Un caso increíble de teletransporte humano en Pennsylvania

Muchos de los incidentes que estamos tratando últimamente en ufopolis sobre viajes en el tiempo tienen elementos similares que sin duda ya habrá ido identificando. En el siguiente caso se dan muchos de ellos todos juntos y podríamos denominarlo también un incidente arquetípico. Un caso modelo.

Nos desplazamos a mediados de septiembre de 2008 a Pennsylvania en donde tenemos a dos hombres, el primero se llama Daniel H. y el segundo Ciera. Tienen ganas de desconectar de la ciudad y se van a dar una vuelta por el parque de Hocking Hills en Ohio justo después del amanecer. Rutas de senderismo, cascadas, zonas de arroyos… lo mejor para olvidarse unas horas del jefe, la oficina y el estrés del mundo de locos en el que vivimos. La temperatura ya por la mañana es genial, 21 grados. Camisetas de manga corta y pantalones y botas para caminar. Objetivo: relajarse haciendo senderismo y desconectar. Vaya si desconectaron…

Empiezan por un sendero al azar guiándose con el GPS de su teléfono móvil. Por allí pasean durante largo tiempo hasta las doce de la mañana. El navegador señala que tienen que atravesar un pequeño camino rural. Bien. Un grupo de mochileros les adelanta antes de llegar y les aconseja visitar unas ruinas que están más delante, en ese camino boscoso que están a punto de tomar. Les indican también que hay una torre de control de incendios cercana para orientarse. No tiene pérdida.

“De acuerdo”, dicen ellos. “Vamos para allá.”

Al acercarse a la mencionada torre de incendios observan una cinta de prohibido el paso como las utilizadas por la policía para evitar el acceso de público en un altercado o incidente. Rodeaba toda la torre. Un olor acre en el ambiente. Sulfuroso. Las ventanas de la parte superior de la torre están tapadas con cinta adhesiva. Sucias. Moscas por toda la zona. ¿Habrá pasado algo en su interior?
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El escenario recuerda una situación apocalíptica

Pasan junto a la torre comentando lo raro que es todo esto y continúan por el sendero hacia el interior del bosque. El camino se detiene justo en mitad de él y se dan cuenta de que no hay absolutamente ningún sonido a medio kilómetro a la redondaSe sienten totalmente aislados del resto del mundo en medio del bosque. No ven personas, aunque deberían verlas porque es un lugar transitado lleno de senderistas. Lo peor era el sonido. No se oía nada. Solo sus voces. El aire se vuelve más frío. Tanto que empiezan a tiritar. También se está poniendo mucho más oscuro de repente.Quizá una nube. Es como si estuviera atardeciendo. Una sensación perturbadora porque viene de repente, de improviso. A las personas que experimentan este tipo de incidentes no les da tiempo a reaccionar.

Una mirada alrededor. Sólo árboles. Al fondo colinas. Altos pinos por todos los lados. El amigo de Daniel saca el GPS y mientras lo hace se siente perdido y mareado. Su batería ha caído en picado y está en las últimas.

“Estos cacharros no duran lo que pone en las instrucciones..”, piensan Daniel y Ciera.

El GPS que había funcionado perfectamente antes ahora no tiene señal y no marca localización alguna. La sensación de vacío de sonido se acentúa. Ya ni siquiera pueden oír sus pisadas. Un pequeño eco de sus voces. Apenas su propia respiración. Una sensación tremendamente triste les embarga. El mundo parece estar apagándose. La luz desaparece. Un presentimiento tremendo de que algo va mal y ellos están justo en el medio.
Avanzan y después de bajar una pequeña cuesta, vuelven a subir. Están perdidos. Cada vez se hace de noche más deprisa. Más y más. Los amigos están asustados y no pueden ocultarlo. La oscuridad ya es crepuscular. Apenas un hilo de luz. Darse cuenta de eso les hace correr. Hacia donde sea. Están congelados. Un par de arbustos gigantescos en medio del bosque y con forma de puerta. Al atravesarlos, un tremendo golpe de calor similar al que recibimos cuando salimos de un centro comercial en el que se han pasado de la raya con el aire acondicionado.

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La oscuridad crepuscular se cierne sobre ellos a toda velocidad

Se quedan de pie en un lugar conocido como Ash Cave. Delante de ellos una gran cascada. No muy lejos de allí, un acantilado en forma de cuña. Antes, todos esos elementos no estaban ahí, han sido teletransportados en su experiencia a un lugar algo más alejado de las proximidades de la torre anti-incendios.

Se dan la vuelta y observan los dos arbustos que hacían como una especie de puerta y que son iguales que los que vieron en su experiencia. Detrás de ellos, la zona era diferente, sin tanta densidad de árboles. Todo volvía a tener más luz poco a poco.
La experiencia como máximo había durado una hora. Hora de comprobar el GPS. Ya hay señal. Y lo que es más raro, batería. Un problema adicional: son las cuatro de la tarde cuando debería ser la una.

El camino del bosque por el que habían accedido no existía. Al volver sobre sus pasos, consiguen ubicarse y observan la torre antiincendios.

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La torre de incendios se ve perfecta cuando termina el incidente

Está perfectamente operativa. Huele bien. Ventanas relucientes. Limpia y aseada, como corresponde a una instalación pública. Ni rastro de las cintas policiales. Por no haber no había ni moscas alrededor. Una sensación malsana de haber estado en un tiempo diferente, casi apocalíptico. Y una referencia temporal que expone una pérdida de tres horas de su vida.

Los detalles del caso son arquetípicos como decíamos. Visiones remotas, desapariciones de los caminos (quizá en un futuro lejano en donde el bosque se come los últimos vestigios de una civilización caída), soledad, aislamiento, frio, tristeza, luz apagándose, tiempo perdido, disminución en la percepción del sonido y un miedo atroz que te abruma de tal manera que decides marcarte la carrera de tu vida para tratar de evitar por todos los medios continuar en la pesadilla en la que de repente has entrado y en la que nadie puede ayudarte.

Esa pérdida de contacto con la realidad y la imposibilidad de ser auxiliado son constantes dentro de la psicología del fenómeno. Allí, estés donde estés, sólo puedes contar contigo mismo porque sólo el fenómeno decide cuando entras y cuando sales y sólo el fenómeno sabe cuanto tiempo vas a perder o ganar cuando lo hagas.

Si os ha gustado el incidente os dejamos el video que hicimos sobre algo similar que ocurrió en Versalles, París. Esperamos que el programa sea de su interés.

Fuente:
El reino de Hocking Hills: H. Daniel (2011) Missing Time in Hocking Hills http://timetravelinstitute.com/threads/time-slip-stories.6716/page-3

 

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