La familia del teniente Moaz al Kasasbeh ha soportado más de 40 días de angustia desde que supo que éste había sido capturado por el grupo autodenominado Estado Islámico (EI).
Sin embargo, la semana pasada fue la más traumática.
Los militantes establecieron dos plazos para alcanzar un acuerdo y amenazaron con matar al piloto jordano si el gobierno no entregaba a una mujer iraquí a cambio de un periodista japonés.
Pasó miércoles, luego el jueves y nada ocurrió al respecto.
Pero ahora, al parecer, el periodista japonés Kenji Goto está muerto y Jordania espera ansiosamente por noticias sobre el teniente Kasasbeh.
Militantes islamistas capturaron a Kasasbeh luego de que su aeronave se estrellara en Siria en diciembre y las fuerzas militares jordanas dicen que no han visto pruebas de que esté «a salvo y bien».
Sus familiares afirman lo mismo.
«Hasta ahora no tenemos noticias sobre si mi hermano está vivo o no, pero esperamos en nombre de Dios que esté vivo», me dice Jawat Kasasbeh
«Es demasiado difícil imaginar todo lo que hemos pasado. Esperamos que Dios nos dé el chance de volver a ver pronto a mi hermano», añade.
«No es nuestra guerra»
En un edificio comunitario de la capital jordana, Amán, sorbiendo café amargo y envueltos por el humo del cigarrillo, los miembros de la poderosa familia del piloto de combate -de Karak, al sur de Amán- aguardan por el desarrollo de los acontecimientos.
Carteles del piloto de 26 años vistiendo su uniforme y con la leyenda «Todos somos Moaz» están dispuestos en las paredes del lugar.
Mientras acaricia nerviosamente una especie de rosario, el padre del piloto, Safi al Kasasbeh, recibe políticos y figuras públicas.
Cuando Moaz se unió a la fuerza aérea nunca supimos que se uniría a otros países para combatir fuera de nuestras fronteras.
El miércoles en la noche, tras una manifestación a las afueras del cercano Palacio al Hussein, se reunió con el rey Abdalá.
El monarca, según dice Kasasbeh, le aseguró que «todo va a salir bien, con la voluntad de Dios».
Kasasbeh ha sido un fuerte crítico de la forma cómo las autoridades jordanas han manejado el asunto, además de su política exterior.
Cuando hablé con él, dijo que, en primer lugar, su hijo nunca debió haber sido parte de la coalición liderada por EE.UU. que combate al EI.
«Cuando Moaz se unió a la fuerza aérea nunca supimos que se uniría a otros países para combatir fuera de nuestras fronteras», comentó.
«Realmente, unirse a la alianza no era algo de nuestro interés. No es nuestra guerra».
El que Jordania y otras naciones árabes predominantemente sunitas se unieran a las fuerzas internacionales en los ataques contra EI -un grupo extremista sunita- en partes de Siria el pasado septiembre fue visto como algo muy importante desde el punto de vista simbólico.
Pero la captura del teniente Kasasbeh -el primer piloto extranjero en caer en las manos de los extremistas- ha endurecido en el país las críticas de la gente a la ofensiva militar.
La divulgación de imágenes humillantes del piloto, desnudo de la cintura para abajo causó una ira generalizada en Jordania.
«Desafortunadamente, el sufrimiento de Moaz al Kasasbeh no está llevando las cosas por un sendero de mayor respaldo a esta guerra contra EI», dice Rula al Farra al-Hroob, un parlamentario jordano.
«Por el contrario, está empeorando las cosas para el gobierno y está haciendo más difícil el convencer a los jordanos de que, en principio, debimos meternos en esta guerra».
Opiniones encontradas
Musa Shteiwi, jefe de Estudios Estratégicos de la Universidad Jordana, dice que el país ya enfrenta una amenaza interna por parte de simpatizantes del EI.
«Mucha gente ve lo que está sucediendo en Irak y Siria como una guerra sectaria y piensa que EI está apoyando a la población sunita en contra de las fuerza chiitas», dice.
«También EI es visto como una resistencia a la dominación de EE.UU. y de Occidente en la región», añade.
Mucha gente ve lo que está sucediendo en Irak y Siria como una guerra sectaria y piensa que ISIS está apoyando a la población sunita en contra de las fuerza chiitas. También Isis es visto como una resistencia a la dominación de EE.UU. y de Occidente en la región.
Sin embargo, Shteiwi sostiene que hay respaldo popular a la participación de Jordania en la coalición porque es «una estrategia preventiva» para hacer retroceder a combatientes del EI que han ido avanzando hacia las fronteras de Jordania.
En su esfuerzo por traer de vuelta al teniente Moaz, el gobierno jordano ofreció intercambiarlo por Sajida al Rishawi, la fallida atacante suicida originaria de Anbar, Irak.
Ella está en el corredor de la muerte en Jordania tras haber sido condenada por su participación en un triple ataque ocurrido en hoteles en Amán en 2005 y en el que resultaron muertas 60 personas.
Rishawi tiene estrechos lazos familiares con la rama iraquí de al Qaeda, un precursor del Estado Islámico. Tres de sus hermanos, muertos en combates en Irak, fueron operadores de al Qaeda.
Aunque hay un consenso general de que negociar con terroristas puede sentar un peligroso precedente, muchos jordanos de a pie respaldarían un acuerdo con los prisioneros.
Los últimos acontecimientos han tenido un profundo impacto emocional y han hecho que la lucha contra el EI parezca mucho más personal.
«Estamos muy consternados. En cada familia sentimos a Moaz como un hijo nuestro», dice Ahlam Sidir, un tendero en el centro de Amán.
«Condenamos la forma brutal con que Daesh (EI) lo ha tratado. Eso nos hiere. Estamos desesperados porque regrese a casa», concluye Sidir.