CONDE DE SAINT- GERMAIN

La referencia que se tiene del enigmático conde de Saint-Germain data del año 1710 y proviene de dos fuentes insospechables: el compositor Jean Philippe Rameau y la joven condesa Von Georgy. Ambos coincidieron en describirlo como un individuo de alrededor de cuarenta y cinco años, dueño de un carisma especial y de una personalidad arrolladora. El 3 de abril de 1784, el burgomaestre de Eckenforde, la pequeña ciudad alemana junto a las costas del Báltico, anunció la muerte de “aquel que era conocido, tanto aquí como en el extranjero, con el nombre de conde de Saint-Germain y Welldone y que vivió en nuestro país durante esos cuatro últimos años”.
Entre una y otra fecha tuvo que haberse desarrollado, oficialmente, la vida del conde. Aquí surge el primer interrogante, aunque no el único. Si en 1710, según la descripción del músico Rameau y de la condesa Von Georgy, Saint-Germain era un hombre que frisaba los cincuenta años, al morir -en 1784- tendría que haber superado los ciento veinte años de edad. Una cifra bastante improbable; al menos para un individuo normal.
Pero el conde de Saint-Germain, de esto no hay duda, no era un individuo normal; existen numerosas evidencias que probarían que ni siquiera fue un ser humano sino una fuerza superior que simplemente se encarnaba en ciertos seres humanos.Cientos de libros se le atribuyen y constantemente se siguen editando nuevos volúmenes que llevan su firma. Entre todos ellos destaca un texto ya clásico: La santísima trinosofía. En las páginas de ese tratado, Saint-Germain brinda las claves de su eterno vivir: “Me fueron abiertas las puertas de la inmortalidad -dice- La nube que cubre los ojos de los mortales se disipó y los espíritus que preceden los elementos me reconocieron como señor suyo.
”Entró en el cuerpo de un anónimo hombre del paleolítico y en el de un faraón de primera dinastía. Se reencarnó en el profeta Samuel, de la tribu Leví y en San Albano, el primer santo británico, en el siglo III.Dos centurias mas tarde visitó el cuerpo del mago Merlín y entre los años 1214 y 1294 fue Roger Bacon, más conocido por el mote de “Doctor Mirabilis”.Después ocupó el cuerpo de Chistian Rósenkreutz y en 1561 nación encarnado en Francis Bacon.
Por último, en 1696, cuando el señor del Karma le comunicó que estaba listo para su Ascensión definitiva, el conde solicitó continuar en la tierra con un cuerpo físico. En ese año adoptaría el nombre de Saint-Germain, que en el código cifrado Rosacruz significa “Santu Germanus”; es decir: “Hermano Santo”.Luego de que Jean Philippe Rameau y la condesa Von Georgy esbozaran la primera descripción que se conoce del conde, no fue tan arduo seguirle los pasos. Se sabe que entre 1737 y 1742 estuvo en la corte del sha de Persia.
Allí habría ampliado enormemente sus conocimientos esotéricos y conocido los secretos que se esconden en los diamantes.En 1743 hizo, por fin, su gran presentación en la sociedad: la célebre madame de Pompadour lo introdujo en la corte de Luis XV. Por entonces se hablaba de “un extraño caballero, enormemente rico a juzgar por la magnificencia de sus joyas, que acababa de llegar de Venecia.” No se sabía quien era, pero aquellos que lo habían conocido hablaban de su enorme poder de seducción y de su prodigiosa inteligencia: era capaz de abordar cualquier tema y se expresaba cómodamente en cualquiera de las lenguas importantes.
Dominaba a la perfección el castellano, el inglés, el francés, el italiano y el alemán, y hablaba con soltura el hebreo, el sánscrito, el latín, el chino y el japonés.Bastaron unos pocos días en la corte de Luis XV para que el conde de Saint-Germain conquistara a las principales figuras del reino.. Era el invitado de honor en todas las recepciones y se hizo amigo íntimo del rey de Francia: era uno de los poquísimos cortesanos que podía ingresar a los aposentos reales sin aviso previo.Entre 1744 y 1745 se sabe que estuvo en Inglaterra, pero no en la corte, sino en la cárcel: lo arrestaron bajo el cargo de ser un espía al servicio del rey de Francia.
Muy pronto descubrieron el error y recuperó su libertad.De aquella época se guarda una curiosa descripción hecha por el escritor Horacio Walpole, quien dijo e el: “Canta y toca maravillosamente el violín, compone, esta demente y no es muy razonable”. Entre 1747 y 1756 se pierde su rastro. Según se ha podido confirmar, se lo vio dos veces en la India.Hay quienes afirman que anduvo nuevamente por París, Viena e Inglaterra.
Lo verdaderamente real es que en 1757 regresó a la corte de Luis XV; allí estuvo hasta 1760.En una de las recepciones se reencontró con la condesa Von Georgy que, por supuesto, había dejado de ser aquella jovencita que conociera en 1710.Según confesiones de la condesa, Saint-Germain no había perdido su juventud, se lo veía incluso algo mas joven de como ella lo recordaba medio siglo atrás.En las dos siguientes décadas se recibieron noticias de sus actividades políticas y científicas desde diferentes puntos de Europa.
Se hablaba de “un hombre en extremo singular capaz de transmutar el hierro o un metal tan precioso como el oro.”Se decía que era propietario de una fábrica en Venecia, con mas de cien operarios que mediante cierto secreto proceso eran capaces de convertir el áspero lino en suave seda.Era, además, un innegable vidente: después de la muerte de Luis XV, le advirtió a Luis XVI y a María Antonieta que se avecinaba una “gigantesca conspiración que cambiaría por completo el orden de las cosas.”
Los monarcas no le prestaron atención y el conde partió rumbo a Alemania. Allí lo sorprendió la muerte: falleció el 27 de febrero de 1784, fue enterrado el 2 de marzo. Pero esto no fue el fin de la historia sino un capítulo mas en la azarosa existencia del conde de Saint-Germain. A partir de esa muerte se lo vería muchísimas veces mas y se lo sigue viendo. El historiador alemán E. M. Oettinger aseguró haberlo encontrado el París, una larga noche del año 1835.El embajador inglés Charles Vandam habló con el en la corte de Luis Felipe, en el año 1846. Madame Blavatski ha registrado que lo encontró en el Tíbet a fines del siglo pasado; y ya en este siglo, el sabio inglés Leadbeater aseguró que había discutido con él en Roma, una tarde de abril de 1901.
Hay testimonios de que estuvo por Buenos Aires en pleno festejo del centenario, entonces, dicen, anticipó la guerra que se produciría en 1914. Tres años mas tarde fue un importante estratega bolchevique de activa participación en la revolución rusa de 1917.
En 1934 se supone que había regresado a la ciudad eterna, porque el escritor italiano Enrico Contardi-Rhodio habló con él en Piazza Navonna. Cinco años mas tarde un aviador norteamericano lo en encontró en el Tíbet: dijo haber hablado con un monje de origen europeo que se presentó como conde de Saint-Germain.
En 1970, se asegura que integró los equipos de astronautas de la NASA, cuando las misiones Apolo estaban en su apogeo.Hasta ahora ésa era la última aparición pública de la que se tenía noticia. Ahora, la figura del conde de Saint-Germain surge una vez mas. En esta oportunidad en un rincón del mundo que aparentemente nunca antes había visitado. La información es escueta pero suficientemente significativa: Amir Javir al-Ahmad al-Jabar al-Sabah, la máxima autoridad del emirato de Kuwait, desde hace un tiempo cuenta con un consejero no árabe.
Se trata de un europeo, de aproximadamente 45 años, que asombró a la totalidad del califato por su formidable erudición y por la manera en que cautiva a todos los que lo rodean. Cuando le piden sus señas, se limita a decir conde de Saint-Germain

4 comentarios en “CONDE DE SAINT- GERMAIN

    1. Una buena pregunta Angel Véliz:
      Las pruebas documentales que sitúan a este personaje a lo largo de la historia corroborando su aparente inmortalidad, son desconcertantes.

      Un saludo

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