Por primera vez desde el colapso de la Unión Soviética, el Departamento de Defensa de Estados Unidos está revisando y actualizando sus planes de contingencia para un conflicto armado con Rusia.
El Pentágono genera planes de contingencia de forma continua, planificando todos los escenarios posibles para una confrontación armada: desde una posible guerra con Corea del Norte hasta “un ataque de zombies”.
Pero esos planes también se clasifican y elaboran de acuerdo con un conjunto de prioridades y probabilidades.
Después de 1991, la previsión de planes militares para hacer frente “a la agresión rusa” dejaron de ser una prioridad para el Pentágono. De hecho, Rusia se empezó a aproximar a occidente y llegó a ser vista como un socio potencial en una serie de cuestiones.
Ahora, sin embargo, de acuerdo a varios funcionarios y ex funcionarios de los departamentos de Estado y Defensa, el Pentágono está desempolvando esos planes, los está re-evaluando y actualizando para reflejar una realidad geopolítica nueva, surgida de la anexión de Crimea, tras lo cual Rusia ya no es visto como un socio potencial, sino como una amenaza potencial.
“Teniendo en cuenta las condiciones de seguridad, teniendo en cuenta las acciones de Rusia, se ha hecho evidente que necesitamos asegurarnos de actualizar los planes que tenemos para responder a cualquier agresión potencial contra cualquiera de los aliados de la OTAN”, sostiene un alto funcionario de Defensa familiarizado con los planes actualizados.
“La invasión del este de Ucrania por parte de Rusia provocó que los EE.UU. desempolvaran sus planes de contingencia”, afirma Michèle Flournoy, ex subsecretaria de Defensa para la política y co-fundadora del Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense (New American Security). “Estos planes estaban bastante anticuados”
DISEÑAR UNA CONTRAOFENSIVA
Los nuevos planes, según el alto funcionario de defensa, tienen dos vías diferentes.
Una se centra en lo que Estados Unidos puede hacer como parte de la OTAN si Rusia ataca a uno de los estados miembros de la OTAN; la otra variante considera la acción estadounidense fuera del paraguas de la OTAN.
Ambas versiones de los planes de contingencia actualizados se centran en las incursiones rusas en los países bálticos, un escenario visto como el frente más probable para la “nueva agresión rusa”.
También se centran en un escenario de guerra no tradicional, centrándose en las tácticas híbridas que Rusia utilizó en Crimea y el este de Ucrania: “sus tropas infiltradas”, las protestas manufacturadas, y la guerra cibernética.
“Están tratando de averiguar en qué circunstancias el Departamento de Defensa de EE.UU. respondería a un ciberataque”, sostiene Julie Smith, que hasta hace poco era consejera de seguridad nacional del vicepresidente.
Se trata de una desviación significativa de la política de defensa norteamericana tras la guerra fría.
Después de que la Unión Soviética implosionara, Rusia, su principal heredero, se integró cada vez más en la OTAN, que originalmente había sido creada para hacer frente a las ambiciones de la Unión Soviética en Europa.
En 1994, Moscú firmó un acuerdo de asociación con la OTAN para la Paz. Tres años más tarde, en mayo de 1997, Rusia y la OTAN firmaron un acuerdo más detallado de cooperación mutua, declarando que ya no eran adversarios.
Desde entonces, a medida que la OTAN ha ido absorbiendo cada vez más países del Pacto de Varsovia, también ha intensificado su cooperación con Rusia: ejercicios militares conjuntos, consultas regulares, e incluso la apertura de un punto de tránsito de la OTAN en Ulyanovsk, Rusia, para trasladar material a la guerra de Afganistán. Incluso cuando el Kremlin se mostraba más molesto por la expansión de la OTAN, Occidente actuaba como si todo fuera sobre ruedas.
David Ochmanek, quien se desempeñó como subsecretario adjunto de Defensa para el desarrollo de la fuerza militar afirma que: “El futuro de Rusia parecía integrarse cada vez más con Occidente”.
Según afirmó un alto miembro del Senado dedicado a la política exterior: “De vez en cuando, Rusia era un dolor en el culo, pero nunca era considerada una amenaza”.
Pero toda esta confianza de EEUU de “que Rusia estaba bajo control”, se esfumó con la ocupación rusa de Crimea.
Según Ochmanek, la maniobra de Putin sobre Crimea, “los pilló por sorpresa”.
EEUU PIERDE EN TODOS LOS JUEGOS DE GUERRA DEL BÁLTICO
En junio de 2014, un mes después de haber dejado su trabajo de planificación de fuerzas militares en el Pentágono, la Fuerza Aérea solicitó a Ochmanek que les asesorara.
Ochmanek y otros expertos en seguridad se unieron para realizar una simulación de guerra, una especie de juego de guerra entre dos equipos: el equipo rojo (Rusia) y el equipo azul (OTAN).
El escenario era similar al que se produjo en Crimea y el este de Ucrania: el aumento de la presión política rusa en Estonia y Letonia (dos países de la OTAN que comparten fronteras con Rusia y que tienen también minorías de habla rusa de tamaño considerable), seguido por la aparición de provocadores, manifestaciones y la incautación de edificios del gobierno.
La pregunta que se planteaba en el juego de guerra era: ¿Sería la OTAN capaz de defender esos países?
Los resultados fueron desalentadores para la OTAN.
Tras las recientes reducciones en los presupuestos de defensa de los países miembros de la OTAN y dada la retirada estadounidense de la región, Ochmanek llegó a la conclusión de que el equipo azul era superado en una proporción de 2 a 1 en términos de efectivos humanos, incluso si todas las tropas estadounidenses y de la OTAN estacionadas en Europa fueran enviadas a los países bálticos, incluyendo la 82 División Aerotransportada, que se suponía que podía estar lista para trasladarse en 24 horas desde Fort Bragg, Carolina del Norte.
“Simplemente no tenemos esas fuerzas en Europa”, explica Ochmanek. Luego está el hecho de que los rusos tienen los mejores misiles tierra-aire del mundo y no tienen miedo de usar artillería pesada.
Después de ocho horas de juego realizados en diversos escenarios, el equipo azul se fue a casa deprimido. “La conclusión”, Ochmanek dice, “es que no somos capaces de defender a los países bálticos”
Ochmanek decidió repetir el juego de simulación un segundo día.
Los equipos jugaron el juego de nuevo, esta vez trabajando bajo la suposición de que los Estados Unidos y la OTAN ya habían comenzado a reforzar sus fuerzas en Europa.
¿Cambiaría algo? La conclusión fue ligeramente más optimista, pero no por mucho.
“Podemos defender los capitales, podemos plantear problemas a Rusia y podemos golpear a Rusia”, dice Ochmanek. “Pero la dinámica sigue siendo la misma”
Incluso sin tener en cuenta los recientes recortes de defensa de Estados Unidos, ni el plan del Pentágono de reducir el tamaño del Ejército en 40.000 efectivos, los problemas de logística causados por la distancia seguían siendo desalentadores.
Los batallones estadounidenses seguirían necesitando de uno a dos meses para movilizarse y trasladarse a través del Atlántico, y los rusos, Ochmanek señala, “pueden llegar a causar mucho daño durante ese tiempo”.
Ochmanek ya ha repetido estos juegos de guerra de dos días de duración, ocho veces hasta el momento, en lugares como el Pentágono o la base aérea de Ramstein, en Alemania, con oficiales militares en servicio activo. “Hemos jugado 16 veces diferentes con ocho equipos diferentes”, Ochmanek dice, “y siempre con la misma conclusión”.
Según altos funcionarios norteamericanos, el Departamento de Defensa ha incluído los resultados de estos juegos de guerra en su planificación-
Cuando a uno de estos altos funcionarios de defensa se le preguntó por las conclusiones de Ochmanek, expresó su confianza en que, con el tiempo, la OTAN podría darle la vuelta a la situación: “Al final, no tengo ninguna duda de que la OTAN prevalecerá y que vamos a restaurar la integridad territorial de cualquier miembro de la OTAN”, dijo el funcionario. “No puedo garantizar que será fácil o sin grandes riesgos. Mi trabajo es asegurar que podemos reducir ese riesgo”
PROTEGER LOS PAÍSES BÁLTICOS
En definitiva, el Pentágono no prevé ningún escenario en el que Rusia no logre conquistar los territorios bálticos en primera instancia.
El objetivo principal de la OTAN sería disuadir de la posibilidad de esa agresión. El secretario de Defensa Ashton Carter anunció este verano que Estados Unidos enviaría decenas de tanques, vehículos blindados, y obuses a los países bálticos y a Europa del Este y, si eso no funciona, después trataría de recuperar el territorio de la OTAN laboriosamente.
El Pentágono también está planificando diversos escenarios de guerra híbridos, incluída la opción de guerra nuclear.
Hasta el momento, los planes del Pentágono son sólo eso: planes.
Pero también son señales de una posible confrontación futura, que en algunos círculos de Washington se toman muy en serio.
Lo que se puede extraer de este artículo, (que tiene un punto de vista netamente norteamericano), aquello que se puede leer entre líneas, es que EEUU creía tener plenamente controlada a Rusia.
Por lo visto, los altos funcionarios norteamericanos creían haber conseguido arrodillar a Rusia y manipularla para sus propios intereses tras la caída de la Unión Soviética.
Pero si hacemos caso a lo que se desprende del artículo, Rusia y en concreto Vladimir Putin, los ha pillado por sorpresa y en estos momentos va dos pasos por delante de EEUU en esta gran partida de ajedrez internacional.
El algo que no solamente se puede intuir en el Báltico, sino también en la actuación de Rusia en Siria y Oriente Medio, como hemos indicado en anteriores artículos.
La maniobra rusa en Siria ha sido tan sorpresiva y hábil, que ha dejado a EEUU sin más oposibilidades que aceptar “una colaboración” forzosa con Rusia para “derrotar a ISIS” y verse obligados a tragar con la supervivencia del régimen de Assad.
A ello, debemos añadir las hábiles maniobras rusas de guerra híbrida y propaganda informativa.
En estos momentos, Rusia parece haber adquirido cierta ventaja en la guerra informativa: mientras EEUU y sus aliados se han quedado anclados en el control propagandístico de las televisiones y los grandes medios de comunicación tradicionales y “analógicos”, Rusia ha tomado ventaja en la guerra de la información de Internet, a través de sus modernos órganos de propaganda de RT o Sputnik, perfectamente diseñados para los tiempos que corren.
Veremos cómo reacciona EEUU y sus aliados occidentales ante este desafío que, aparentemente, los ha pillado en fuera de juego.
Lo único que podemos concluir es que, desgraciadamente, en esta guerra, los perjudicados seremos nosotros: la “gente de la calle”…