En el nuevo complejo de oficinas Epicenter de Estocolmo, los trabajadores pueden abrir las puertas o hacer fotocopias con un chip implantado en la mano.
Formado por una antena y un microchip, este dispositivo no necesita baterías para funcionar. Adiós a las tarjetas de identificación y a los códigos, todo lo que el trabajador debe de hacer para abrir, por ejemplo, una puerta es pasar su mano por un sensor.
El complejo Epicenter fue inaugurado hace apenas una semanas con el objetivo de albergar a empresas que se dediquen a la innovación.
Patrick Mesterton uno de sus fundadores.
“Este chip es del tamaño de un grano de arroz, mide unos doce milímetros, explica Mesterton. Incluye un código y se inyecta con una jeringa. Se trata de un medio de identificación que puede comunicar con otros objetos que se encuentren alrededor del usuario. Puedes abrir puertas, puedes imprimir de manera segura documentos y, sobre todo, con este chip puedes comunicar con tu teléfono móvil para enviar los contactos de personas con las que te has reunido”.
Por ahora los beneficios de este chip son limitados pero Mesterton asegura que seguirán investigando qué otras posibilidades ofrece este dispositivo y qué otros productos y servicios podrán ser desarrollados. En el futuro, este chip podría permitir también a sus usuarios comprar comida en la cafetería de la empresa o incluso chequear su estado de salud.
“Este chip podría ser utilizado en el futuro en todos aquellos servicios que hoy necesitan un código, una llave o una tarjeta. Creo que todos los pagos podrían realizarse de esta manera. En lo que respecta a la salud, una persona también podría contactar con su médico, podría enviarle la información de lo que ha comido y en qué estado se encuentra”, asegura Mesterton.