Una iniciativa pionera en Galdakao (País Vasco) que permite dejar y coger comida libremente en una nevera instalada en la calle.
GALDAKAO. El frigorífico fue puesto en marcha por la Asociación de Voluntarios de Galdakao el pasado 30 de abril, con el objetivo de evitar que la comida sobrante o a punto de caducar que cada día generan tantos y tantos restaurantes y hogares tuviera otro destino distinto al vertedero.
En sus cinco semanas de andadura, la nevera ha recibido todo tipo de alimentos, siempre etiquetados con la fecha de su depósito: desde platos de lentejas o ensaladilla, hasta helados, batidos, tortillas casi enteras o los innumerables pintxos que cada noche sobran en las barras de los bares.
Pero la iniciativa ha sido un éxito no sólo porque el frigorífico instalado en la calle Zabalea prácticamente se llene y se vacíe siempre en la misma jornada, sino por el civismo con el que la población ha respondido.
“Yo estoy super contento”, confiesa Álvaro Saiz, promotor de la iniciativa. “Hasta ahora, no hemos tirado nada, hay cientos de alimentos que la gente coge y deja, sin que se haya producido ningún acto de vandalismo”, apunta.
La Asociación de Voluntarios de Galdakao no contabiliza ni pesa el número de alimentos o bebidas que son dejados en estas estanterías, ni tampoco pone límites a las personas que las consumen.
“Por el tipo de gente que abre el frigorífico para llevarse alimentos nos parece que la mayoría son personas sin recursos. Algunos sabemos que incluso vienen con un carrito de otros municipios, como Amorebieta y Etxebarri”, precisa.
Sin embargo, también hay casos de paseantes que transitan por la zona y aprovechan para abrir el frigorífico y tomarse un batido o comerse un pincho.
“Está pensado para que cualquier persona pueda hacer uso del frigorífico, porque el primer objetivo es aprovechar los alimentos que, de otra forma, terminarían siendo un desecho”, destaca su promotor, que importó la idea de Alemania y ahora prevé instalar una segunda nevera “solidaria” en otra zona del municipio.
Aunque son muchos los particulares que se acercan hasta este frigorífico para dejar la comida que les sobra, en su mayor parte es utilizado por los responsables de bares y restaurantes.
Alvaro LLonin, propietario del restaurante Topa, ubicado en la céntrica cale Juan Bautista Uriarte de Galdakao, confiesa que habitualmente traslada hasta esta nevera pinchos o platos ya elaborados, envasados al vacío, que sobran en su local.
“Haces un poco de esfuerzo por dejarlo en el frigorífico y, así, si alguien lo necesita, lo aprovecha. ¿Que si es útil? Más que para nosotros, para la gente que no tiene”, destaca.
Llonin no conoce a las personas que acaban consumiendo los productos que deja en este frigorífico, por lo que tampoco espera agradecimientos. Le basta, según cuenta, con tener la certeza de que, con su gesto, ayuda a lo demás.
Vía: Deia
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