«PARASITISMO»: relación interespecífica entre un organismo animal o vegetal, llamado parásito, y otro denominado huésped, de quien, el primero, saca, al menos en parte, las sustancias nutritivas que necesita para vivir. Por lo tanto esta convivencia, más que mutualista, es antagónica en cuanto que de ella el parásito saca ventajas y produce daños al huésped. En muchos casos de parasitismo se establece una especie de equilibrio entre los dos organismos, en el sentido de que el parásito busca no disfrutar excesivamente del huésped para poderlo explotar el mayor tiempo posible. El parasitismo puede ser temporal o permanente, facultativo u obligatorio, interno o externo. Parásitos facultativos son los que pueden vivir parasitariamente o no; por el contrario, son parásitos obligados los que no pueden desarrollar sus funciones sino parasitariamente. Particular interés presentan los casos de hiperparasitismo, es decir de parasitismo entre parásitos…
La Ciencia biológica conoce otras formas distintas de microorganismos parásitos obligados incapaces de vivir y de reproducirse fuera de su huésped mucho mas complejos y de extremada virulencia. Llegan a causar la muerte de su huésped pero sobreviven si son capaces de agredir a otros futuros huéspedes. Los llamamos virus.
Es bastante sencillo comprender como las sociedades humanas han evolucionado hasta hoy sin poder deshacerse de sus propios agentes parasitarios. Han sido sociedades en las que unos hombres han explotado a otros hombres. Las relaciones sociales impuestas por la fuerza por los agentes parasitarios no fueron nunca mutualistas sino antagónicas. Terribles lacras que siempre han entorpecido y retrasado el proceso natural de la manera de vivir y progresar de los seres humanos. En el lenguaje popular, sanguijuelas.
Este antagonismo ha sido en los periodos florecientes enmascarado porque en ellos se estableció una especie de equilibrio entre los agentes creadores de riqueza y sus parásitos. Es más, fueron periodos en donde los parásitos crecieron y engordaron en la medida que necesitaron crear mas y más colonias de agentes en donde hospedarse. La generalización del trabajo asalariado les enriqueció.
En los periodos de crisis social este equilibrio se derrumba. Los agentes parásitos para sobrevivir devienen de tal virulencia que son capaces de acabar (y necesitan acabar) con los organismos de los que antes se nutrieron porque ahora se han convertido en «costos de producción» sustituibles por otras fuerzas productivas mucho mas innovadoras y eficaces. El proceso inevitable de matar y matar para sobrevivir deviene final y fatalmente en lo que comúnmente se llama: morir matando. Las leyes naturales de supervivencia de las especies son opuestas siempre a estos procesos. La vida ha sido siempre capaz de deshacerse de los organismos parasitarios que le conducen irreversiblemente a su desaparición.
La mayoría de los observadores y analistas de las Ciencias Sociales no pueden llegar a comprender como el capitalismo parasitario si ha alcanzado su punto mas elevado de virulencia es por que ya ha llegado al momento más álgido de su decadencia. Ni los que siempre despreciaron el enorme trabajo de Marx ni los que se reclamaron herederos de su inmensa aportación intelectual (¡sarta de parásitos entre los parásitos, estafadores, ladrones, guías y timoneles…¡) han entendido nada.
…»La condición esencial para la existencia y la dominación de la clase burguesa es la acumulación de la riqueza en manos privadas, la formación y la ampliación del Capital; la condición para la existencia del Capital es el trabajo asalariado» (Manifiesto Comunista. 1848).
El fin del trabajo asalariado es el fin del Capital. El Conocimiento humano convertido en técnica (la automatización, robotización, informatización, etc.) de amplios sectores productivos reducen constantemente la cantidad de «trabajo vivo» necesario para producir cualquier tipo de mercancía. Mientras cada día aumenta nuestra capacidad de producirlas disminuye al mismo tiempo la población que es capaz de consumirlas. La mercancía-dinero solo puede ser comprada por los que convierten su mercancía-trabajo en dinero (salario). Pero la fuerza de trabajo asalariado ya está abandonando el escenario de la Historia.
En las empresas estadounidenses trabajan hoy 2,1 millones de trabajadores menos que hace dos años. Sin embargo, desde 1995, la tendencia al crecimiento de la productividad ha sido del 2 al 3% anual frente al aproximadamente 0,7% de los anteriores 25 años. Solo los que no quieren entender, no lo entienden.
¡Inútiles serán los cánticos de la moribunda izquierda política reclamando «trabajo asalariado para todos»¡ ¡Ella también ya abandonado el escenario de la Historia¡ ¡Parásita que muere entre los parásitos¡
NINGUNA ESPERANZA
En 1922 bajo el liderazgo de Mustafá Kemal Atatürk fue proclamada la república de Turquía. En 1924 se abolió el califato, se secularizó el Estado y se instauró el sufragio universal. En 1929 se proclamó la igualdad de derechos de la mujer y se introdujo el alfabeto latino. En 1934 se constituyó con Grecia, Rumania y Yugoslavia la llamada Asociación Balcánica que debería haber impulsado la industrialización y modernización de la zona. La esperanza de sumarse a la Civilización occidental creadora de progreso parecía estar al alcance de sus sueños.
Gamal Abdel Nasser también lo soñó después de destronar al rey Faruk. Y lo continuó soñando después de nacionalizar el Canal de Suez o tras la construcción de la gran presa de Aswan o tras sus reiterados intentos de nacionalización de las compañías extranjeras…
Otros pueblos y otros líderes también lo soñaron.
Pero la Civilización Occidental (la civilización de los poderes privados) con la que tanto soñaron se demostró como la Civilización de los Bárbaros.
En el transcurrir del siglo XX se fueron deteriorando paulatinamente las esperanzas y los sueños de futuro de todos los pueblos que a duras penas alcanzaron la pseudo-independencia. Sus gobiernos y sus líderes carismáticos fueron derrocados y sustituidos por auténticos caciques sometidos y acosados permanentemente por la lucha entre las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial y por sus propios ciudadanos que han visto incumplidas, una y otra vez, las esperanzas de progreso prometidas. Ni monarquías impuestas por la CIA o la KGB, ni regímenes fundamentalistas, ni teocracias, ni sultanes, ni nuevos virreyes representaron entonces, ni van a poder representar en esta etapa de concentración imperialista ninguna esperanza de cambio. Al contrario, cuando el capitalismo parasitario ha entrado en su etapa mas criminal y virulenta, los sueños y las esperanzas se han esfumado por completo.
Entramos pues en un proceso irreversible en donde todos los intentos de desarrollo capitalista de los pueblos de la periferia del Imperio se derrumbarán y sus sociedades emprenderán una etapa regresiva en donde solamente la lucha por la supervivencia, en condiciones mucho peores que las que tenían antes del periodo colonialista, estará vigente.
Si la realidad no bastara para reafirmar esta perspectiva, el panorama desolador de pobreza y marginalidad, desde Irak hasta Marruecos, que traza un informe sobre el mundo árabe elaborado por Nader Fergany por encargo de las Naciones Unidas, es suficientemente explícito.
Solamente la rebeldía de los pueblos podrá detener este proceso.
Cuando el Capital invierte en «economía productiva» necesita recursos, medios, tecnología…que puede «comprar» o «saquear», pero también necesita un amplio mercado solvente para que su Capital rinda beneficios.
Cuando el Capital invierte en «economía de guerra» , éste solo rendirá beneficios con el saqueo. Las grandes barcazas de los piratas solo podían tener una finalidad: EL PILLAJE.
No existe ninguna duda que el nuevo Imperio invierte muchísimo Capital en las actuales barcazas para el pillaje: en Lockheed Martín (constructura del F-16, del F-22 Raptor, del AC-130 y del futuro Joint Strike Fighter F-35); en General Dinamics (líder en tecnologías de dirección para diversos tipos de armas); en Boing y especialmente en su división McDonnell Douglas (transportadores y bombas inteligentes: los llamados Joint Direct Attac Munition); en Taytheon (mísiles Tomahawk, Tow, Maverich, Javelin, las bombas anti-bunker GBU- 28…), en Nothrop Grumman (el bombardeo B-2, el F-14, el Global Hawk, el avión sin piloto,…); en Thompson-Ramo-Wooldrige (especializada en sistemas de comunicación); en Bechtel (constructor de bases militares logísticas); … y en un gran número de laboratorios de armamento de destrucción masiva en Los Alamos, Liverwore, etc.
SGI colaborará con Lockheed Martín en la construcción del futuro avión de combate Joint Strike para las fuerzas armadas de los EEUU y Reino Unido (3 mil unidades) con un presupuesto de 200 mil millones de dólares. Lockheed Martín ha anunciado además la puesta en marcha de un nuevo programa que hasta hace pocos años hubiera sido considerado como auténtica ciencia ficción: la posibilidad de instalar en los aviones (o en los satélites) un láser lo suficientemente potente como para destruir un avión en vuelo, o un misil o cualquier objetivo en tierra. ¡La vieja consigna de la izquierda: la abolición de los ejércitos, la cumplirá el Capital¡
No puede haber ninguna duda de que el pillaje es la única alternativa del capitalismo parasitario en su etapa de decadencia. Los mercados solventes desaparecen tan rápidamente como se construye su impresionante Imperio. Después del pillaje nunca los piratas reconstruyeron el pueblo saqueado. Que nadie sea tan iluso para creerlo. El resultante de la guerra de Irak será el mismo que el de Yugoslavia, o de Afganistán: un retroceso muy significativo en las condiciones de vida de sus pobladores. El botín será llevado al corazón del Imperio en donde el pan y el circo resarcirán con creces a sus ciudadanos del miedo a las penurias y del temor de las agresiones de los pueblos bárbaros. Mientras puedan, puesto que el costo militar para sofocar las sublevaciones de los pueblos será tan enorme que acabará redundando negativamente en la vida de sus propios ciudadanos. Así acabaron los Imperios.
La máxima teorización ideológica de la Civilización Occidental ( no matarás y no robarás) siempre los HECHOS la convirtieron en matarás más y robarás más porque por encima de ésta prevaleció otra máxima superior: Nuestras guerras son siempre GUERRAS JUSTAS. El problema de nuestros intelectuales (especialmente progresistas y de izquierdas) ha sido la cínica y vana discusión sobre si nuestras guerras eran justas, si tenían el beneplácito de los organismos internacionales, si eran avaladas por los gobiernos o por los ciudadanos, si se ajustaban «al derecho», a la «ley»… ¡sátrapas justificadores de los crímenes contra la Humanidad¡
LAS GUERRAS DE SAQUEO DE LAS GRANDES CORPORACIONES
En esta etapa imperialista se han terminado las guerras entre naciones o entre coaliciones de naciones o entre bloques. Los periodos en donde los intereses de las burguesías nacionales habían sido defendidos por los antiguos estados nacionales han sido superados por la Historia. El saqueo de los recursos de la Tierra ya no se inscriben en el marco de las naciones porque los saqueadores han dejado de estar encerrados en territorios nacionales. Ni tan solo la «conquista de territorios» (la conquista de tierras) que fue bandera del feudalismo y de las primeras etapas de desarrollo capitalista tiene hoy vigencia. Tampoco la tuvo en otras épocas imperiales: Roma no llegó a conquistar plenamente los vastos territorios ocupados. Campamentos fortificados y estratégicamente situados desde donde las legiones asestaban duras represalias, sofocaban sublevaciones y vigilaban las vías de comunicación por donde los recursos partían hacia la ciudad de Roma, fueron suficientes. La gobernabilidad de los territorios ocupados era secundaria y podía dejarse en manos de los débiles poderes autóctonos siempre fraccionados y enfrentados. Solamente cuando estos ponían en peligro el poder romano, los procónsules actuaban, entonces, con implacable violencia para imponer la paz y el orden. Esta será también la política de Bush.
No puedo comprender como los actuales charlatanes contrarios a la que llaman «globalización liberal» sigan defendiendo los inexistentes intereses nacionales cuando estos ya están plenamente superados. No son las naciones sino las grandes corporaciones trasnacionales las que están saqueando los recursos en cualquier rincón del globo, las que aseguran con sus guerras las vías de transporte de estos recursos hacia los lugares en donde están ubicadas sus empresas (sean en los EEUU, en Alemania o en China), las que construyen sus propios organismos internacionales al margen de las naciones, las que imponen medidas y planes económicos a espaldas de cualquier parlamento… y las que tienen ya su instrumento de poder militar (un ejército propio): un ejército bajo la bandera de los EEUU y su instrumento de poder político (el gobierno de los EEUU).
No puedo comprender la ceguera intelectual de los que no son capaces de ver más allá de ciertas conexiones de la administración Bush con las grandes corporaciones financieras, grupos multinacionales y sociedades armamentistas. Al menos 32 importantes responsables del gobierno son o han sido miembros de los consejos de administración de importantes sociedades que proporcionan armamento y 17 de estos responsables (nombrados directamente por Bush) tienen lazos con los suministradores decisivos del sistema de mísiles (Lockheed Martín, Raytheon, Boeing y Northrop Grumman). Los lobbys de presión se han terminado porque ya no hacen falta. Los hombres de estas coorporaciones (están) son la propia administración norteamericana. («¿quién dirige realmente la guerra contra Irak?» documento de Geenpeace-España, obtenido de Center for Responsive, opensecrets.org y corpwatch.org).
Las antiguas naciones, las antiguas leyes internacionales, las antiguas organizaciones internacionales (la ONU)… restarán como muy bien se dice en el argot teatral como invitados de piedra, como simples figurantes en una tragedia de la que no son ni arte ni parte. Las viejas burguesías nacionales que se desgañitan por encontrar un sitio en el nuevo Imperio solamente les queda el cínico derecho al pataleo o poner sus ejércitos (ya prácticamente privados por la gracia de las izquierdas progresistas) bajo la bandera de los EEUU.
El director del Instituto de Estudios Estratégicos de la Universidad de Harvard, Stepehn Peter Rosen, lo ha explicado con claridad: «Nuestro objetivo no es luchar contra un rival, porque este no existe, sino conservar nuestra posición imperial y mantener el orden mundial».
LA SUBLEVACIÓN DE LOS PUEBLOS
La explicación de Stepehn Peter es bastante significativa por cuanto no se está refiriendo a conservar un modelo económico específico sino simplemente a mantener un modelo de poder. Cuando el modelo de producción hace ya bastante tiempo que es incapaz de respetar sus propias leyes y camina a la deriva, se trata entonces simplemente de conservar el poder y mantener el orden mundial. La diosa fuerza toma inevitablemente el relevo al dios dinero.
Por esta razón es fundamentalmente el aparato político-militar quien toma el mando del nuevo Imperio. Por esta razón cualquier innovación tecnológica deberá trasladarse precisamente a la industria armamentista. Por esta razón el conocimiento humano, como primera fuerza productiva, será apropiado para ponerlo al servicio de la guerra y no al servicio del bienestar de los pueblos.
Este es el panorama al que nos enfrentamos. Pero este panorama tiene otra cara muy diferente: los HECHOS que acontecen son tan diáfanamente claros que están derrumbando con gran rapidez el mayor teatro de guiñol puesto en escena de la época moderna. Las máscaras y los disfraces caen uno tras otro. Se acaban los reformismos; se tambalean los procesos electoralistas; los parlamentos son un hazme reír; los partidos y las organizaciones salvadoras se convierten en cúpulas endogámicas y mafiosas; se terminan las vagas ideologías y las propuestas modernizantes; se muere el estado del bienestar… y una tras otra las promesas mil veces repetidas son mil veces incumplidas.
Nunca como ahora los gobiernos y los instrumentos del poder están tan aislados y en crisis. Ni nos convencen, ni nos encuadran, ni nos organizan, ni nos arrastran… como en periodos anteriores.
Los HECHOS son tan claros como sus falsedades, su inoperancia, su inutilidad, su mezquindad y su criminalidad.
Ante esta situación mientras las viejas organizaciones partidistas (de derechas e izquierdas) solo se afanan en apuntalar sus leyes y su orden, los movimientos ciudadanos que nacen en todos los continentes recuperan con decisión el mejor espíritu de rebeldía de nuestros antepasados: la libertad, el apoyo mutuo, la colaboración, la solidaridad… Las antiguas utopías de la Humanidad vuelven a abanderar nuestra sublevación.
La Historia es tremendamente tozuda cuando la realidad no deja mucho para elegir. Cuando el problema se sitúa a nivel biológico, los seres humanos hemos optado siempre por la vida en contra de la muerte. Por la Ciencia en contra la brujería. Por el progreso y el bienestar en contra la barbarie.
La sublevación de los pueblos les vencerá.