El gen egoísta: la injusticia, dicen, es ley natural.

«Así, en primer lugar, pongo como inclinación general de toda la humanidad un perpetuo e incansable deseo de poder y más poder, que cesa únicamente con la muerte’

Leviathan. Thomas Hobbes.

«Llegará un día, por cierto, no muy distante, que de aquí allá se cuenten por miles los años en que las razas humanas civilizadas habrán exterminado y reemplazado a todas las salvajes por el mundo esparcidas” escribió Charles Darwin en El Origen del Hombre (1871).
Y Darwin se lamentaba: “se encaminan todos los esfuerzos de las naciones civilizadas a realizar el plan opuesto, e impedir en lo posible la eliminación; a eso tienden la construcción de asilos para los imbéciles, heridos y enfermos, las leyes sobre la mendicidad y los desvelos y trabajos que nuestros facultativos afrontan para prolongar la vida hasta el último momento. […] De esta suerte,los miembros débiles de las naciones civilizadas van propagando su naturaleza, con grave detrimento de la especie humana, como fácilmente comprenderán los que se dedican a la cría de animales domésticos. Es incalculable la prontitud con que las razas domésticas degeneran cuando no se las cuida o se las cuida mal; y a excepción hecha por el hombre, ninguno es tan ignorante que permita sacar crías a sus peores animales”.
La raza perfecta, culmen del progreso, era la caucásica, europea y americana.

Pero no toda: únicamente la mitad masculina:

(…) si los hombres están en decidida superioridad sobre las mujeres en muchos aspectos, el término medio de las facultades mentales del hombre estará por encima del de la mujer.» continuaba Darwin.
Sin embargo, el evolucionismo cultural no sólo hay que atribuírselo a Charles Darwin.Thomas Malthus ya señalaba que el aumento de la población conducía inevitablemente a la«lucha por la existencia» y Herbert Spencer añadía la «supervivencia de los más aptos»antes de que Darwin publicara sus teorías sobre la evolución biológica.
Pero el éxito de El origen de las especies de Darwin, (“Sobre el origen de las especies por medio de la selección natural o el mantenimiento de las razas favorecidas en la lucha por la existencia” es el verdadero título de la obra) fue la base biológica. «La idea de «supervivencia del más apto» o «selección natural», la idea de que evolución no es más que una lucha sanguinaria en la que el más fuerte es el que sobrevive, caía como anillo al dedo en el ámbito económico: la explotación del hombre por el hombre es natural y, por lo tanto, moralmente aceptable.» afirma el biólogo Máximo Sandín.
El ámbito económico era el imperialismo y el colonialismo. La lucha de nación contra nación y de raza contra raza.
El antropólogo Marvin Harris explica de manera similar que «El darwinista social más influyente fue Herbert Spencer, quien llegó a abogar por el final de todos los intentos de proporcionar caridad y auxilio a los desempleados, a las clases pobres y a las así llamadas razas atrasadas, porque esta ayuda interferiría en la actuación de la así llamada ley de supervivencia de los más aptos, y porque simplemente prolongaría la agonía y haría más profunda la miseria de los «no aptos». Spencer utilizó el darwinismo social para justificar el sistema capitalista de libre empresa, y su influencia continúa sintiéndose entre los partidarios del capitalismo sin restricciones y entre los partidarios de la supremacía de los blancos.»
Herbert Spencer, junto con T. H. Huxley (abuelo de Aldous Huxley, autor de «Un mundo feliz») y Joseph Dalton Hooker, todos ellos eugenistas, fundaron en 1864 el X-Club con la finalidad de “promover el darwinismo y el liberalismo científico” “con plazas en diez Comisiones Reales, deliberando sobre todo, desde las pesquerías a las enfermedades o la vivisección, penetró claramente en los laberínticos corredores del poder”, indica laEnciclopedia Británica.
«(…) las altas clases inglesas poseen la máxima capacidad hereditaria, y, por lo tanto, el privilegio biológico de ser caudillos y dirigentes» aseguraba Francis Galton, primo de Darwin, en su libro El Genio Hereditario.
Galton fue el que creó la eugenesia, o el estudio de los métodos para mejorar la raza humana por medio del control de la reproducción. Galton también creía que la filantropía impidió la evolución adecuada de la raza humana. La caridad trastornó el mecanismo de selección natural y, por eso, se necesitaba una manera artificial o una selección consciente y premeditada de solucionarlo: la eugenesia.
Entre los grupos que podían ser descalificados no sólo entraban las personas con capacidades diferentes y/o enfermas, de otras razas, de bajo nivel económico o categoría social etc., sino también todos aquellos individuos que no eran buena mano de obra para la producción. En realidad, todos ellos eran «minusválidos».
«No hay que hacer diferencia entre los hombres y las mercancías» advertía el magnate John D. Rockfeller «se las toma cuando se las necesita, se las utiliza, luego se las abandona cuando no nos pueden servir más.»
Y opinaba que «El crecimiento de un gran negocio es simplemente la supervivencia del más apto… La bella rosa estadounidense sólo puede lograr el máximo de su esplendor y perfume que nos encantan, si sacrificamos a los capullos que crecen en su alrededor. Esto no es una tendencia maligna en los negocios. Es más bien sólo la elaboración de una ley de la naturaleza y de una ley de Dios.»
Igualmente, en una época esencial para la lucha obrera, Darwin afirmaba en una carta:»Los sindicatos también se oponen al trabajo a destajo (en suma, a toda competición). Me temo que las sociedades cooperativas, que muchos ven como la principal esperanza para el futuro, igualmente excluyen la competición. Esto me parece un gran peligro para el futuro progreso de la humanidad. No obstante, bajo cualquier sistema, los trabajadores moderados y frugales tendrán una ventaja y dejarán más descendientes que los borrachos y atolondrados»
“Otra cosa» escribía Adolfo Hitler «es que el hombre por sí mismo se empeñe en restringir su descendencia y haga que, en lugar de la lucha por la vida –que solo deja en pie al más fuerte y al más sano- surja, en lógica consecuencia, el prurito de “salvar” a todo trance también al débil y hasta el enfermo, cimentando el germen de una progenie que irá degenerando progresivamente, mientras persista ese escarnio de la naturaleza y sus leyes.”
«60,000 marcos es lo que esta persona que sufre un defecto hereditario cuesta a la comunidad durante su vida. Alemán, ese es también tu dinero.» 
Decía el póster que se difundió en la Revista “Nuevo Pueblo” de la Oficina de Políticas Raciales del Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP).
Aunque hoy el darwinismo social y la eugenesia parecen desprestigiados, «el concepto darwinista de la selección natural ha sufrido un descarrilamiento ideológico serio en los últimos añosadvertía en 1976 el antropólogo Marshall Sahlins. «Se podría decir que el darwinismo, que en un primer momento se apropió de la sociedad como «darwinismo social», ha vuelto a la biología como un capitalismo genético. Lasociobiología ha contribuido especialmente a la etapa final de este desarrollo teórico». 
«En esta nueva edición del «capitalismo genético» se asume, exclusivamente, la estrategia competitiva de la vida, y se subestima la estrategia cooperativa.» añade hoy Jalil Saab H, ingeniero químico.
Richard Dawkins presentó su libro «El gen egoísta» como una versión moderna del darwinismo, según sus propias palabras. “El planteamiento de este libro es que nosotros, al igual que todos los demás animales, somos máquinas creadas por nuestros genes. De la misma manera que los prósperos gangsters de Chicago, nuestros genes han sobrevivido, en algunos casos durante millones de años, en un mundo altamente competitivo. Esto nos autoriza a suponer ciertas cualidades en nuestros genes. Argumentaré que una cualidad predominante que podemos esperar que se encuentre en un gen próspero será el egoísmo despiadado. Esta cualidad egoísta en el gen dará, normalmente, origen al egoísmo en el comportamiento humano”
Para Adam Smith, es el egoísmo del carnicero, del cervecero o del panadero el soporte de la sociedad mediante “la mano invisible del mercado”. «No es por la benevolencia del carnicero, del cervecero y del panadero que podemos contar con nuestra cena, sino por su propio interés», afirmaba Smith. Para Dawkins, es del egoísmo del “gen” de la Naturaleza “la mano invisible de la selección natural”
Y así surge el capitalismo genético, el que está dentro del orden lógico de las cosas, el que, según ellos y ellas, está regido por la Ley implacable de la Naturaleza y congtra el que no podemos hacer nada:
«Todas las relaciones sociales pueden ser reducidas a la ley de la oferta y la demanda, que se rige por la libre competencia y la exclusión de los incompetentes e incapaces redundará, a largo plazo, en beneficio de la especie.»
fue la frase de Milton Friedman, premio Nobel de Economía.

Mientras, el Fondo Monetario Internacional reclama, entre otras medidas, que se recorten las prestaciones y se retrase la edad de jubilación ante «el riesgo de que la gente viva más de lo esperado». “Vivir más es bueno, pero conlleva un riesgo financiero importante». «Nos va a costar más como individuos, a las corporaciones y a los Gobiernos». Más o menos por esas fechas, el ministro de economía japonés Taro Aso declaró que a las personas mayores hay que dejarles ”que se den prisa y se mueran» para resolver el problema y la carga que sus pensiones y su atención médica suponen para el Estado. También añadió que los enfermos crónicos “se ven obligados a vivir cuando quieren morir” y añadió: “Yo me despertaría sintiéndome mal si sé que el tratamiento está pagado por el Gobierno». «Veo a gente de 67 ó 68 años constantemente ir al médico ¿Por qué tengo que pagar por las personas que sólo comen y beben y no hacen ningún esfuerzo?”.
Ante estas perlas, el escritor Eduardo Galeano lo tenía claro:
«Sus maestros calumnian a la naturaleza: la injusticia, dicen, es ley natural. Milton Friedman, uno de los miembros más prestigiosos del cuerpo docente, habla de «la tasa natural de desempleo». Por ley natural, comprueban Richard Herrnstein y Charles Murray, los negros están en los más bajos peldaños de la escala social. Para explicar el éxito de sus negocios, John D. Rockefeller solía decir que la naturaleza recompensa a los más aptos y castiga a los inútiles; y más de un siglo después, muchos dueños del mundo siguen creyendo que Charles Darwin escribió sus libros para anunciarles la gloria.

¿Supervivencia de los más aptos? La aptitud más útil para abrirse paso y sobrevivir, el killing instinct, el instinto asesino, es virtud humana cuando sirve para que las empresas grandes hagan la digestión de las empresas chicas y para que los países fuertes devoren a los países débiles, pero es prueba de bestialidad cuando cualquier pobre tipo sin trabajo sale a buscar comida con un cuchillo en la mano.»

Muchos antropólogos también lo tienen claro: «Nuestras ideas, nuestros valores, nuestros actos, incluso nuestros sentimientos son, igual que nuestro propio sistema nervioso, productos culturales, productos manufacturados» (Clifford Geertz, 1973).
«La mayoría de las personas están configuradas para la forma de su cultura
debido a la maleabilidad de su dotación original» (Ruth Benedict, 1934).

«Así pues no se hable más de la necesidad innata que siente nuestra especie de formar grupos jerárquicos. El observador que hubiera contemplado la vida humana al poco de arrancar el despegue cultural, habría concluido fácilmente que nuestra especie estaba irremediablemente destinada al igualitarismo salvo en las distinciones de sexo y edad» zanjaba el antropólogo Marvin Harris.

Fuentes:

https://selenitaconsciente.com
http://www.forovidaindependiente.org/files/documentos/bioetica/El_aborto_eugenesico_Valencia_2012.pdf
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=131663
https://selenitaconsciente.com
http://www.rebelion.org/hemeroteca/ecologia/saab230201.htm
«Nuestra especie» Marvin Harris.
Introducción a la antropología general Marvin H arris
Lipton, Bruce (2007). La biología de la creencia. Palmyra. Madrid.
http://www.fondodeculturaeconomica.com/Editorial/Prensa/Detalle.aspx?seccion=Detalle&id_desplegado=47455
http://openaccess.uoc.edu/webapps/o2/bitstream/10609/3061/6/csacanellTFM0908.pdf
Carta fechada el 26 de Julio de 1872 dirigida al profesor de leyes Heinrich Fick – partidario de la aplicación de la teoría darwinista a la legislación–
Marshall Sahlins. El uso y abuso de Biología
http://nuestraimagen.ws/opinionado/galeano2.html

http://unaantropologaenlaluna.blogspot.com.es/2015/07/el-gen-egoista-la-injusticia-dicen-es.html

2 comentarios en “El gen egoísta: la injusticia, dicen, es ley natural.

  1. Confieso que yo nací con convicciones eugenéticas, mucho antes de que hubiera podido leer de ellas.De todo esto hay mucho que hablar. Se acusa a Darwin y tantos otros, cuando ellos sólo fueron observadores empíricos de la realidad. Llamémosle Naturaleza, para que nadie se sienta ofendido. Pero es tambien Naturaleza la que puso en el fondo de muchísimas almas el sentido de piedad y compasión por las debilidades humanas.

  2. Si la injusticia es ley natural…. y si como dice Yanis Varoufakis que…se confirman tus peores temores… Teniendo “los poderes reales” hablándote directamente, y ver que son como temías…, que la situación es peor de lo que imaginabas!”.

    (Y aún así) tener a figuras muy poderosas mirarte a los ojos y decirte “Tienes razón en lo que dices, pero vamos a machacarte en cualquier caso””, “o te subes al caballo, o estás muerto”.

    Sin duda… estamos en el infierno.

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