En la Vida uno tiene la posibilidad y la capacidad de hacer cosas por los demás, por y para nosotros mismos, de pasar a ser y tener una existencia útil; pero eso no nos quita la fragilidad de la existencia humana y carnal…sobre todo carnal.
A veces nos perdemos en la superficialidad de lo material, le damos una relevancia excesiva y jerarquizamos otorgándole prioridades a cosas que pueden esperar. ¿Qué haces cuando preparas ensalada y la aliñas? Tratas de que se conserve lo mejor posible, porque sabes que su buen estado durará un corto y limitado tiempo…
Algo así pasa con la Vida, no sabemos lo que va a durar, pero mientras eso ocurre, mientras dura, es bueno aprovecharla al máximo; tenemos capacidades que no ocupamos y a otros pueden ayudarles. Si uniéramos nuestras capacidades en vez de actuar egoístamente, seríamos mejores personas y este agreste planeta para algunos sería un mejor lugar donde viviríamos todos…
Pero las personas suelen discriminar en la Vida, por el color de la piel sin importarles el espíritu, que es invisible; discriminan a los demás por la ropa y por como visten, siendo que sus cuerpos desnudos suelen traer los mismos órganos; discriminan por los bienes materiales acumulados, pero son esclavos de esos bienes, porque tienen miedo de dejarlos solos y temen perderlos, y sin embargo no se los pueden llevar una vez muertos; suelen discriminar por países siendo que nuestros antepasados compartían grandes y extensos territorios, compartían cultura y conocimientos; suelen discriminar a quienes no piensan igual que ellos y pierden así la posibilidad de que su mente e inteligencia desarrollen más capacidad tratando de analizar y entender las diferencias; discriminan por la edad, siendo que existen personas con edades cronológicas mayores pero cuya vitalidad y jovialidad las hacen tener en su corazón más juventud que muchos otros amargados más jóvenes en edad pero que por poseer un corazón huraño y seco aparentan más edad de la que tienen.
La Muerte es el estado más democrático que existe, no le importan la edad, las tendencias políticas, filósoficas, ni religiosas, ni las riquezas acumuladas, ni títulos que valgan, ella no discrimina a nadie. Y a todos siempre nos llega el momento de partir con ella.
Entonces, si sabemos que nuestra existencia está acotada por la visita de nuestra vieja y conocida amiga la Muerte, ¿por qué desaprovechamos así la Vida? Una palabra, un abrigo, un pan, un llamado de atención, una ayuda a alguien que lo pide o a quien realmente lo necesita… cuánto sentido dan estos sencillos gestos y actitudes a nuestra vida, y qué rápido pasa el tiempo cuando se hacen cosas realmente útiles, cuando se ayuda a los demás…
En cambio, cuando la persona mira desde su “Olimpo” particular, la Vida transcurre lenta y triste, sin razón para sentirla, sin razón para vivirla… pero cuando por fin esas personas, como todos, deben partir, ¡qué mal les parece irse, y ya no lo desean de ninguna manera!
Para esas personas, la Muerte es sólo un cambio de estado, puesto que toda su Vida la vivieron estando ya muertos, sin hacer nada realmente útil para sí mismos, y sobre todo, tampoco haciendo nada por los demás.
Aguamarine
http://eltemplodelaluzinterior.wordpress.com/2011/09/05/que-me-gusta-de-la-vida-y-que-me-gusta-de-la-muerte/