Al considerar el viaje interior, puede no ser suficiente trabajar sólo con la mente y las emociones superficiales. Las actitudes y patrones de conducta quedan atrapados en el cuerpo, y pueden necesitar un suave movimiento o ejercicio corporal basado en la conciencia para desbloquearlos.
Cuando movemos el cuerpo de una manera suave, consciente y libre, libre de la influencia controladora de la mente, podemos entrar en un estado de vulnerabilidad en el que las emociones y los patrones mentales fijos son susceptibles de ser traídos de repente a la conciencia. Pueden irrumpir en la superficie en forma de una gran liberación emocional, con lágrimas, ira o miedo. Puede haber un reconocimiento silencioso de algo que no deseamos ver previamente. Pero, hasta que no nos abrimos físicamente de esta manera, es posible que nunca sepamos qué secretos se esconden en las profundidades de nuestro ser ― secretos que pueden estar silenciosamente dirigiendo el curso de nuestra historia de vida.
En el movimiento con el cuerpo entregamos nuestro control, entrando en la pura sensación del movimiento. Habrá limitaciones en nuestra capacidad de movernos, dependiendo de nuestra edad y la flexibilidad, pero que no necesitamos reaccionar a estas limitaciones o dejarnos psicológicamente constreñir por ellas. Tomamos conciencia de nuestra respiración, que puede parecer reducida y poco profundo. Pero entregamos todas nuestras ideas de cómo debemos ser físicamente, e ir con las cosas como son. No nos identificamos con las limitaciones que sentimos en nuestro cuerpo, en nuestra respiración y nos desprendemos de cualquier implicación personal. Entonces nos encontramos en la pura sensación del momento.
Es importante no juzgarse a sí mismo sobre lo que aparece en el trabajo corporal. A veces puede liberar bloqueos emocionales o darnos comprensiones repentinas, y no siempre es posible articularlas intelectualmente. Sin embargo, si nos quedamos en el sentimiento, en la sensación, sin reaccionar, entonces empezamos a crear nuevos patrones dentro de nuestra estructura psico-física. Estos patrones entonces no se limitan sólo a lo que sucede durante nuestra práctica corporal consciente. Se convierten en nuestra respuesta natural por defecto, de modo que llegamos a ser conscientes del movimiento del cuerpo, la mente y las emociones, incluso durante la actividad diaria normal.
Las emociones tienen un enorme poder sobre nosotros. Están programadas, a nivel corporal, para surtir efecto de forma automática. Con conciencia, esto no puede suceder. En el momento en que una reacción emocional se pone en marcha, ahora somos conscientes de ella. Puede continuar expresándose, pero somos conscientes de ella. Pero es importante que no tengamos reacciones emocionales a nuestras reacciones emocionales. Tenemos que desarrollar la capacidad de dar un paso atrás (distanciarnos) de nuestro estado emocional, sin juzgar ni perpetuar cualquier estado en que nos encontremos.
Con el tiempo, si seguimos siendo conscientes de nuestras emociones a medida que surgen, sin reaccionar, entonces cuando surge la ira, nos encontraremos con que no surge como solía hacerlo. No tendrá ya más impulso. Y cuando surge el miedo, cuando estamos con ese sentimiento, la sensación del miedo, desde el vacío silencioso de nuestra verdadera naturaleza, se desvanece ante nuestros ojos.
Está muy claro, observando muchos grupos donde la discusión es el único medio de acercamiento a la indagación interna, lo cual sería muy útil para la mayoría de la gente si hicieran una práctica corporal basada en la conciencia, incluso si no se hace en un grupo. Sin esto, hay una tendencia a pensar que las palabras y los pensamientos son el único camino hacia lo divino, cuando en realidad son a veces la puerta que cierra la oportunidad de realmente sentir lo divino dentro.
Hay que tomar las realizaciones del intelecto en profundidad, al nivel de las sensaciones, en el cuerpo. Realmente necesitan re-informar el cuerpo y todas sus células y partes. Si no se hace esto, viviendo en la mente solamente es como vivir en un mundo virtual. Puede ser tu realidad personal, pero esa realidad personal sigue siendo una ilusión.
Cuando se trabaja con el cuerpo, se pueden explorar todos los aspectos de la vida, porque están ahí, ocultos en los huesos y nervios de nuestro cuerpo. Todos los recuerdos, creencias, heridas, autocompasión, vergüenzas, luchas ― todo está ahí, y todo está listo para ser soltado, para ser liberado de las posiciones donde los hemos mantenido, en nuestro intento de construir un muro de protección alrededor de nosotros mismos a lo largo de nuestra vida. A través de la sensación del cuerpo, a medida que profundizamos cada vez más en la conciencia, somos arrastrados por el vacío silencioso de nuestra verdadera naturaleza. No somos el hacedor de esto, con el propósito de crear un camino hacia lo divino ― sino que entrando en la sensación, esto ocurre de forma natural y espontánea.
Entonces en el fondo sabemos, con toda claridad, que no hay una entidad perdurable, que no hay ninguna persona ahí en realidad. Entonces comprendemos, más allá del nivel del cuerpo, que el mundo que hemos habitado, que aparentemente sigue apareciendo a nuestro alrededor, es un mundo virtual, con personajes virtuales que viven sus tortuosas vidas a través sólo de la mente.
La meditación también puede llevarnos a esta claridad, pero la discusión, la meditación y el movimiento del cuerpo en conjunto pueden ser una poderosa fuerza transformadora en la vida de uno. Una cosa está muy clara: pocas personas han llegado a esta claridad a través del intelecto solamente ― lo que no quiere decir que nunca haya sucedido, pero si juntamos un microscopio, un telescopio y nuestra visión normal, nos dará una perspectiva más amplia y más profunda que si sólo confiamos en lo que podemos ver con nuestros propios ojos solamente.
¿Qué sentido tiene?
La actitud de muchas personas, cuando son desafiadas en cualquiera de las áreas discutidas en este libro, podría ser : «pero, ¿qué sentido tiene?» Si tienes una vida segura y bastante agradable, un buen trabajo, un largo matrimonio, tu propia casa, un poco de dinero en el banco, buenas vacaciones, niños, un gato o un perro, un seguro de vida, puedes decir «¿de qué diablos estás hablando? Estoy bien como estoy». Sin embargo, cada vez que piensas que todo es estupendo, que todo está bien, que la vida es justo como querías, algo sucede.
La vida no viene con un contrato de seguro fijo y permanente. Puedes pensar que estás bien cómo estás, entonces tu madre o tu padre muere y por un tiempo estás desesperado por el dolor. Entonces te acostumbras a la idea de que él o ella ya no está, y todo parece estar bien de nuevo ― entonces la compañía en la que habías invertido una gran cantidad de tus ahorros se hunde en la bolsa de valores. Luego consigues recuperarte de esto y descubres que tu esposa o esposo ha desarrollado un cáncer. Luego a través del tratamiento logra recuperarse, a continuación te encuentras con que has sido despedido porque la empresa para la que habías trabajado durante los últimos veinte años ha sido vendida y han tomado la decisión de reducir la plantilla. Más tarde tienes un accidente con el coche, o un amigo o familiar desarrolla una enfermedad mortal, o lo que sea. La vida es una serie continua de este tipo de acontecimientos. No puedes esconderte de ellos detrás de la falsa noción de que todo está bien y porque actualmente tienes una vida cómoda.
Mientras pasan los años, te das cuenta de que la vida construye y la vida destruye. Hay crecimiento y luego hay decadencia. Lo que tienes, lo que guardas, lo que intentas proteger, no puede ser salvado y protegido. La única certeza es que todo es incierto. Si realmente entendemos y aceptamos este hecho de la vida, entonces no seremos lastimados emocionalmente cuando la vida siga su curso natural, como así lo hará. Los accidentes suceden, la gente se muere, vamos a perder lo que apreciamos. En todos los casos, hay que dejarse llevar y no acarrear con nosotros una sensación de pérdida, que nos puede conducir a la tristeza, la amargura o la depresión.
En cien años a partir de ahora, es casi una certeza absoluta que tú y todos los que conoces y has conocido estarán muertos ― por siempre y para siempre. Así que, ¿qué estás tratando de salvar? ¿Hay alguna posibilidad de que alguna vez puedas salvarlo? ¿Tiene algún sentido, no cuestionar las cosas, sino en continuar no cuestionando las cosas? Como un sabio dijo una vez, «la vida no examinada no vale la pena vivir». No importa lo bien que estés financieramente, lo famoso que seas, lo bien establecido que estés socialmente, en última instancia, tienes las mismas opciones que los demás.
Puedes escapar a una isla del Caribe cuando las cosas parecen difíciles. Puedes ahogar tus penas con los mejores vinos y whiskies. Puedes ir con las mujeres u hombres más atractivos, pero tarde o temprano todo se desmoronará. ¿Podrás hacerlo? ¿Podrás vivir con eso? La hermosa, exótica mujer envejecerá y su piel se arrugará, se debilitará, se marchitará y morirá. ¿Quieres ser parte de eso? ¿O tienes miedo de mirar esas cosas? Esta es la vida tal como realmente es.
Puede que no seas rico. Puede que no tengas libertad de viajar y disfrutar de la gran vida. Puede que no tengas la seguridad de ser dueño de tu propia casa ― y es posible que desees todas estas cosas, porque el dolor de la lucha diaria por sobrevivir puede ser demasiado de lo que puedes soportar. Pero el tema de todo este cuestionar y examinar la vida no es con el fin de deprimirnos con la vida.
Todo lo que consigues en la vida lo vas a perder algún día ― se trata de un hecho innegable. Si eres el presidente de los Estados Unidos o eres la estrella del deporte o el icono de la música pop mejor pagado, no puedes serlo para siempre. Pero lo que tienes ahora, y que no tienes que luchar por ello, que nunca lo perderás, pero que puede que ni siquiera sabes que lo tienes, es Ser ― en el vacío silencioso de tu verdadera naturaleza. Este es tu derecho de nacimiento, y si tan sólo dejas de lado todo ese comportamiento de controlar y luchar y miras las cosas más profundamente, descubrirás que en realidad no te falta nada, ya tienes todos los ingredientes para proporcionarte la felicidad, la seguridad y la paz.
¿Qué más se puede pedir? Y nunca puede serte arrebatado, a menos que lo permitas. Es una cuestión de hacer las paces con la vida. Es permitir que tu propia sabiduría innata dirija el curso de tu vida, en lugar de permitir que todas las fuerzas dispares dentro de la sociedad te empujen y arrastren en todas direcciones. Lo que tú eres en tu verdadera naturaleza esencial no puede serte arrebatado ― y, sin saber esto conscientemente, nunca puedes encontrar la felicidad duradera, la paz y la satisfacción en la vida.
Si todavía no deseas dedicar tu vida a la auto-indagación y la meditación, ¿qué vas a hacer? Por supuesto, puedes seguir viviendo como hasta ahora, sabiendo que la vida, tarde o temprano te pedirá cuentas ― que lo hará. Y cuando lo haga, puedes ahogar tus penas en alcohol o las drogas. Puedes estar resentido con la vida por ponerte en esa situación, y ser una persona muy infeliz. Puedes hacer campaña en favor de la eutanasia para poder abandonar esta vida cuando todo se vuelva demasiado negro…
Cualquiera de estas opciones puede estar bien para tu historia. Pero hay una manera mucho más simple ― una manera que te permita vivir de acuerdo con tu potencial divino. Cualesquiera que sean los pensamientos y recuerdos que puedas tener; cualquiera que sea la resistencia que pueda haber en tu corazón para cambiar tus actitudes, tus hábitos, tu comportamiento; cualquiera que sea la pena y la tristeza que puede haber en tu pasado ― puedes simplemente soltarlo todo. Puede que tengas que soltarlo mil veces porque siguen regresando, pero sólo necesitas la fe de que no son lo que tú eres. Lo que tú eres es la pura luminosidad esencial de tu verdadera naturaleza. Esto es lo que subyace en el lienzo de la pintura de tu vida. Toda la negatividad no es más que suciedad en una ventana, que parcialmente oscurece la vista
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