La aldea global que tan certeramente definió el filósofo canadiense Marshall McLuhan nunca tuvo una expresión tan fidedigna como la que ahora están protagonizando los mercados bursátiles.
No está claro si Wall Street abrió a la baja arrastrado por el mal comportamiento de Europa tras la siempre importante intervención del presidente del BCE, Jean Claude Trichet o si fue Europa la que decidió tirar la toalla tras la apertura bajista en Wall Street. Y lo cierto es que poco importa la causa cuando el resultado es el que se vió ayer. Las bolsas se hundieron y el oro volvió a marcar un máximo histórico en los 1.681 dólares. En Europa, los inversores no encontraron el calmante ansiado en las declaraciones ambiguas del presidente del BCE sobre la compra de deuda pública y eso acabó con la esperanza del mercado al esperar declaraciones más contundentes. La reacción en los parqués no se hizo esperar y las ventas volvieron a la carga.
En España, poco duró el alivio que generó el aprobado que el Tesoro obtuvo en su particular examen con la colocación de bonos a 3 y 5 años. Una subasta en la que, aunque consiguió colocar el objetivo inicial previsto, lo hizo pagando un 12% más por los títulos. El aliciente no fue bastante para calmar a un Ibex 35 que, otro día más, decidió coquetear con sus soportes. A pesar de que las compras quisieron dar los buenos días al selectivo que logró recuperar la barrera psicológica de los 9.200 puntos por la mañana, los perdió.
Tras las declaraciones de Jen Claude Trichet y la apertura bajista de Wall Street, el selectivo se desangró un 3,89% hasta los 8.686 puntos, su nivel más bajo desde junio de 2010.
Los frentes abiertos reavivaron el miedo a que la temida recesión mundial se encuentre cada vez más cerca o, incluso, ya sea una realidad. El temor se reflejó en todas las plazas europeas y todas, sin excepción, terminaron vestidas de rojo, con caídas entre el 3% y 4%. El mayor castigo de los inversores fue para Italia, cuyo indicador bursátil se anotó un descenso del 5,16%. Pero el ánimo de los accionistas también azotó con fuerza al Cac 40, el principal indicador bursátil francés, que cayó un 3,9% hasta los 3.320 puntos. Y suma y sigue. El bastión alemán, el indicador Dax, encadenó su séptima caída consecutiva con un descenso del 3,4%.
Pesimismo en EEUU
Junto a la crisis europea, las dudas que recaen sobre la economía estadounidense pesan cada vez más y más. El acuerdo para elevar el techo de deuda, aprobado el pasado 2 de agosto, sigue sin convencer a un mercado lleno de incertidumbre. Y no sólo eso. En los últimos días, la publicación de algunos datos macro estadounidenses, que indican la evolución de la economía del país, no han sido alentadores para disipar la idea de la recesión.
Lo cual no significa que la publicación de un buen dato macro introduzca automáticamente un balón de oxígeno. Wall Street abrió ayer la baja a pesar de la divulgación del dato de las peticiones semanales de subsidio por desempleo, que descendieron en 1.000 peticiones, hasta las 400.000, es la cifra más baja desde principios del mes de abril, según el Departamento de Empleo de EEUU.
Pero ello no impidió que el Dow Jones y el S&P no sólo rubricaran tras su cierre de ayer su peor racha desde junio del año pasado -ambos ceden más del 9% en las últimas dos semanas tras las caídas del 4,31% y 4,78% de ayer respectivamente- o las mayores caídas diarias desde febrero del año 2009, sino que además el Dow Jones pasó a negativo en 2011 y el S&P perdió el soporte que un día antes había conseguido mantener in extremis: los 1.250 puntos. Un nivel que debería recuperar al cierre semanal para que se mantenga la esperanza alcista.
Sin embargo, los alcistas no lo tendrán nada fácil. Un dato macro, de esos que tantas decepciones han provocado últimamente en el mercado, es el que tiene la llave que puede permitirles regresar al parqué, ahora lleno de inversores bajistas (de hecho, según los últimos datos de la encuesta de sentimiento de los inversores publicada por la American Asociation Individual Investors, el número de bajistas ha crecido hasta el 49,9%, el nivel más alto desde julio de 2010).
El dato esperado es la publicación de la tasa de empleo, que se espera que se mantenga en el 9,2%. Lo previsible es que si se supera, el rojo vuelva a brillar en el parqué pero por el contrario si es más bajo, puede alejar la idea, cada vez más instalada entre los inversores, de una vuelta a la recesión por parte de EEUU, la primera economía del mundo.
Fuente: https://selenitaconsciente.com
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