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Ni el guepardo ni el halcón peregrino ni el pez vela ni la gacela de Thommpson ni el berrendo. Pero tampoco un misil, un jet o un cohete le llegan a la zuela de los zapatos en lo que aceleración se refiere al protagonista de nuestro post, el Pilobolus, un hongo característico del estiércol que es capaz de disparar sus esporas a una velocidad de 0 a 32,2 kilómetros por hora en sólo 2 millonésimas de segundo, registrando nada menos que 20.000 G de aceleración.
Para que te hagas una idea, échale un vistazo a estos ejemplos de aceleraciones que ofrece la Wikipedia. Sólo es superado por la de la munición del cartucho 9 × 19 Parabellum.
Fuente: Wired