Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre…
ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos…
y sé todos los cuentos.»
«Tengo la sensación de que todos los artistas que participamos en esta exposición nos hemos inventado un alter ego para poder explicar y hablar con sinceridad de lo que nos pasa. Hemos tenido que crear un personaje para poder ser nosotros mismos», sentencia Carlos Pazos, artista que participa en la exposición sobre masculinidad ‘Chercher le garçon’ (Buscar el hombre). Una exposición que cuestiona a través del arte los valores tradicionales asociados a la masculinidad: eficacia, autoridad, heroísmo, conquista, fuerza…
«Los niños no lloran», «no te comportes como una niña», «maricón el último»… ser hombre se construye a través de la oposición. No se sabe lo que es ser hombre, sino lo que no es serlo.
virilidad «de tal manera que la masculinidad es cualquier cosa que no sean las mujeres» subraya el antropólogo Matthew C. Gutmann. Y explica:
«Cuando te miras al espejo, ¿qué ves?»
«Veo una mujer», responde la blanca.
La negra explica: «Ese es el problema, cuando yo me miro al espejo, veo una mujer negra. Para ti la raza es invisible, porque así funcionan los privilegios.»
O sea que los privilegiados no saben cómo o por qué los son. Antes cuando me veía al espejo veía a un ser humano, sin raza, clase o género:universal. A partir de esa conversación me convertí en un hombre blanco de clase media. Me di cuenta de que la raza, la clase y el género también tenían que ver conmigo. Tenemos que hacer la masculinidad visible y darnos cuenta de que la invisibilidad es consecuencia del poder y el privilegio.»
El antropólogo David D. Gilmore escribía que “la masculinidad obsesiva es siempre fuente de conflictos y de tensiones. Obliga a ponerse una máscara que simule una superpotencia y una independencia matadoras. Y cuando cae la máscara se descubre un bebé que tiembla” y se pregunta: «¿por qué tenemos que ser competitivos y disciplinados a la fuerza? ¿Por qué no puede una sociedad industrial moderna existir y progresar sin un rol masculino agresivo? ¿Hay algo en las sociedades complejas que, en sentido general, requiera la existencia de estos roles masculinos?» se pregunta Gilmore.
En realidad, «no hay una forma de ser hombre» explica Andrés, miembro de la asociación Ahige(Asociación de Hombres por la Igualdad de Género) «hay múltiples formas de serlo, de vivir tu masculinidad. Se trata de que cada uno de nosotros seamos libres y tengamos capacidad para decidir qué tipo de hombre queremos ser».
«Para cambiar la sociedad, tenemos que transformarnos nosotros primero a nivel personal. Tenemos el patriarcado absolutamente interiorizado y debemos ir quitándonos capas».
«Pero el problema no son los hombres, sino la definición tradicional de masculinidad» aclara el sociólogo. «Es la masculinidad tradicional lo que mantiene a muchos hombres a la defensiva cuando se les presenta una ideología de equidad ante las mujeres, los gays, etcétera.»
«Hay una definición hegemónica de la masculinidad: joven, casado, blanco, urbano, del norte, heterosexual, católico-protestante, padre, con educación universitaria y empleo de tiempo completo, buena complexión física, peso y estatura y un récord deportivo.»
«El hombre que no pase cualquiera de estos requisitos se verá a sí mismo como devaluado, incompleto e inferior. El machismo es una consecuencia psicológica de esta sensación.
Un psicólogo acuñó las cuatro reglas de la masculinidad que tienen que ser suscritas por los hombres todo el tiempo.
La primera y más importante es: Nada de mariconadas. No se puede hacer nada que remotamente sugiera la feminidad. La masculinidad es el repudio de lo femenino. Todo lo demás no es más que una elaboración de esa primera regla.
La segunda regla: Sé importante. Medimos tu masculinidad por el tamaño de tu chequera, poder, estatus.
La tercera regla: Sé duro como un roble. Lo que define a un hombre es ser confiable en momentos de crisis, parecer un objeto inanimado, una roca, un árbol, algo completamente estable que jamás demuestre sus sentimientos.
La cuarta regla: Fóllatelos. Chíngatelos. Ten siempre un aura de atrevimiento, agresión, toma riesgos, vive al borde del abismo.
Mientras la idea de feminidad ha variado dramáticamente, la ideología de la masculinidad no ha cambiado en los últimos 50 años, pero además se aplica contra los «otros»: las mujeres, los ancianos, los gays, los negros. Todos tienen mucho o poco en términos de género. Se les ve así como violentos, rapaces, bestias, o bien, débiles, indefensos o dependientes, no pueden sostener una familia, son feminizados.
Esto se aplica en campos como la paternidad, en la que «La exigencia de ser importante y conservar poder y estatus implica pasar más tiempo en el trabajo y alejarse del hogar, la familia y los hijos; ser duro como un roble significa no cultivar las habilidades emocionales para cuidar, amar y criar a nuestros hijos.»
«En conclusión» continúa Kimmel «hay que tener en cuenta que los hombres en lo individual están haciendo lo mejor posible para ser buenos padres, esposos o compañeros; sin embargo, la manera en que se les enseñó a ser hombres lesdificulta mucho el camino. Por eso, por una parte, están reticentes al cambio, pues las demandas de la masculinidad tradicional los han dejado sintiéndose inseguros, devaluados, incompletos e inferiores. Entonces si pierden su noción de la masculinidad lo pierden todo.
Por eso sugiero no retar a los hombres en lo individual, sino confrontar a la masculinidad en general, para permitirles vivir animados por el amor, la compasión, la crianza de los hijos y por mejores relaciones de pareja.
Un autor escribió en 1917 que el feminismo hará por primera vez libre a los hombres porque representa un reto para las definiciones tradicionales de la masculinidad.»
«El feminismo va a hacer posible que por primera vez los hombres sean libres.
Los hombres quieren la sensación de poder más que el sentido de la libertad. Quieren la sensación de proveedores para las mujeres más que el sentimiento de hombres libres. Quieren a alguien dependiente de ellos más de lo que quieren a un camarada. Mientras que puedan ser señores con un sueldo fijo, están dispuestos a ser esclavos en el gran mundo exterior.»
es un discípulo de la muerte.
es un discípulo de la vida.
Fuentes:
«Traficando con hombres, antropología de la masculinidad» Matthew C. Gutmann.
«Hacerse hombre» David Gilmore.
Ser gordo, mulato, femme, feo y aborrecible: https://eldemonioblancodelateteraverde.wordpress.com/2014/08/06/ser-gordo-mulato-femme-feo-y-aborrecible/
https://selenitaconsciente.com
https://selenitaconsciente.com
http://www.eurowrc.org/06.contributions/3.contrib_es/12.contrib_es.htm
http://haikita.blogspot.com.es/2008/06/qu-es-ser-un-hombre.html
http://inadi.gob.ar/promocion-y-desarrollo/publicaciones/documentos-tematicos/genero-y-discriminacion/teoria-de-genero/
Ser mujer es estar bajo un hombre. Ser hombre es estar bajo una mujer.
El mundo con su sociedad del siglo XXI, ya cambio… Al igual que el contexto patriarcal con el que se sustento en el siglo pasado.
Este articulo bien podría ser actualizado, bajo otras premisas mas ajustadas a las nuevas realidades que suscriben a una sociedad tecnificada, automatizada, globalizada, mediatizada, consumista y re-definida en sus roles genéricos, bajo el yugo de un nuevo orden mundial, en donde el empoderamiento de la energía femenina, ejercerá una función primordial de equilibrar la entropía conductual del hombre autómata y subordinado al sistema, y por ende, la perdida de su norte y rol, en la estructuración de una sociedad SANA y equilibrada.
Para lograr esto, la mujer debe recordar su poder y fuerza, que es la misma que la Madre Naturaleza ejerce sobre toda vida que en ella nace… Abandonando la necesidad de supervivencia que le ha impuesto el sistema, relegándola solo a un producto u objeto mediático, para la satisfacción hedonista del hombre instintivo e involucionado, que ejerce el poder de la élite psicópata.
Ho por otra parte, la corrompe de igual manera que al hombre, mimetizándola cuando logra alcanzar las instancias de poder, en el Status Quo ofrece.
El Hombre descubre el Amor a través de la Mujer.. y la Mujer descubre su sexualidad a través de Hombre…Discernir el equilibrio entre ambas fuerzas, es nuestra labor como especie inteligente que se debe a su propia evolución.
IN LAKECH.
Para observar la masculinidad y la feminidad sólo hay que mirar a la naturaleza, a los machos y hembras de las diferentes especies. Somos animales aunque a algunos este hecho les cause incomodo.
¿ Los hombres y las mujeres ? Jeje, no sólo somos diferentes sino que somos especies completamente distintas.
jose….
usted tienen razon.-
somos tan increiblemente diferentes…. que nunca nos entendemos.-
profesor J.-
En su obra «El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha», Miguel de Cervantes dice, “no ande buscando tres pies al gato”. Es muy probable que Cervantes conociera el refrán original, pero decidió dar esa vuelta de tuerca al dicho.
Como curiosidad: los franceses no le buscan cinco pies al gato, ¡sino al carnero!
Chercher cinq pieds en un mouton.
Los hombres jòvenes, menores de 30 años, ya no tienen nada que ver con los que se describen en el artículo, en esto se está cambiando para bien.