Hasta hoy los problemas de bebida en las mujeres han sido, en gran medida, ignorados. Por mucho tiempo el alcoholismo ha sido una enfermedad de hombres. Algunas autoridades creen que la mujer nunca ha tenido tantos problemas de beber como el hombre, pero el caso es que las mujeres han dudado más en buscar ayuda, debido al juicio más severo de la sociedad.
Atrapada por la imagen mito de «perdida», las mujeres sufren doblemente al ser consideradas no sólo como enfermas, sino también como inmorales. No es de sorprender que las mujeres alcohólicas y sus familias se esfuercen por ocultar, enmascarar y negar el problema.
Causas del alcoholismo femenino
No hay una sola causa para el alcoholismo del hombre y la mujer; en esto todo el mundo está de acuerdo. Es más, la mayoría de los expertos concuerdan en que todos los alcohólicos sufren una carga poco usual de tensión y carencias en su vida. Las mujeres, como grupo, sufren bastantes presiones, y algunas de éstas son muy diferentes a las que afronta el hombre. Ya que los roles tradicionales que la sociedad ha definido para mujeres y hombres determinan una conducta completamente distinta, además de objetivos, imagen propia, y experiencias de vida, las mujeres enfrentan ciertos problemas en común que no son válidos para los hombres.
Desde la niñez las mujeres han sido educadas como el «segundo sexo» o «sexo débil», que espera realizar su propia valía a través, primariamente, de sus relaciones con hombres, más que por sus propios méritos y actividades. Hasta hace poco tiempo, las mujeres rara vez eran estimuladas a desarrollarse como personas independientes, con una identidad definida y fuerte. Esto no quiere decir que los problemas de la bebida de la mujer se deriven completamente de su papel en la sociedad, pero independientemente de lo que hagan de su vida, no pueden escapar del juicio de que, básicamente, están en «inferioridad por ser mujeres».
Las investigaciones muestran repetidamente que las mujeres beben, en primera instancia para calmar su soledad, sentimientos de inferioridad, y conflictos acerca de su rol sexual, independientemente de su estilo de vida.
La mujer alcohólica en el hogar
Muchas mujeres obtienen gran satisfacción de su papel de madres y amas de casa de tiempo completo. Pero esto lleva a otras a beber. No todas las mujeres tienen interés en cuidar un hogar. No obstante, muchas abandonan sus carreras, debido a la presión por tener que asumir un papel tradicional. No es un compromiso fácil de adquirir.
Sentirse atrapada en un estilo de vida que no está de acuerdo con sus intereses y objetivos reales, hace sentir a algunas mujeres cada vez más agobiadas por la frustración y la rabia; al mismo tiempo, se sienten terriblemente culpables por desear una vida fuera del hogar. Presas en un conflicto paralizante, no tardan en descubrir que un par de tragos en la vía rápida para disolver los sentimientos de ansiedad.
Empiezan así a depender más y más del alcohol que las protege de sus propios sentimientos. Antes de que se den cuenta, están sintiéndose apoyadas por dosis regulares de alcohol, simplemente para «pasar el día». Sin saberlo, se han convertido en alcohólicas.
El síndrome del nido vacío y el alcoholismo
Otra situación a menudo descrita en relación con el ama de casa alcohólica es el «síndrome del nido vacío» o «síndrome de carencia del nido». Los hijos crecen y dejan el hogar; una enfermedad seria conmueve a la familia; un divorcio inesperado ocurre. Para muchas mujeres, el hogar, centro de sus vidas, desaparece repentinamente. Tienen pocos recursos, ningún trabajo, pocos amigos cercanos, ningún interés real. La ansiedad y la soledad se manifiestan. Para estas mujeres, el beber seguido alivia el dolor.
Alcoholismo femenino en el trabajo
Aun cuando una mujer decida trabajar fuera de la casa, muchas veces se encuentra conque se le considera inferior; debe redoblar su esfuerzo sólo para probar que es tan competente como sus compañeros varones. La presión puede llegar a ser agobiante y, como en el caso del ama de casa, puede descubrir que el alcohol parece reducir el dolor y la ansiedad, que las copas para recobrar el ánimo, a las cinco de la tarde, son la mejor parte del día.
A medida que aumentan las penas y la presión, así también se incrementan las visitas al bar y la cantidad tomada durante cada visita.
Un caso especial en este sentido lo representa la mujer que sostiene la casa. Más de 9 millones de norteamericanas enfrentan esta situación. Aun cuando la mayoría lo supera, muchas encuentran insoportable la situación y buscan huir de la dura realidad a través del alcohol. Las tensiones que implica esta situación son obvias. Trabajar, mantener la casa y cuidar a los niños generalmente es tarea de dos adultos. La situación financiera se complica por el hecho de que pocas de estas mujeres tienen trabajos lo suficientemente bien remunerados como para permitirles pagar una doméstica. Con el trabajo y los quehaceres de la casa la mujer se encuentra a menudo sola; hay poco tiempo para departir en sociedad. Unos cuantos tragos reducen temporalmente las penas, ansiedad y presiones. La motivación de tomar otro trago para prolongar ese estado es casi irresistible(3).
Conclusiones
Al observar el problema que enfrentan las mujeres alcohólicas se demuestra una vez más que no hay una sola causa para el alcoholismo; probablemente, se trata de una combinación de factores. En la presente etapa de nuestros conocimientos sólo podemos decir que este desorden es debido quizá a una combinación compleja de la conformación biológica y psicológica de un individuo, que reacciona con otra combinación compleja de factores externos que precipitan la dependencia del alcohol.
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