En cuanto nací, ya estaba destinado a morir antes que la mitad de los bebés en mi servicio de maternidad, un destino que tenía pocas opciones de cambiar. ¿La razón? Soy hombre.
Simplemente por esto, se espera que muera tres años antes que una mujer nacida el mismo día.
¿Qué es lo que hace que los hombres mueran antes que las mujeres? ¿Cómo puedo evitar esta maldición de género? Aunque esto se sabe desde hace décadas, solo recientemente hemos empezado a conocer las respuestas.
Una vez se pensó que los hombres excavaban su propia tumba. Bien sea trabajando en una mina o arando la tierra, ponen una carga extra sobre su cuerpo y sufren lesiones que luego les pasan factura más adelante.
Pero si este fuera el caso, esperaríamos que la diferencia se estuviera reduciendo, dado que los hombres y las mujeres están convergiendo en los mismos trabajos sedentarios.
De hecho, la diferencia en años de vida se ha mantenido estable a pesar de los enormes cambios sociales que se han producido.
Los enormes cambios sociales de las últimas décadas hacen que la teoría del desgaste del cuerpo masculino se caiga.
Si pensamos en Suecia, que tiene los mejores registros históricos, la esperanza de vida al nacer en 1800 era de 33 años para las mujeres y 31 para los hombres.
Hoy es de 83,5 y 79,5 años, respectivamente.
En ambos casos, las mujeres viven cerca de un 5% más que los hombres.
Tampoco se ha probado con facilidad que los hombres abusen más de sus cuerpos que las mujeres.
Estilo de vida o cromosomas
Factores como el tabaco, el alcohol y un exceso de alimentación pueden explicar en parte por qué la magnitud de las diferencias de género varían tanto entre países.
Los hombres rusos viven de media 13 años menos que las mujeres, por ejemplo, en parte porque beben y fuman mucho.
Pero el hecho es que los chimpancés, los gorilas, los orangutanes y los gibones hembra también viven más que los machos de su grupo, y no se ven monos fumando ni bebiendo.
Podría ser que la respuesta esté en la evolución.
Si la respuesta está en el estilo de vida, es difícil sacar conclusiones.
«Los factores sociales y de estilo de vida tienen por supuesto un efecto, pero parece que hay algo más profundo insertado en nuestra biología», dice Tom Kirkwood, que estudia las bases biológicas del envejecimiento en la Universidad de Newcastle, Reino Unido.
Hay muchos mecanismos potenciales, como los cromosomas. Los cromosomas vienen en parejas, y mientras las mujeres tienen dos cromosomas X, los hombres tienen un cromosoma X y un cromosoma Y.
La diferencia puede alterar sutilmente la forma en que envejecen las células.Teniendo dos cromosomas X, las mujeres tienen el doble de copias de cada gen, lo que implica que tienen uno de sobra si el otro resulta defectuoso.
Los hombres no cuentan con este mecanismo extra. El resultado es que con el tiempo más células pueden empezar a funcionar mal, poniendo a los hombres en un riesgo mayor de enfermar.
Ciclo menstrual o estatura
Entre las otras posibles explicaciones está la hipótesis de que el ritmo cardiaco de una mujer aumenta durante la segunda mitad del ciclo menstrual, lo que genera los mismos beneficios que el ejercicio moderado.
El resultado es que se retrasa el riesgo de una enfermedad cardiovascular.
O puede ser que se trate simplemente de una cuestión de tamaño.
La gente más alta tiene más células en su cuerpo, lo que implica que tienen más probabilidades de desarrollar mutaciones peligrosas.
Las diferencias entre los cromosomas masculino y femenino podrían ser un factor en la manera en que las células envejecen.
Los cuerpos más grandes también queman más energía, lo que puede perjudicar más sus tejidos. Dado que los hombres tienden a ser más altos que las mujeres, se enfrentarían a un daño mayor a largo plazo.
Pero quizás la verdadera razón es la testosterona que dirige la mayor parte de las características masculinas, desde las voces más profundas a los torsos más peludos o las coronillas calvas.
La evidencia de los eunucos
La evidencia llega de un lugar inesperado: la Corte Imperial de la Dinastía Chosun, en Corea.
El científico coreano Han-Nam Park analizó recientemente los archivos detallados de la vida en la corte desde el siglo XIX, incluyendo información de unos 81 eunucos cuyos testículos les habían sido eliminados antes de la pubertad.
Sus análisis revelaron que los eunucos vivieron alrededor de 70 años, en comparación con la media de solo 50 años entre otros miembros de la corte.
En general, tuvieron una probabilidad 130 veces mayor de ser centenarios que el hombre medio que vivía en Corea en aquel momento.
Puede que la testosterona ayude al principio, pero con la edad lo cobra.
Incluso los reyes, que eran los mejores tratados de palacio, no lograron acercarse en años de vida a ellos.
Aunque otros estudios con eunucos no han mostrado diferencias tan pronunciadas,parece que la gente (y los animales) sin testículos viven más años.
Las razones son escurridizas, pero David Gem del University College de Londres especula que es posible que el daño se produzca al final de la pubertad.
Y señala los casos de los enfermos de salud mental recluidos en instituciones en Estados Unidos a principios del siglo XX.
Algunos fueron castrados a la fuerza como parte del «tratamiento».
Al igual que los eunucos coreanos, también vivieron más que el resto, pero solo en el caso de los que fueron esterilizados antes de cumplir 15 años.
Puede ser que la testosterona refuerce los cuerpos de los hombres a corto plazo, pero los mismos cambios los deja más expuestos a enfermedades del corazón, infecciones y al cáncer.
La ventaja del estrógeno
Pude ser que las mujeres también se beneficien del «elixir de juventud» que ayuda a recuperarse de los estragos del cuerpo.
El estrógeno femenino es un «antioxidante», lo que significa que limpia restos químicos venenosos que causa estrés a las células.
En experimentos animales, las hembras sin estrógeno tienden a vivir menos que las que no han sido operadas, justamente lo contrario que sucede en los eunucos.
«Si sacas los ovarios a un roedor, las células no reparar el daño molecular tan bien», dice Kirkwood.
Kirkwood y Gem creen que se trata de una ganancia evolutiva que otorgó tanto a los hombres como a las mujeres las mejores probabilidades para pasar sus genes a las siguientes generaciones.
Por ahora la ciencia no le tiene buenas noticias al género masculino.
Durante el apareamiento, las mujeres tendrían más probabilidades de elegir a los machos alfa, rebosantes de testosterona. Pero una vez nacen las crías, los hombres son más prescindibles, dice Krikwood.
«El bienestar de las crías está íntimamente conectado con el del cuerpo materno.Esto implica que lo que más importa es que el cuerpo de las madres esté bien, y no tanto el del padre«.
Este no es un gran consuelo para los hombres de hoy. Aunque los científicos admiten que necesitamos seguir buscando una respuesta definitiva.
«Tenemos que mantener la mente abierta sobre qué parte de esta diferencia puede explicarse por diferencias hormonales y otros factores», dice Kirkwood.
La esperanza es que, en algún momento, el conocimiento proporcione algunas pistas que ayude a los hombres a vivir más.
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