Niños y ovnis, una extraña mezcla que se da en el fenómeno en ocasiones y que es difícil de estudiar. Se puede pensar que en base a diferentes estudios, los infantes pueden desarrollar una tendencia a la mentira para conseguir sus objetivos. Psicología pura y dura, aplicable por otra parte, no solo a los niños sino también a los adultos. La complejidad del ser humano, sus motivaciones y anhelos. Lo que se es capaz de hacer para conseguir un objetivo.
Lo curioso del tema de hoy es que estamos ante un caso que las autoridades estudiaron por separado y no fueron capaces de coger en una sola contradicción a los protagonistas del mismo. Ni un solo detalle, de hecho, sus historias se complementaban unas con otras. Parecía que fuera lo que fuera lo que les había pasado, aquello les impresionó tanto que dieron la misma versión de lo sucedido a sus padres y a la policía.
Este incidente apareció por primera vez en un programa de los años 70 de la BBC en donde diferentes niños hablaban seriamente de temas de actualidad como el conflicto con Irlanda del Norte en el Ulster o la crisis económica. El programa en el que se abordó el tema fue tan polémico en su momento que llegó a emitirse un especial en la televisión nacional y fue investigado por el Ministerio del Interior Británico como uno más de los avistamientos en una misteriosa zona del país de Gales con un nombre de lo más curioso: el triángulo de Broad Haven. ¿Os apetece enteraros de lo que pasó allí en 1977?
Fotografía original del emplazamiento donde ocurrió el suceso
El incidente ocurrió el 4 de Febrero de 1977. Según el periódico regional Western Telegraph el cual se hizo eco de la noticia tres días después, catorce alumnos de la escuela de Broad Haven situada cerca de Haverfordwest, al sur de Gales presenciaron con sus propios ojos cómo un objeto volador no identificado descendía y aterrizaba en un campo cercano a la escuela lleno de arbustos y matorrales. Algo pasó. Algo que dejó a los niños profundamente traumatizados. Al menos a seis de ellos, los que decidieron acercarse a ver qué era aquello.
Esquemas realizados por uno de los niños que vio todo aquello.
A las 16:50 horas, a la salida del colegio, un investigador del BUFORA (UFO Research Association) llamado Randall Jones Pugh, recibió una llamada de teléfono de uno de los padres de los niños envueltos en el incidente. Estaba nervioso perdido porque su hijo casi tenía un ataque de pánico por ver lo que había visto. El niño se llamaba David Davies y se puso al teléfono ante el asombro del investigador. Trató de calmarse y cuando pudo hacerlo, describió un objeto metálico con forma de cilindro sobre los árboles cercanos a la escuela. Estaba moviéndose lentamente hacia abajo. Iba a aterrizar. Estaban seguros. Él y otros chicos comenzaron a acercarse. Poco más quiso decir, pero algo escondía.
Consciente de la posible importancia del caso, Randall Jones se fue para allá como alma que lleva el diablo y llegó sobre las seis de la tarde lloviendo a mares. No eran las mejores condiciones para localizar el lugar de aterrizaje y el niño tenía que calmarse antes de comenzar a comentar todo lo que había pasado. Decidieron esperar al día siguiente. Hicieron bien.
El objeto parecía tener dificultades para moverse a baja altura.
A la mañana siguiente, es decir el 5 de febrero de 1977, Jones telefoneó al periódico para tratar de dar un tratamiento informativo de lo que había pasado. Quizá entre dos personas con experiencia podrían sonsacarle a ese crío qué es lo que había pasado. Los otros testigos, los otros niños, guardaban silencio. Aquel chavalín de 10 años les llevó a donde había visto aquel impresionante objeto aterrizando. Ninguna marca, ni evidencia de peso sobre el terreno. Eso sí, el crió no vio tren de aterrizaje alguno o señales de que hubiese contacto con la tierra. Se fijaron posteriormente en un poste de telefonía cercano y se dieron cuenta de que estaba aparentemente doblado pero podría corresponderse con un defecto anterior al avistamiento. La cosa se ponía difícil y el niño no soltaba prenda. Tenía aún miedo, pero acabó revelando el nombre de los otros cinco compañeros que estaban con él. Un paso de gigante. Si hubiera sido mentira… para qué tanto misterio, se decían los investigadores.
Dibujo realizado por uno de los niños
El director del colegio a todo esto, no perdía ojo a todo lo que estaba pasando. Excéptico, y tremendamente desconfiado ante todo lo que ocurría en aquel entonces con el fenómeno ovni, quiso tomar las riendas del tema y preguntó a los padres de cada uno de los seis niños protagonistas si habían tenido algún tipo de contacto entre sí desde el incidente. La respuesta en todos los casos fue negativa, cada uno se fue a su casa. Se les hizo venir con sus hijos y cada uno, en una clase, y en presencia del periodista y el investigador fueron preguntados sobre lo que había pasado. Se les pidió hacer un dibujo de todo el incidente. No salían de su asombro. Los dibujos exponían diferentes perspectivas porque los niños se fueron quedando atrás progresivamente por el miedo pero los testimonios eran idénticos. Estas fueron las declaraciones:
David John Davies, de 10 años: “estábamos jugando cerca de unos arbustos al final de los terrenos del colegio cuando vimos aquel objeto. Philip Rees, mi amigo, estaba intentando acercarse y ver bien aquello tan grande y alargado que había bajado. Era plateado, brillante y reluciente pero se movía a tirones. Vimos aquello y entonces salimos corriendo. Tenía las orejas grandes y puntiagudas y era muy, muy alto. Tuve mucho miedo al ver a eso”.
Dibujo de Jeremy Passmore
Philip James Rees, de 10 años: “vimos un objeto plateado a la altura del suelo a la una y media de la tarde cuando nos fuimos a comer y a las dos cuando volvimos todavía estaba ahí. Le pedimos a nuestro maestro si podía acompañarnos a verlo, pero no nos creyó y no quiso venir. Cuando bajamos empezamos a acercarnos a aquello y algunos de mis amigos se acercaron tanto como para ver una figura cerca del objeto. Yo no me acerqué. tenía miedo. Mis dos amigos, Tudor y David también tenían mucho miedo.”
Micheal Mathieson Webb, de 11 años: “no me fijé bien en el ser pero sí en el objeto. Era plateado, alargado con forma de cigarro, con una gran cúpula y una luz roja parpadeando en la parte de arriba.”
David R. George, de 9 años: “vi a ambos, al objeto y al humanoide. Primero a la salida del colegio y luego cuando salimos. El objeto era inmenso y plateado. Brillaba y se movía a tirones. Se parecía a un plato con un punto rojo arriba. Vi a un monstruo al lado. Era alto y vestía un traje también de color plateado. No vi bien su cara pero sus orejas eran extrañas y muy largas. Me asusté tanto que corrí llorando hasta mi casa.
Dibujo de David George
Tudor Owen Lloyd Jones, de 10 años: “el objeto estaba cerca del suelo y detrás de los arbustos. Cuando vi a aquella especie de hombre, admito que me asusté muchó.”
Jeremy Passmore, de 9 años: “vi a aquel ovni a la hora de la cena. Era de un color plateado, incluso tirando a verde. Era como un disco por abajo y una cúpula por arriba con una luz en lo alto. Estaba a unas 300 yardas (270 metros). Se movió y entonces desapareció de repente sin hacer ningún ruido. Estaba con los demás. David George quería que le acompañásemos al servicio de lo asustado que estaba. Tudor lloraba porque pensaba que aquello iba a atacarnos. Corrió llorando hasta su casa y todos le seguimos. Algunos niños de nuestra escuela no nos creen. Tratamos de contarles lo que nos había pasado pero no nos creyeron. La visita de aquel monstruo y de aquel platillo duró como cinco minutos.”
Dibujos realizados por los niños y su comparativa en el estudio original.
Y ahí están las declaraciones de los niños, cada uno con su perspectiva, su psicología, su forma de ver el mundo y su forma de expresar sus emociones. Sea como sea, el fenómeno ovni parece presentarse ante diferentes perfiles humanos en distintas épocas y con una aparente aleatoriedad que no lo es tanto. En la ufología contemporánea se debería entender este tipo de incidentes en un contexto en el cual parece que el fenómeno se presenta eligiendo a los actores de la película. Esos niños y no otros, esa localidad y no otra, ese año, ese mes y ese día. ¿Por qué? Imposible saber algo en el absurdo y fascinante teatro de los ovnis. Teatro tétrico para algunos, quizá demasiado absurdo, quizá espectacular para otros. Pero nunca jamás dejando indiferente a nadie.
Si os ha gustado esta entrada os recomendamos el vídeo que hicimos de un incidente muy similar ocurrido en Ruwa, Zimbabwe en 1994 estudiado por el doctor John Mack de la Universidad de Harward. Esperamos que sea de vuestro agrado y también el caso del humanoide vampírico de Kofú, cuyo aspecto es clavado al que dijeron encontrarse estos niños de Gales tres años después e incluso el curioso caso de Jan Wolski, ocurrido en Polonia por las mismas fechas. ¿Qué os ha parecido el incidente? Siendo niños ¿también habríais salido corriendo? ¿Qué grado de credibilidad os da este tipo de incidentes? Os esperamos en los comentarios.
Ufopolis.com 2015
Muchas gracias maestroviejo por compartir, muy interesante.