"Una vida por delante", pero los jóvenes la rechazan más

(CNNMéxico)— La casa oscura. A las 19:15, Rosario Sánchez llegaba del trabajo. «¿Samuel, Samuel? ¿Por qué tienes las luces apagadas y la música tan fuerte? ¿Dónde estás?». Dejó caer su bolsa y el paraguas al suelo. La voz no le salió. Temblando, se arrodilló y lloró durante tres horas delante del cuerpo inerte del adolescente de 14 años, quien se quitó la vida de un disparo.

“El arma, proporcionada por un ‘amigo’; su ‘eterna tristeza’; el rompimiento con la novia; las bajas calificaciones; ‘la complicada relación con sus padres’. ¿Cuál de esos motivos fue lo que lo orilló a elegir dicha opción?”, se pregunta insistentemente Rosario.

Al año, en el orbe mueren cerca de un millón se quitan la vida, casi 3,000 por día. Más personas lo intentan en países con mejor calidad de vida. Veterinarios, farmacéuticos, odontólogos, médicos y agricultores son quienes más lo practican. Por cada 20 intentos, alguien lo consuma. Los hombres optan por métodos más eficaces, pero las mujeres lo intentan más frecuentemente y ahora los jóvenes entre 15 y 24 años son el sector más vulnerable, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El estrangulamiento en México y el uso de arma de fuego a escala mundial son los métodos más utilizados, y la vivienda, en ambos casos, es el lugar donde más comúnmente la gente se suicida, indican el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (INEGI).

«¿Cómo podía saber que mi pequeño planeaba quitarse la vida? Siempre fue callado y tímido, esas actitudes incrementaron cuando me divorcié de su padre (seis meses antes del suicidio). Han pasado cinco años y aún no puedo reponerme”.

Ahora, Rosario, de 39 años, acude tres veces por semana a terapia, no sabe nada de su exesposo y afirma que no planea formar “nunca más” una familia.

Un suicidio afecta a por lo menos otras seis personas. Y si sucede en una escuela o lugar de trabajo, impacta a cientos, calcula la OMS.

El suicidio es la segunda causa de muerte en la población mundial de entre 10 y 24 años y la tercera de los 15 a los 44 años, de acuerdo con la OMS. En México, el sector poblacional de los 15 a los 24 años es que más suicidios comete, según las cifras más recientes, de la Estadística de suicidios de los Estados Unidos Mexicanos 2009, publicada por el INEGI.

“Se busca mantenerlos durante más tiempo como niños (…) queremos que sigan tomando nuestras decisiones, compartiendo nuestra moral, conciencia, es decir, les imponemos el pensamiento familiar”, dice Oscar Galicia, jefe de investigación en neurociencias y procesos básicos del Departamento de Psicología de la Universidad Iberoamericana (UIA).

El adolescente comienza a cuestionar indicaciones, ideas, reglas, hábitos y hasta la cultura, explica el especialista. Si no encuentra explicaciones y todo le es impuesto, se rebela, y al sentirse traicionado, entra en duelo. Al perder la confianza en las autoridades, familia e incluso amigos, piensa: “No entiendo nada de este mundo, mejor me voy”.

“Existe una falta de cultura de la salud mental. Pensamos que un adolescente conflictuado o deprimido es algo propio de la edad; no obstante, ambos comportamientos no son normales en ninguna etapa de la vida. El que ocurra con mayor frecuencia en esta etapa, no significa que es algo que debe ocurrir”.

La mayoría de la gente que se priva de la vida ha experimentado una serie de acontecimientos estresantes tres meses antes de hacerlo. Intentar quitarse la vida y no consumarlo es un grito en busca de ayuda.

Idea recurrente

«Mi abuelita era como mi madre, pasaba mucho tiempo con ella y le tenía confianza como a nadie. Murió hace cuatro años, y al poco tiempo falleció mi tío más querido. Eso nos deprimió tanto a mí como a mi hermano, pero a él le recetaron antidepresivos para superar la situación», explica Leslie.

«Un día que no estaban mis papás en la ciudad, elegí terminar con este malestar y me tragué todas las pastillas de mi hermano. Ése fue mi primer intento», recuerda la joven de 21 años.

Los suicidios se clasifican en tres rangos: de baja, media y alta letalidad. Los más comunes, de baja y media letalidad, son cortes de muñecas e ingesta de medicamentos. Los de alta son los relacionados con armas de fuego, ahorcamiento o aventarse desde lugares altos, detalla María del Socorro Gutiérrez, jefa de hospitalización continua del Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez, de la Secretaría de Salud (SSa).

La mayoría de las mujeres opta por los de baja y media letalidad, mientras que los hombres se inclinan por los de alta, de ahí que sus intentos masculinos conduzcan con mayor frecuencia a la muerte que los femeninos, apunta la doctora.

Los varones usualmente usan un arma de fuego, se ahorcan o se tiran de algún lugar donde saben que las posibilidades de sobrevivir al impacto son bajas.

Las mujeres optan por métodos indoloros, es decir, el uso de pastillas, intoxicación por dióxido de carbono o envenenamiento. «A nadie le gusta sufrir, pero ellas son más sensibles en ese sentido. Una de las cosas que más las atemoriza de perecer es que el trance resulte doloroso. Tienden a evitar el dolor en sus intentos suicidas», agrega el especialista de la UIA, Oscar Galicia.

Leslie, estudiante de Informática, dice que la depresión está acabando con ella «poco a poco». «Puedo pasar un rato agradable, divertirme superficialmente con mis amigo, pero en mi interior sé que solo estoy fingiendo».

La falta de confianza en sus padres ha hecho que la joven les oculte su estado de ánimo. «No quiero involucrarlos ni decirles que en estos momentos me siento tan deprimida, atrapada e insegura que he vuelto a pensar en quitarme la vida».

«Siempre siento que la mala del cuento soy yo. Todo lo que me ha pasado ha sido consecuencia de mis actos. Tengo un millón de amigos, pero me siento sola. No confió en la gente. No me siento a gusto con nada», dice Leslie.

«Me he sentido humillada y triste. Nunca me había sentido como ahora. Ahora deseo en verdad ya no vivir».

La joven explica que no ha buscado ayuda profesional, pero ahora estaría dispuesta a intentarlo, ya que quisiera saber por qué se siente así. “Siempre está latente el deseo de quitarme la vida. Siento que la he cagado en muchas partes de mi vida”.

Según la OMS, muchas personas suicidas no quieren morir. Si reciben el apoyo y su deseo de vida es mayor, el riesgo se reduce. El suicidio es un acto impulsivo. Al igual que cualquier otro, este tiene una duración de minutos u horas. La gente suicida tiene pensamientos, sentimientos y acciones estrechas y rígidas. Son incapaces de ver otras maneras de solucionar el problema.

Los especialistas Oscar Galicia y Socorro Gutiérrez coinciden en que los intentos pueden ser una llamada de atención. «La gente busca expresar que se sienten tan mal que intentan matarse».

Un problema con muchas caras y razones

Las causas más comunes que orillan a la gente a cometer un suicidio son los trastornos depresivos y el consumo de sustancias estimulantes del sistema nervioso central, es decir, las drogas, dice la especialista de la Secretaría de Salud, Socorro Gutiérrez.

«De 10 sujetos que intentan suicidarse, aunque utilicen métodos de baja y media letalidad, dos logran quitarse la vida», señala.

A escala mundial, cada 40 segundos una persona se quita la vida y cada tres alguien intenta suicidarse, según cifras oficiales de la OMS.

El suicidio es resultado de una compleja interacción de factores biológicos, genéticos, psicológicos, sociales, culturales y ambientales. Este no es un acto racional. Quitarse la vida  es la única salida que muchos encuentran a los problemas, dolor y miseria, dice la OMS.

«Cualquiera puede tener un trastorno depresivo que nos lleve a pensar en quitarnos la vida de manera voluntaria», asegura la doctora Gutiérrez.

Los veterinarios, farmacéuticos, químicos, odontólogos, médicos y agricultores tienden mayormente a conductas suicidas y aunque no se han encontrado factores específicos que relacionen esta conducta; se piensa que el acceso a medios letales, la presión del trabajo, aislamiento social y dificultades económicas pueden ser factores contribuyentes. Eso ocurre también con las personas desempleadas, indica la OMS.

En México, los trabajadores agrícolas son quienes encabezan las listas con 722 suicidios cometidos en 2009, le siguen los artesanos con 720, los administrativos con 522 y los comerciantes con 349. De acuerdo con el INEGI, la gente desempleada fue la que más recurrió al suicidio (1,336 personas).

Al menos el 80% de las personas que se quitan la vida padecen un trastorno mental, informa la OMS. Es la principal causa de muerte entre las personas esquizofrénicas (con 10%). Los trastornos de personalidad, ansiedad y alimentación, enfermedades terminales como el cáncer o el VIH-Sida, son cada vez más asociados con el comportamiento suicida, comunica el mismo organismo.

Tras sufrir una pérdida personal, como un divorcio o duelo, el riesgo aumenta, indica la OMS.

Características de un suicida

La tasa de suicidio es tres veces mayor en hombres. La excepción es China,  donde las mujeres encabezan estas cifras, informa la OMS. En México más del 80% por ciento de las personas que se quitaron la vida en 2009 fueron hombres, 4201 contra 989 mujeres (INEGI).

Cada año, cerca de un millón de personas mueren a causa del suicidio. En los últimos 45 años las tasas de suicidio se ha incrementado en un 60% en todo el orbe y los intentos de suicidio son 20 veces más frecuentes que el suicidio consumado.

El fuerte tabú que “aún” existe y la angustia que despierta hacen que el suicidio sea un problema difícil de abordar. Un problema que se oculta no se puede resolver, señala la OMS. Por tanto, el organismo recomienda que el tratamiento después de un intento suicida sea eficaz y contundente para que las personas no vuelvan a caer en la “tentación”.

Existen dos asociaciones con los objetivos de prevenir comportamientos suicidas, reducir repercusiones asociadas y apoyar a gente en luto a causa de un suicidio, principalmente.

La Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio fue creada por Erwin Ringel y Norman Farberow en 1960. Organización no gubernamental, vinculada oficialmente con la OMS para la prevención de estos actos que incorpora a profesionales y voluntarios de más de 50 países.

A su vez, la Asociación Mexicana de Suicidología, fundada en septiembre de 2006, tiene su sede en la ciudad de León, Guanajuato. La AMS realiza proyectos pertinentes para la atención, prevención y postvención del suicidio.

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