que tengan a Cristo dentro de sí serán servidos por su personalidad y por su sensualidad, que son dos fuerzas extraordinariamente útiles cuando se usan adecuadamente.
Star of the Hero
Звезда героя
Star of the Hero. Nicholas Roerich, 1936
Témpera
Tamaño: 92.3 x 122 cm
Nicholas Roerich Museum, New York, USA
(…)Y, ¿qué es laestrella? Se trata de un fenómeno que se produce inevitablemente en la vida de un verdadero místico, de un verdadero Iniciado. Sobre su cabeza aparece una estrella, un pentagrama luminoso. Arriba es como abajo y abajo es comoarriba. Este pentagrama debe, pues, existir doblemente. En primer lugar, el hombre mismo es un pentagrama viviente, y después, en lo alto, en el plano sutil, cuando ha desarrollado plenamente las cinco virtudes: la bondad, la justicia, el amor, la sabiduría y la verdad, le representa otro pentagrama en forma de luz. Esta luz, esta estrella que brillaba sobre el establo, significa que, de cada Iniciado que lleva dentro de sí el Cristo vivo, sale siempre una luz, una luz que serena, que alimenta, que reconforta, que sana, que purifica, que vivifica… Un día, otros perciben desde lejos esta luz y sienten que algo especial se manifiesta a través de este ser. Y este algo, precisamente, es Cristo; entonces los dirigentes, las autoridades, los poderosos y los ricos se acercan a él. Y hasta los grandes jefes religiosos, que seimaginaban ser lo más alto, sienten también que algo les falta, que todavía no han llegado a este grado de espiritualidad, y vienen a instruirse, vienen a inclinarse ante él y a traerle regalos.
Esta es la razón de la presencia de los tres magos, Melchor, Baltasar y Gaspar, junto al Niño Jesús. Estos magos eran los jefes de grandes religiones en sus países respectivos, y acudieron. ¿Por qué? Porque sintieron la luz. Como eran astrólogos, habían observado en el cielo ciertas configuraciones planetarias excepcionales e interpretaron que debía de producirse en la tierra algún acontecimiento extraordinario. El nacimiento de Jesús corresponde pues, también, a un fenómeno que se produjo en el cielo hace dos mil años.
Estos Reyes Magos le ofrecieron oro, incienso y mirra, y cada uno de estos regalos era simbólico. El oro significaba que Jesús era rey, ya que el color del oro es el color de la sabiduría, cuyo resplandor brilla sobre la cabeza de los Iniciados como una corona de luz. El incienso significaba que era sacerdote, pues el incienso representa el ámbito de la religión, es decir, del corazón y del amor. Y la mirra es un símbolo de inmortalidad, pues se usaba para embalsamar los cuerpos y preservarlos así de la destrucción.”
Igual que el arte, hace 40000 años, nacía en lo profundo de una caverna oscura; pudiendo apreciarse su trascendencia, sólo bajo la luz del fuego, el fuego que otorga movimiento, el fuego que transforma; el nacimiento en Belén es el símbolo de la chispa divina que todo lo ilumina, la chispa de la Célula Crística, que nace en una cueva oscura, la cueva del corazón.
Se trata de un “nuevo nacimiento del alma en el seno de la personalidad”. En palabras de Michel Coquet¹: “Por primera vez en la vida del ser humano comienza a batir la pulsación divina al ritmo de la vida, pulsación que desde ese momento crecerá sin cesar hasta elevar la conciencia del ser humano hasta la misma pulsación de Dios(…) un primer toque del ser espiritual interno, gracias al cual se siente por primera vez un cambio maravilloso y una efusión de amor que ya nunca será olvidada y que le llevará incansablemente a través del tiempo y de los sufrimientos de la experiencia humana a intentar reencontrar y amplificar ese estado embrionario de felicidad.“
Es nuestro anhelo, que la Célula Cristica nazca en el corazón de todos los hombres y mujeres de la tierra. Por una nueva humanidad conciente,
Felices Fiestas!!
G. Ch.
The Nativity, William Blake, 1800
Témpera
Galería: Philadelphia Museum of Art, Philadelphia, PA, USA
¹Los Maestros de la Gran Logia Blanca, Edit. Edaf, 1996
https://gabychavarini.wordpress.com/2014/12/24/la-otra-navidad/
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