Aida. Consecuencias emocionales de la imaginación descontrolada

IMAGINAR SITUACIONES QUE INHIBEN Y DESORDENAN LA MENTE

El ser humano vive construyendo imágenes mentales a toda hora y en cada situación. La imaginación es una función cognitiva a la que se le atribuye un papel importante en la vida humana, sobre todo para el ejercicio de la creatividad, para la innovación, el arte y la ciencia. En tal caso, la función de imaginar es ejercida bajo el auspicio de la función de pensar y se integra de manera sistémica con el resto de las funciones cognitivas, garantizando un proceso mental satisfactorio y ordenado.

Pero cuando no se produce tal integración, la misma mente se desarticula y da lugar a un desorden por exceso o por defecto donde la potencia imaginativa, al no ser orientada por la razón, termina por producir estragos mentales imprevisibles. Pues al imaginar de manera excesiva o defectuosa, la mente queda perturbada por imágenes infundadas de carácter inhibitorio o temerario según los casos, conduciendo al sujeto a desaciertos y confusiones.

Es así como las imágenes de temor y vergüenza, por ejemplo, inhiben y retraen la mente para actuar, al par que las imágenes que incitan a la acción temeraria generan una impetuosidad e impulsividad perjudicial que afectará tanto al sujeto como a sus vínculos. Por eso, los filósofos antiguos se referían a la imaginación como a la loca de la casa o el elefante en el bazar, capaz de derrumbar el orden mental vigente hasta ese momento.

Ya desde niño, pasando por la adolescencia y juventud hasta la misma adultez, tales imágenes van mutando su contenido, en una sucesión ininterrumpida y dinámica que explica la permanente oscilación de los estados de ánimo y de las emociones según la naturaleza de cada imagen. Y así como la frescura de las imágenes constructivas promueven emociones auspiciosas, las impregnadas de pesimismo llevan a emociones opuestas. Ello, precisamente, por el “derrumbe” y la turbulencia de que es capaz de provocar el desborde de la imaginación cuando la mente se ve asediada por pensamientos e imágenes vinculadas al temor, al orgullo, a la susceptibilidad, a la impulsividad o a la temeridad.

A diferencia de la imaginación creadora y constructiva mencionada al comienzo, veamos las diferentes alternativas disfuncionales y no constructivas que se podrían presentar cuando la potencia imaginativa se desborda y es mal utilizada por el sujeto al carecer de un control mental consciente:

  • Cuando en un determinado momento el sujeto imagina que va a hacer algo constructivo y, al cabo de unos segundos, esa imagen positiva deja de tener vigencia en su mente para dar lugar a otra imagen opuesta que no tiene relación con la anterior.
  • En otro momento, y después de haber estado concentrado en un proyecto interesante, podrían irrumpir imágenes relacionadas con recuerdos pesimistas que alejan al sujeto de ese estado de satisfacción.
  • De igual manera, mientras la persona se encuentra activa y predispuesta a una tarea, un simple comentario del semejante podría llevarlo a construir imágenes que despiertan y desencadenan otras imágenes en cadena, generando malestar, ofuscación o agresión.
  • En el devenir de la vida cotidiana con todos sus altibajos, son conocidos los hechos relacionados con los estados emocionales y de perturbación que acaecen cuando las imágenes y pensamientos invaden la mente del sujeto y le impiden disfrutar o vivir de manera lúcida el momento presente.
  • Esa interrupción mental no es un hecho aislado, sino que se repite de manera permanente durante el día, llevando al sujeto a estados emocionales poco propicios para tomar decisiones, vivir con entusiasmo, sentir alegría o tener confianza en sí mismo. Basta para ello observar la mente perturbada o bloqueada de quienes se ven afectados por imágenes de celos, desconfianza o pesimismo.
  • Esto explica nuestras indecisiones, la pérdida de motivación y la falta de voluntad cuando irrumpen imágenes inhibitorias que impiden llevar a cabo algún proyecto o cumplir con las obligaciones cotidianas de manera satisfactoria.
  • Esto también explica la fuerza negativa de las imágenes de temor y culpa, que conducen al sujeto a cumplir sus obligaciones o a adoptar un comportamiento honesto solamente bajo la presión del temor, de la conveniencia o para evitar las consecuencias, alejado de toda convicción y autonomía de pensamiento.

No advertir la naturaleza fluctuante y la movilidad permanente de las imágenes, impide al sujeto la lucidez mental necesaria para ejercer a conciencia sus actividades y para vivir su vida de manera plena y gratificante. Esto sucede porque las imágenes sin control consciente ejercen sobre la mente del sujeto un poder despótico, al punto de dominar e influir en lo que piensa y siente.

En este caso, advertimos cómo la potencia imaginativa ejerce un impacto mental que conduce a muchos individuos a un juego de imágenes sin control ni conciencia, impidiéndoles interpretar de manera sensata sus posibilidades de adecuación con la realidad. De allí las distorsiones que, por exceso o por defecto en la interpretación de los hechos, conducen a modelos mentales tendientes a deformar la visión de los mismos.

El mal uso de la imaginación genera un desorden mental que conduce al sujeto a dar respuestas o a interpretar hechos, propios o ajenos, alejados de la moderación, la objetividad y el equilibrio. Ello ha de exigir que el proceso formativo de la familia y la escuela se sustente en una metodología cognitiva orientada a la organización mental y al uso adecuado y razonable de la imaginación.

Ver:
http://cognitio.com.ar/blog/view/11096/el-metodo-cognitio-un-diseno-de-aprendizaje-acelerativo

http://barcaglioni.blogspot.com.ar/2012/05/el-mito-de-la-mente-en-blanco.html

Publicado por Dr. Augusto Barcaglioni

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