Fuerza Militar Conjunta Árabe, ¿sueño o realidad?

Una colaboración de Níkolas Stolpkin

Mientras la región de Oriente Medio se está convirtiendo en un polvorín, los ministros de Relaciones Exteriores de los países miembros de la Liga Árabe acordaron conformar una fuerza militar conjunta.

Con esa decisión, estos países se están movilizando hacia una verdadera alianza, similar a la de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). En este artículo pretendemos analizar cuáles son las causas de esa decisión y si, en la práctica, podría tener resultado o no.

Antecedente de las fuerzas comunes árabes

Según informaciones publicadas en diversos medios de comunicación, esa fuerza conjunta se formará por 40 mil soldados de los mejores ejércitos árabes, y contarían con el apoyo de sus cazas de combate y buques de guerra. Además, incorporarse a la Fuerza Conjunta Árabe sería voluntario, es decir, no todos los países árabes tendrán que integrar la alianza, e incluso, después de alistarse, pueden decidir abandonarla. Pero, ¿hasta qué punto puede funcionar este plan?

Si nos remontamos un poco en el tiempo, en la historia contemporánea para ser más exactos, vemos cómo la formación de tal fuerza se ha convertido en un sueño nunca materializado. Desde la firma del acuerdo de Defensa Común Árabe, en 1950, hasta el día de hoy, se han suscrito varios acuerdos similares, pero ninguno ha podido cumplir con los objetivos de estos países. Entre ellos se puede mencionar el Tratado de Defensa Árabe Conjunta en la Guerra Árabe-Israelí, en 1948; la formación del Comando Árabe Unido, en 1967, contra el régimen de Israel; la Guerra de Octubre de 1973 contra Tel Aviv, y la guerra de Kuwait, en 1991. Además, los países árabes ribereños al Golfo Pérsico fundaron en 1982 las Fuerzas del Escudo de la Isla, que contaba con más de 30 mil efectivos y su sede en Arabia Saudí. No obstante, no pudieron aprovechar esa fuerza hasta el día de hoy, ni siquiera en la invasión a Yemen.

¿A qué se debe esa fuerza y cuáles son los obstáculos en su camino?

A mediados de febrero, el Ejército egipcio bombardeó unilateralmente Libia. No recibió el apoyo de la comunidad internacional, así que pensó en resucitar la idea de crear una fuerza militar coordinada.

En este mismo contexto, el presidente egipcio, Abdel Fatah al-Sisi, en su visita a Arabia Saudí, se reunió con el rey Salman bin Abdelaziz, donde planteó la idea, para luego presentarla en la reunión de cancilleres de la Liga Árabe. Como se puede imaginar, estos países impusieron su decisión a los otros miembros, y se puede decir que la invasión saudí a Yemen les dio la oportunidad de disponer del apoyo unánime de los demás países.

No obstante, si echamos un vistazo al historial de semejantes decisiones adoptadas por los países árabes y las discrepancias entre sus gobiernos en los asuntos políticos de la región, parece que la formación de tal alianza, aunque para ellos sea de suma importancia, solo se logra sobre el papel, no en la práctica.

Cada uno de los países árabes discrepa sobre las posturas de otros en las ecuaciones políticas, como la discordia entre El Cairo y Doha respecto a Siria. Recientemente fuimos testigos de un hecho sin precedentes, en el que Riad, Manama y Abu Dabi retiraron a sus embajadores de Doha, por lo que calificaron como la intervención de Catar en sus asuntos internos. Asimismo, Catar es el principal patrocinador de los Hermanos Musulmanes en Egipto y otros países de la región, y brinda su apoyo pleno a los extremistas del Frente Al-Nusra, vinculado a Al Qaeda, que se opone al Ejército Libre Sirio de patrocinio saudí. Cabe mencionar que el Gobierno de El Cairo, oficialmente, ha calificado a los Hermanos Musulmanes de grupo terrorista, mientras Riad hacía lo mismo tanto con estos como con el Frente Al Nusra.

A todo ello se suman Irak y Omán, que cuentan con una postura totalmente contraria hacia lo que está sucediendo en la región, tal como vimos en su oposición a la formación de la Fuerza Militar Conjunta.

Lo importante reside en saber si todos los Estados árabes estarán de acuerdo en intervenir en los temas de un determinado país.

Por ejemplo, la supuesta Alianza ¿puede pedir a Arabia Saudí que envíe tropas a Libia para aliviar la crisis en ese país? ¿Qué pasaría si Catar pidiera lo mismo para que intervinieran en Libia contra grupos terroristas como el Fayr Libia (Amanecer de Libia), que recibe todo su apoyo del Gobierno de Doha? Si Israel ataca Gaza, estos países enviarían fuerzas comunes con 150 cazabombarderos contra ese régimen, tal como vimos en Yemen.

En la Liga Árabe hay países que debido a su extensión o riquezas cuentan con mucha influencia en los acontecimientos en Oriente Medio. En varios temas que, hoy día, se consideran muy importantes, la diferencia entre estos países es tal que pone en duda la formación de dicha alianza militar.

Los líderes árabes tienen cuatro meses para decidir la composición y los protocolos de la Fuerza Militar Conjunta. Un periodo poco realista, considerando las numerosas barreras que obstruyen el proceso desde hace décadas.

La agresión saudí a Yemen ha sido el primer paso hacia su formación, en la que participan todos los países árabes ribereños del Golfo Pérsico, a excepción de Omán. Esto puede ser tanto una señal de una integración árabe, cuya materialización puede también perjudicar los intereses occidentales, como una señal de que las diferencias y diversidades en los intereses de cada país, como la postura de Omán e Irak para atacar Yemen, podrían ser un gran obstáculo y tener el mismo destino que los otros acuerdos de estos países.

Fuente: http://www.hispantv.com/newsdetail/…

http://stolpkin.net/spip.php?article1405

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