La crítica es una palabra que normalmente asociamos a algo malo, como un comportamiento, un error, etc. Aunque por otro lado tenemos la denominada crítica constructiva, que lo que pretende es enseñar algo o hacer crecer a una persona, marcándole, eso sí, amablemente, sus fallos y después aconsejándole un nuevo modo de hacer las cosas para mejorar.
Esto último, más que crítica destructiva lo considero enseñar, instruir, pues los maestros es eso lo que hacen, corregir a sus pupilos para marcarles el camino correcto.
En algunos momentos, puede que te encuentres con personas que te critican y te dan su opinión acerca de lo que deberías hacer, pero según el tono que utilicen, sabes perfectamente si te lo están diciendo porque en verdad quieren ayudarte, o simplemente para marcar una comparación y sentirse ellos superiores.
Las críticas son realmente peligrosas, pues a veces llegan a herir a personas que ni siquiera sienten que hayan hecho algo incorrecto, dañino o malo.
Hay personas que utilizan la crítica simplemente para hacer sentir mal a la persona que tienen al lado y satisfacer su propio ego. Esto es muy propio de los denominados vampiros energéticos, personas que hacen sentir mal a los demás, disfrutando así del sufrimiento ajeno.
Normalmente, lo que sucede con estos individuos es que detrás de su comportamiento criticón se encuentra una tremenda inseguridad hacia ellos mismos, complejos, exceso de perfección etc. No viven a gusto consigo mismos, no se conocen, sienten que se van a reír de ellos si no hacen todo perfecto y para disimular todos estos sentimientos se ocultan bajo una máscara de superioridad y crítica extrema.
Defienden a ultranza sus valores, como podría hacer cualquier persona, con la salvedad de que ellos pretenderán llevar siempre la razón, y llevarte a su terreno sea como sea para demostrar que ellos hacen lo correcto y el resto no, sin respetar las opiniones de los demás, alegando que «no te has informado lo suficiente, no has leído a cerca del tema, tú no has estado allí, tengo un amigo que me ha dicho…»
Generalmente no nos damos cuenta, pero muchas veces, estas críticas son hechas simplemente para llamar la atención y como he dicho antes, aumentar su sentimiento de superioridad.
Lo mejor en estos casos, es saber discernir primero, cuando estás recibiendo una lección (es decir, que lleva tras de sí una enseñanza) o una simple una crítica procedente del más infantil de los egos. En el primer caso, acéptala de buena gana, te están haciendo un bien, quieren que mejores, que avances, que crezcas. En el segundo, siempre hay detrás la malsana intención de dañar, pero en lugar de permitir que tu ego se sienta humillado, piensa que tras esa hiriente crítica hay una persona que sufre por sus propias críticas personales. Puedes sentir lástima, compadecerte de ellos, sonreír y seguir adelante.
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