Ciudad Rodrigo (Salamanca), 11 sep (EFE).- La provincia de Salamanca acoge un proyecto pionero en España que consiste en la colocación de microchip en una población representativa de abejas, con el fin de estudiar su alto índice de mortandad, un fenómeno denominado «desabejamiento»
La investigación se va a canalizar a través de la Asociación de Apicultores de Salamanca, en colaboración de unos laboratorios de Granada, ha informado hoy a EFE su presidente, Castor Fernández.
Las abejas seleccionadas llevan un microchip en la parte del tórax de donde se van a obtener datos a diario.
El microchip es rectangular, mide 2 milímetros de largo y 1,5 milímetros de
ancho, y estará conectado de forma inalámbrica con un dispositivo situado en la piqueta (agujero de entrada y salida) de la colmena, para saber las veces que entra y sale al día la abeja.
El «desabejamiento» hace que las abejas se mueran y se pierdan numerosas colmenas, que luego son muy difíciles de recuperar.
Esta enfermedad, aún por diagnosticar, provoca que las abejas mueran por agotamiento, después de los quince primeros días de la floración.
Los pesticidas podrían ser uno de los factores del «desabejamiento», que provoca que haya años donde mueren más de un 30% de las abejas.
Las abejas experimentales tendrán colocados los microchip entre uno y dos años y también serán sometidas a pruebas de estrés, mediante la colocación de cera limpia y cera contaminada en el interior de las colmenas.
Otro de los objetivos del estudio es el de acabar con el efecto devastador del ácaro denominado «varroa destructor», que es capaz de introducirse entre los alveolos de los panales.
Según los apicultores salmantinos, cuando la reina pone los huevos en los alveolos del panal, la «varroa» se mete en ellos antes de que la abeja los cierre con cera y cuando a los 21 días nacen las crías, estos ácaros se comen las patas y las alas y, por tanto, las abejas obreras nacen con malformaciones.
Inmediatamente, las abejas expulsan de la colmena a este tipo de crías, ya que no son aptas para la elaboración de miel, un factor que reduce en gran medida la producción apícola.
En la provincia de Salamanca se concentra la mitad de los apicultores de Castilla y León, con un total de 488 profesionales, donde están registradas 260.737 colmenas, de las poco más de 400.000 que hay en toda la región.
Carlos García
La producción de miel salmantina se exporta, sobre todo, a Alemania, «ya que es el país que más demanda la miel que aquí se elabora», ha explicado Castor Fernández.
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