A través de las obras de artistas de todos los tiempos repasaremos el origen, destino y legado de la Orden del Temple, uno de los episodios más enigmáticos de la Historia de la humanidad.
Jacques de Molay, Gran Maestro de los Templarios (1806), Fleury-François Richard. Esta obra representa una escena del último día del Gran Maestre. El confesor personal del rey Felipe IV está tratando de convencerlo de admitir la culpabilidad por los delitos que Molay nunca cometió y revelar el paradero del tesoro y la flota templaria… El sacerdote que representa al rey aparece sentado en lo que se asemeja a un trono, mientras que de Molay se pone delante de él, con grilletes, de pie, manteniendo la hidalguía.
Misterio en su origen
La Orden del Temple fue fundada aproximadamente en 1108. Nueve caballeros franceses se dirigen a Tierra Santa para ser recibidos por el Rey Balduino II quien, con el pretexto de organizar una orden militar para la defensa de los Santos Lugares y de los peregrinos, les sede terrenos en un ala de su palacio, en la mezquita de Omar. Allí se instalarían nueve años… excavando.
Tras sumarse Hugo de Champaña a la misión, en 1125 los templarios reciben extraordinarios beneficios. Logran un gran poderío y sólo rinden cuentas al Papa y al Gran Maestre de la Orden. Esta situación de extrema gracia conduce a la presunción de que tal situación pudo deberse al hallazgo de valiosísimas reliquias durante la excavación, reliquias cuya posesión les daba acceso a una privilegiada y a su vez delicada posición.
Institución de la Orden de los Templarios en 1128. Francois-Marius Granet (1840, óleo sobre lienzo). En 1128 aconteció el Concilio de Troyes, en el que los Templarios reciben su Regla, redactada por San Bernardo de Claraval y el apoyo oficial.
Acusación y desenlace
Para el Rey Felipe IV los templarios eran una piedra en el zapato. No sólo no le rinden pleitesía, sino que poseen mayor feudo, poder y manejan mayor riqueza que él y han creado un sistema similar a una banca, de la cual Felipe el Hermoso es uno de sus principales deudores. El Rey se pone de acuerdo con él Papa Clemente V y comienza una tortuosa persecución: se los acusa de herejía, blasfemia y sodomía. El tiempo y la historia redimirían en cierto punto estas acusaciones, cuando en 2001 la doctora Bárbara Frale encuentra por serendipidad entre los Archivos Secretos del Vaticano un documento único: el Pergamino de Chinon(1308), un acta que revela la intención del Papa Clemente V de absolver a los Templarios. En el estudio que la Dra. Fabre desarrolla en su libro I Templari (2004) observa que aquellos actos de blasfemia y herejía, eran en verdad pruebas que debía sortear el neófito para demostrar la aceptación de una de las principales reglas del Temple: la obediencia a su superior, aún si esto significara quebrantar su propio sistema de creencias. Así lo explica Javier Sierra en su libro La Ruta Prohibida:
“¿Podréis soportar lo insoportable?”, preguntaban al candidato a templario cuando celebraban el capítulo para su ingreso. “Señor, ¡con la ayuda de Dios soportaré cualquier cosa!”, respondía.
Lo que nunca llegó a conocimiento público fue que, tras jurar aquella subordinación absoluta, los novicios eran sometidos a una prueba más. Era una costumbre extraoficial, no escrita. Consistía en que a cada nuevo templario se le conducía a una pequeña estancia adornada por un crucifijo, y allí, en la penumbra, los veteranos lo obligaban a descolgarlo, a abjurar de la imagen clavada y escupir sobre ella.(…) ¿Acaso los novicios no acababan de jurar obediencia absoluta a sus superiores? ¿Y qué estimaban más? ¿Su lealtad recién comprometida…o su fe? Su código de honor se ponía así al borde del abismo, en una costumbre informal que, según el pergamino de Chinon, no pasaba de ser una desafortunada burla.
Una broma cuartelaria.
Una novatada.
¿A eso se reducían, pues, las terribles herejías del Temple?
El nombramiento de un caballero templario. Anónimo.
Misterio en el final
Sin embargo, otro destino esperaba a los Pobres Caballeros de Cristo. Su inquebrantable fortaleza aquel viernes 13 de octubre del año 1307 deja sus puertas abiertas aceptando su suerte. Al ser apresados comienza el proceso que daría fin a los últimos templarios y a su Gran Maestre Jacques de Molay, condenados a morir en la hoguera por decisión de la “Santa” Inquisición. Todos los bienes fueron incautados, con excepción de la flota y del llamado tesoro templario que para entonces ya habían desaparecido.
Tras siete años de proceso penal, la historia concluye en la quema de París. El 18 de marzo de 1314 frente a Notre Dame, cuenta la voz popular que mientras la pira era encendida, el Gran Maestre advierte a sus difamadores: «¡Pagarás por la sangre de los inocentes, Felipe, rey blasfemo! ¡Y tú, Clemente, traidor a tu Iglesia! ¡Dios vengará nuestra muerte, y ambos estaréis muertos antes de un año!». La historia documenta que ese mismo año el Papa pierde su vida en extrañas circunstancias y meses después Felipe el Hermoso muere tras un accidente de caza, a consecuencia de un derrame cerebro-vascular. El presagio se había cumplido.
Jacques de Molay
El Legado
Los Caballeros Templarios. Robert Ixer.
Iniciación en la Orden de Jacques de Molay in 1265. Marius Granet, 1777-1849
La muerte en la hoguera de Jacques de Molay es uno de los mayores símbolos de valor y lealtad en la historia de la humanidad. Ella guarda la impresión de que en la mente del maestro todo estaba contemplado, todo respondía a un plan mayor, incluso su propio desenlace.
Los templarios, una de las grandes aficiones de quién escribe, tanto por su misterioso origen y desenlace como por los principios que representan -sumamente necesarios en estos tiempos- de nobleza y hermandadque el inconsciente colectivo a adjudicado a la Orden, más allá de los gravísimos errores humanos que pudieran haber cometido en su tiempo. Muchos puntos en la historia del Temple ocultan su devenir en la falta de documentos. Y en dicha ausencia emerge la idea de un secreto, de una mística que puede intuirse más no aún capturarse en su totalidad. Que ese secreto haya sido protegido gracias a la lealtad del grupo más cercano al gran Maestre, y que así se haya mantenido hasta el final y más allá es lo que conmueve a los corazones que persiguen y se identifican con este arquetipo.
La justicia cósmica lleva a ejecución los designios en los que erraron los jueces de por aquí.