Alain de Benoist – Después de los estudios en el dominio de las ciencias sociales, en particular la comunicación y la semiótica, usted publicó en 2010, en Max Milo, un libro que no tenía firma: Gouverner par le chaos (del que una nueva edición debe aparecer estos días). El mismo está consagrado fundamentalmente a la aplicación de una serie de técnicas propias de la “ingeniería social”. ¿Qué entiende usted por eso? ¿Gobernar por el caos es el nuevo nombre del Sistema? ¿Qué lo diferencia de las antiguas teorías de la vigilancia, de Jeremy Bentham a Michel Foucault?
Lucien Cerise – En primer lugar, preciso que yo no inventé nada. La noción de ingeniería social aparece en el siglo XX de la pluma de investigadores anglosajones versados en las ciencias de la gestión (management, marketing, cibernética, sistémica, psicología del comportamiento), para designar un enfoque mecanicista y constructivista de la sociedad, y sobre todo orientado hacia la transformación de algo dado, como en la ingeniería genética, la construcción y las finanzas. Luego, la ingeniería social experimenta un segundo impulso venido de los círculos de la piratería informática en 2002, cuando el famoso hacker Kevin Mitnick le dedica un libro, modificando un poco la noción por la insistencia en el sigilo o la invisibilidad. Yo llego en tercer lugar para hacer la síntesis de las dos oleadas que me precedieron, explicitar la continuidad de la una a la otra y unificar el concepto.
Propongo pues la siguiente definición: la ingeniería social es la modificación planificada, sostenible y solapada del comportamiento. Se trata de transformar definitivamente la naturaleza de un ser social, individuo o grupo, y no solamente de manipularlo puntualmente. Para lograr esto, la mayor parte de las veces hay que piratear al ser social en cuestión, es decir, modificarlo sin su consentimiento informado, subliminalmente, solapadamente, de modo que él no sea consciente de la transformación. En efecto, la mayoría de los seres sociales se han adaptado a su medio ambiente como resultado de una evolución lenta y natural. Por lo tanto, no sienten ninguna necesidad de ver sus prácticas y valores modificados artificial y definitivamente desde el exterior por una injerencia exterior. Tan pronto como él siente que se le quiere hacer cambiar a la fuerza y contra su naturaleza, el ser social se pone a la defensiva y su nivel de vigilancia aumenta; para eludir estos mecanismos de autodefensa y engañarlos, se debe pasar por la puerta de atrás, tomar una backdoor [1], y luego lanzar un anzuelo, hacer un phishing [2] en la jerga informática de la piratería. En todos los casos, el pirata no debe ser visto. La base del hacking es la disociación del par “ver” y “ser visto”. Piratear un cerebro, realizar una infiltración cognitiva, significa que yo veo las ideas a cambiar, pero sin ser visto mientras las veo. Esta estructura asimétrica de la percepción y de la recopilación de información es la del Panóptico estudiado por Bentham y Foucault, cuyas teorías de la vigilancia pueden ser consideradas como proto-teorías de piratería social. Estos autores expusieron bien esta nueva forma de control social ejercido por una instancia que lo ve todo, pero que uno no ve, de tal manera que uno ni siquiera sabe que existe. Esta invisibilidad del poder contemporáneo lo distingue de la figura tradicional del poder patriarcal y fálico que, a contrario, existe en la total visibilidad y en la simetría “ver” y “ser visto”.
Además, la ingeniería social no se limita a la vigilancia solapada y al robo de contenidos, sino que también procede a la transformación furtiva de la naturaleza de aquello que está vigilando. Sin embargo, se constata que la utilización de esta transformación es la mayoría de las veces hostil al ser social pirateado y apunta a su destrucción. ¿Cómo destruir solapadamente? Aumentando las contradicciones internas del sistema atacado mediante la triangulación de un conflicto entre dos de sus partes. Esta es la orquestación racional y metódica de la guerra de todos contra todos, el gobierno por el caos, expresión que encontré para calificar el ambiente general del Sistema.
AdB – El capitalismo globalizado está en el centro de sus comentarios. Desde el siglo XVIII – afirma – el mismo funciona en el registro de la “destrucción creadora” y de la “demolición controlada”. Hoy es el mayor beneficiario de la manipulación de la opinión pública destinada a lograr el pleno consentimiento de las masas. ¿Para ir dónde?
LC – Lo que anima el capitalismo es una visión del mundo cabalística y numerológica, la gematría [3], donde la totalidad de la existencia puede ser reducida a números. Aquí, la sustancia del mundo es cuantitativa, las matemáticas son el lenguaje de Dios y los valores numéricos superan los valores éticos. Es el gran mercado cósmico, donde todo se vende y se compra, y donde usted es completamente reducible a su cuenta bancaria. Los medios cabalistas neoyorquinos de Wall Street, que Darren Aronofsky pone en escena en su primera película llamada Pi (del número 3,14) [4], estos medios ven una continuidad perfecta entre su mística y el capitalismo financiero más inmundo. Para ellos, la especulación bursátil es una forma de oración. El presidente de Goldman Sachs llegó a decir un día que los banqueros estaban haciendo la obra de Dios. En cuanto a Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), se dedica a “recortes numerológicos” y habla del “Magic 7” en conferencias públicas y en platós de televisión donde también se refiere a un “reset” de la economía mundial, una reinicialización, un reinicio desde cero. Esta asociación del esoterismo y de la robótica también aparece en Norbert Wiener, el matemático fundador de la cibernética, que publicó en 1964 God & Golem, Inc. [5], con el subtítulo: “Un comentario de ciertos puntos en los que la cibernética choca con la religión”.
La oligarquía capitalista necesita un suplemento del alma, que va a buscar en este espiritualismo numérico que suprime las diferencias cualitativas para dejar subsistir sólo las diferencias cuantitativas. La Cábala consiste en adoptar el punto de vista de Dios, es decir, situado antes de las diferencias. Realizar este punto de vista divino en el mundo consiste en destruir el mundo dado y sus diferencias naturales para volver a la “sopa primordial” indiferenciada, el caos informe y primitivo, que es una masa plástica de modelar hecha de cifras. Es entonces lícito reconstruir el mundo sobre nuevas bases y nuevas diferenciaciones. Esta combinación tecno científica infinita impuso el fórceps, lo que Heidegger llama el Gestell [6], al que Peter Sloterdijk opuso el Gewächs, concepto ilustrado por el crecimiento de las plantas, proceso lento y discreto, pero natural y equilibrado.
En el mundo del Gestell, las formas sólidas se licuan, de forma que mezcla sus sustancias y luego las re-solidifica según una nueva síntesis y un nuevo plan. La máxima hermética “Disolver y coagular” resume bien esta gran obra de ingeniería mundial: reiniciar la Creación, hacer un reset ontológico global, recomenzar todo desde cero. Esta destrucción creadora del mundo supone una demolición controlada y racional, a fin de no ser destruido en el proceso. Hay que encontrar la distancia adecuada. Cuando dinamitamos los cimientos de un edificio, se tiene cuidado de no ser dinamitado uno mismo, el principio de la prueba de impacto en el retorno y del cálculo de contragolpe (efecto de retroceso en balística). ¿Por qué la Cábala persigue este programa de tabla rasa global? Porque el dinero no está en el origen del mundo. Por tanto, hay que destruir este mundo cuyo origen no debe nada al Capital para reemplazarlo por un mundo que deberá su origen al Capital. El dinero debe convertirse en el origen del mundo. En tiempos normales la cima del Capital no es la cima de la Creación, debido a que todavía debe someterse a lo Real, o a Dios. Pero después del reinicio global, una nueva jerarquía emerge. El Nuevo Orden Mundial es cuando el dinero lo decide todo, ya que se ha convertido en el origen de todo después de haber destruido el mundo dado naturalmente. De un mundo dado, pasamos a un mundo producido. ¿Producido por quién? Por la cima de la pirámide del Capital, que se convierte entonces en la cima de la pirámide de la Creación. El propietario del Capital se vuelve divino, es el productor demiúrgico del mundo. El dinero que maneja el mundo no basta, debe “hacer” el mundo totalmente, crearlo, producirlo desde el origen, por lo tanto definir la sustancia, la esencia, la naturaleza. Cuando absorbemos este pensamiento para comprenderlo desde el interior, se siente que la energía que lo anima es el odio. No hace falta decir que es la ideología más peligrosa de todos los tiempos.
AdB – ¿Cuál es el tipo de hombre que se quiere promover cuando se trata de cambiar el comportamiento humano mediante la producción intencionada de la imprecisión identitaria? ¿La psiquiatría y el psicoanálisis tienen algo que decir sobre esto?
LC – De hecho, no se busca promover un tipo de hombre. Lo que se pretende es el fin de lo humano, por lo tanto lo post-humano, lo transhumano, etc. La imprecisión identitaria viene de que las diferencias son atacadas en favor de una mezcolanza generalizada, un tipo de hiper mestizaje cabalístico mucho más allá de razas y culturas. Ninguna diferencia debe existir, como lo estipula la teoría de género para los sexos e, incluso más allá, el anti-especismo y el veganismo, que niegan una diferencia sustancial entre los humanos y las otras especies para prepararnos para el mestizaje entre los seres humanos y los animales, las “quimeras” genéticas que pronto saldrán de los laboratorios. Un paso más allá son los juristas y los abogados (Alain Bensoussan, Anthony Bem) que trabajan sobre el derecho de los robots, para dar personalidad jurídica a las máquinas y abolir así la distinción entre vivos y no vivos. Los identitarios no siempre entienden que la Gran sustitución [7] no es la de una raza o la de una cultura por otra, sino la de los seres humanos por las máquinas. Por ejemplo, he visto en una página de Facebook expresarse en estos términos a un defensor de la ecología profunda (deep ecology), rama de la ultra-izquierda patrocinada por fundaciones estadounidenses: “El ser humano es tan malo para la naturaleza que tal vez valdría más confiar la gestión de los recursos de la tierra a una inteligencia artificial“. Razonamiento que reproduce “la voz de su amo”, la de la cibernética social de Wiener, que quería confiar la organización de las sociedades humanas a los ordenadores, o la del Club de Roma y sus programas de decrecimiento demográfico.
En este punto, largamos las amarras del principio de realidad para entrar en un estado donde todos los límites han caído, induciendo una interpenetración del interior y del exterior, una confusión entre el Yo y el Otro y una imprecisión identitaria global donde las formas fijas desaparecen en beneficio de flujos numéricos en recomposición constante. Clínicamente, hablamos de un trastorno psicótico que se instala, una bouffée delirante crónica. De hecho, la psiquiatría y el psicoanálisis muestran que la salud mental necesita tener una percepción estable de los límites identitarios, con una clara demarcación del interior, Yo, y del exterior, el Otro. La fluidez, el estado líquido e incluso gaseoso, no son viables cuando se trata de definir una identidad viva, que escapa a la disolución, la precariedad y el caos. Todo el mundo necesita saber quién es, simplemente, lo que requiere una cierta permanencia y fijeza. Si yo soy un hombre, no soy una mujer; si soy el padre, no soy el niño, y viceversa. Este esquema a cuatro espacios distintos articulados por conectores booleanos “y/o” es el complejo de Edipo de Freud y Lacan, es decir, la matriz identitaria universal impuesta por el logos, la cuadrícula lógica, política, legalista y lingüística del Padre, quien nos arranca del ethnos, del mundo carnal, pre-político, fusionado y cambiante de la Madre.
AdB – ¿Podemos decir que la derecha liberal y la izquierda libertaria aspiran, la una y la otra, a promover la entropía? ¿Qué es lo que las aproxima fundamentalmente?
LC – Lo que identifica definitivamente a la derecha liberal y a la izquierda libertaria es que ambas trabajan para abrir los sistemas al máximo hasta su disolución entrópica y su muerte. Para entender bien la política, podemos traducirla en términos de cibernética y sistémica. La división fundadora en estas disciplinas se sitúa entre el sistema abierto y el sistema cerrado. Para mantener su estructura en el tiempo, un sistema necesita el intercambio de información con su entorno, por lo tanto ser abierto, pero también necesita del cierre, si no se disuelve en este entorno. La apertura alimenta, el cierre protege. Son el cierre completo y la apertura total lo que aumenta la entropía de los sistemas. En contraste, el buen equilibrio entre una semi-apertura y un semi-cierre aumenta la negantropía [8] y la organización, lo que es el principio de las “estructuras disipativas” observadas por Prigogine ya en la materia inanimada. Este justo medio en el control y la selección de los flujos entrantes y salientes es la condición para una buena gestión energética y de la información. Así es como un sistema conserva su estructura, su identidad, su forma típica y perdura. En la geopolítica, a esto se le llama las fronteras y los principios westfalianos. En biología, es la piel, la membrana epidérmica, necesaria para la integridad del ser vivo. En la psicología o en la ecología, hablamos de límites identitarios y comportamentales a interiorizar para no desarrollar una patología. Hay pues que relanzar la idea de un “cierre positivo”, lo que hará aullar a todos los liberales-libertarios que juran por la apertura completa a los cuatro vientos y nos ordenan abrirnos siempre más al mundo, al Otro, a los romaníes, a las minorías, a los capitales extranjeros, a la competencia… Su táctica es maligna, porque es más fácil destruir un sistema abriéndolo por completo que cerrándolo totalmente. La apertura levanta las defensas del sistema, pero posee una connotación positiva que logra hacer de este debilitamiento algo atractivo, siendo el cierre más difícil de justificar moralmente. Pero debemos quitarnos los complejos sobre estas cuestiones y saber atacar el imperativo morboso de la apertura total de la derecha liberal y de la izquierda libertaria, porque no hay vida sin cierre y proteccionismo en un momento u otro.
AdB – ¿Qué representa a sus ojos internet? ¿Un nuevo espacio de libertad o un nuevo método de vigilancia encubierta?
LC – Durante una época, yo era completamente refractario a Internet, apoyado en una posición neo-ludita un poco primaria. Hoy creo que es salvador. El Pentágono considera Internet como parte del campo de guerra (war domain). Así es como hay que verlo. En efecto, es una herramienta de vigilancia encubierta, pero en ambas direcciones. Los servicios de inteligencia pueden espiarnos, pero a cambio también nosotros podemos hacerlo, y sin necesidad de ser un genio de la informática. De hecho, con una conexión a Internet y un buen método de búsqueda por palabras clave, cualquiera puede estar mejor informado que un jefe de Estado. El número de informaciones hoy en fuentes abiertas es increíble, basta con saber buscar. Operaciones clandestinas importantes, como los ataques terroristas bajo bandera falsa o los golpes de estado disfrazados de revolución popular (Libia, Siria, Ucrania), que antes engañaban a todo el mundo, hoy son desmontadas en directo. Por ejemplo, un memorando de la CIA filtrado por WikiLeaks mostró que el Presidente de Ucrania desde el golpe de Estado, Petro Poroshenko, trabajaba para los EEUU por lo menos desde 2006 (calificado como insider). Por lo tanto, Internet es un espacio de libertad y de democracia, ya que restablece la simetría de la información entre el poder y el pueblo.
AdB – No sería difícil hacer una interpretación conspiracionista de sus comentarios. Esto plantea el problema de la eficacia real de la ingeniería social, y también el de sus límites. ¿Qué podemos atribuirle con certeza? ¿Qué es lo que se le escapa?
LC – Las conspiraciones que salpican la Historia del Mundo obedecen todas a los métodos de información [inteligencia] profesionales, que se resumen así: disociación del par ver/ser visto y asimetría de la percepción y de la información. Estos métodos son aplicados en la seguridad de sistemas (vigilancia, piratería), en la inteligencia económica, la guerra cognitiva, las técnicas de influencia, el soft power, la consultoría de gestión, el marketing, los medios de comunicación, la política, etc. Mi lema es “Democratizar la cultura de la información”, porque tan pronto como uno se familiariza con este marco conceptual y sus métodos de trabajo, estos adquieren relieve en la vida diaria y nos saltan a la vista. Podemos entonces distinguir lo que está pirateado de lo que no lo está y protegernos contra los intentos de infiltración cognitiva (neuro-piratería).
Dos profesores universitarios estadounidenses, Cass Sunstein y Adrian Vermeule R., publicaron en 2008 un artículo titulado Conspiracy Theories : Causes and Cures [“Teorías de la conspiración: causas y soluciones”] recomendando trabajar la infiltración cognitiva de los medios conspiracionistas a fin de neutralizarlos. Los anti-conspiracionistas conspiran por lo tanto ellos mismos, y a veces abiertamente, como H.G. Wells tituló su libro The Open Conspiracy: Blueprints for a World Revolution [“La conspiración abierta: planes detallados para una revolución mundial”]. Las operaciones de infiltración cognitiva de masas mejor documentadas son aquellas que utilizan la sensibilidad identitaria. Desde hace décadas, los grandes servicios de inteligencia anglosajones emplean a antropólogos, etnólogos, sociólogos, psicólogos, historiadores para elaborar culturalmente anzuelos narrativos adaptados a las mitologías identitarias culturales de los pueblos que quieren piratear y controlar. La ingeniería social es en cierto modo la metodología raíz de la información, que expone cómo piratear un ser social (Ucrania, el Islam) después de haber dibujado el modelo detallado, el blueprint, la maqueta 2D. Podemos por lo tanto atribuir a este método los fenómenos de piratería comportamental, que son legión en nuestro tiempo, pero que no podemos discernir caso por caso, así como los efectos sociales de cosificación inducidos por el trabajo de modelización esquemática de los comportamientos a piratear. Lo que escapa a la ingeniería social es dado forma ahí. Sin esto, tomamos por espontáneos fenómenos y acontecimientos que fueron en realidad orquestados, puestos en escena, provocados, hechos construidos de manera completamente artificial: crisis económicas, guerras, golpes de estado disfrazados de revoluciones… ¿No habló Camille Desmoulins en 1793 de “maquinistas” de la Revolución?
AdB – El sistema – declaró usted – “es todo lo que causa el desorden, la anomia, la entropía. El sistema busca disolvernos y desestructurarnos. Por lo tanto, resistir significa coaular, reestructurar, reordenar“. ¿Puede haber una ingeniería social positiva?
LC – En este momento pienso en una ingeniería social positiva, que abrevio como IS+, para distinguirla de una IS-. En términos de sistémica, es el combate de la homeostasis contra el desequilibrio. Si las palabras clave de la IS- son desorden, anomia, entropía, desestabilización y producción de caos controlado, entonces las de la IS+ serán orden, regulación, negantropía y estabilidad. La negantropía en política, la IS +, se resume en una palabra: “cuidar”. Aquí, me dejo inspirar de buena gana por la teoría del cuidado, del inglés to take care, fundada por Carol Gilligan. En mi opinión, todo está aquí en política, en el “cuidado”, particularmente del país en el que se vive, lo que se llama también nacionalismo, soberanismo, patriotismo. De hecho, el individuo es una abstracción en el plano político, sólo los colectivos, las redes, las organizaciones pueden algo. El individuo existe sólo en las relaciones, en los vínculos. La IS- es un trabajo entrópico del vínculo social para disolver. La IS+ es un trabajo negantrópico del vínculo social para coagular. Ahora bien ¿cuál es la buena medida de coagulación del vínculo social? Sin lugar a dudas, la del Estado-nación, que ahora es la forma óptima de organización colectiva anticapitalista.
Entrevista publicada originalmente en la revista Éléments nº 153 (octubre-diciembre 2014).
(Traducción de Página Transversal).
Fuente: Égalité et Réconciliation.
Notas de la traducción:
[1] En informática: Puerta trasera.
[2] En informática, suplantación de identidad.
[3] Gematría: método y una metátesis (alternación del orden de las letras en una palabra) que depende del hecho de que cada carácter hebreo tiene un valor numérico.
[4] Darren Aranofsky, Pi, fe en el caos en España.
[5] Dios y Golem, S.A., en su edición española (pdf).
[6] Sobre el Gestell: Heidegger, Martin La pregunta por la técnica (pdf).
[7] La “Gran sustitución”, expresión derivada de Le Grand Remplacement, obra del escritor y poeta francés Renaud Camus, una de las voces más escuchadas de la comunidad homosexual en los años 80/90 y políticamente situado en las cercanías del Frente Nacional, en la que ataca la inmigración masiva, fenómeno calificado por él de invasión y colonización. “La Gran sustitución” haría referencia al proceso de sustitución del pueblo francés (y, en general, del europeo), por pueblos extranjeros y al cambio de civilización que se derivaría de ello, con la complicidad de las élites políticas, financieras y mediáticas.
[8] Negantropía o neguentropía, también llamada entropía negativa o sintropía, de un sistema vivo, es la entropía que el sistema exporta para mantener su entropía baja; se encuentra en la intersección de la entropía y la vida. Para compensar el proceso de degradación sistémica a lo largo del tiempo, algunos sistemas abiertos consiguen compensar su entropía natural con aportaciones de subsistemas con los que se relacionan. Si en un sistema cerrado el proceso entrópico no puede detenerse por sí solo, en un sistema abierto, la neguentropía sería una resistencia sustentada en subsistemas vinculados que reequilibran el sistema entrópico.
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