A lo largo de los últimos cuatro años y medio, más de 200.000 sirios han perdido la vida en el conflicto entre el presidente Bashar al Asad y las fuerzas opositoras. La cruenta guerra ha destruido barrios enteros y más de 11 millones de personas están desplazadas.
Los combates entre fuerzas del gobierno y opositores no cesan. La ayuda humanitaria llega, esporádicamente, a algunos sitios. Miles de sirios permanecen atrapados en ciudades sitiadas.
La oposición se ha fragmentado hasta incluir facciones islamistas con vínculos con Al Qaeda, cuyas brutales tácticas han causado preocupación y originado violencia entre los propios rebeldes.
Y la reciente implicación de Rusia en los bombardeos contra el grupo extremista autodenominado Estado Islámico en Siria no ha hecho sino agitar todavía más el conflicto.
Entonces, ¿quién está ganando la guerra en Siria? Esta es la historia de un conflicto en ocho capítulos.
1. Protestas contra el gobierno
El conflicto actual tiene su origen en las protestas surgidas en marzo de 2011 en la sureña ciudad de Deraa, después del arresto y tortura de unos jóvenes que pintaron eslóganes revolucionarios en el muro de una escuela.
Cuando las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra los manifestantes, matando a varios, fueron más los que salieron a las calles. El levantamiento levantó protestas a nivel nacional en demanda de la dimisión del presidente Al Asad.
El gobierno usó la fuerza militar para intentar aplastar la disidencia, lo que sólo sirvió para alentarlos más. En julio de ese año, ya eran cientos de miles los que se manifestaban en las calles de ciudades a lo largo del país.
2. Violencia devino en guerra civil
Los partidarios de la oposición eventualmente comenzaron a tomar las armas. Al principio, para defenderse y después para expulsar a las fuerzas de seguridad estatal de sus áreas.
El país cayó en una guerra civil con brigadas rebeldes luchando contra las fuerzas gubernamentales por el control de las ciudades, pueblos y las zonas rurales.
En 2012, la violencia llegó a la capital, Damasco, y a la segunda ciudad en importancia, Alepo.
Para julio de 2013, Naciones Unidas afirmó que 90.000 personas habían muerto en el conflicto. Pero sólo un año después, la cifra había aumentado a 191.000 y ahora ha llegado a 250.000.
Pero ahora la batalla ha ido mucho más allá de quién está a favor o en contra de Al Asad.
Ha adquirido un tono sectario, donde se enfrentan la mayoría sunita contra el ala chiita que respalda al presidente, y que incluye la intervención de los países vecinos y los poderes globales.
Sin olvidar que el crecimiento de los grupos yihadistas, incluido el autodenominado Estado Islámico, le ha dado otra dimensión a la confrontación.
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3. Crímenes de guerra
Una comisión de Naciones Unidas estuvo investigando las supuestas violaciones del derecho internacional humanitario en Siria desde marzo de 2011.
La comisión mostró evidencias de que ambos bandos del conflicto cometieron crímenes de guerra, incluidos secuestro, tortura, asesinato y ejecuciones.
En febrero de 2014, una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU exigió el fin del uso de armas «en zonas donde habitan civiles».
Desde entonces, activistas afirman que al menos 6.000 personas han muerto por el efecto de las bombas barril lanzadas por el gobierno sobre zonas controladas por los rebeldes.
La ONU ha sido clara en afirmar que civiles han sido deliberadamente escogidos como blancos de guerra, lo que constituye un crimen.
Estado Islámico también ha sido acusado por Naciones Unidas de una extensa campaña de terror en el norte y el este de Siria.
Se conoce de casos donde militantes de EI aplicaron castigos severos a aquellas personas que se negaron a obedecer sus reglas, incluyendo decenas de ejecuciones públicas y decapitaciones.
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4. Armas químicas
Antes de que empezara el conflicto, los sirios tenían uno de los mayores arsenales del mundo de armas químicas, entre gas mostaza y sarín.
El gobierno insistió en que su arsenal estaba seguro y nunca lo usaría «dentro de Siria» pero los reportes de ataques con armas químicas comenzaron a salir a la luz a principios de 2013.
Más tarde, en agosto de 2013, cohetes cargados con gas sarín fueron disparados en diversos suburbios del cinturón agrícola de Damasco, lo que mató a entre 300 y 1.430 personas, según la fuente que se consulte.
La oposición y las potencias occidentales aseguraron que sólo el gobierno pudo haber llevado a cabo tal acción.
El presidente Al Asad culpó a los rebeldes de las muertes, pero Rusia y Estados Unidos alcanzaron un acuerdo para destruir el arsenal de armas químicas de Siria antes de junio de 2013.
Ante la amenaza de intervención militar de Estados Unidos, el presidente Al Asad accedió a eliminar de forma permanente su arsenal de armas químicas, procedimiento que supervisó la Organización para Prohibición de Armas Químicas, OPAQ.
Pero más allá de la operación, la OPAQ logró documentar otros ataques con elementos tóxicos como el cloro y el amoniaco.
Los realizaron fuerzas del gobierno en 2014 contra blancos rebeldes en el norte del país y murieron 13 personas.
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5. Millones de refugiados
En uno de los mayores éxodos de la historia reciente, más de 4,5 millones de personas han huido de Siria desde el inicio de conflicto, la mayoría mujeres y niños.
Los países vecinos han tenido que asumir lo peor de la crisis de refugiados, con Líbano, Jordania y Turquía luchando por acomodar las oleadas de nuevas llegadas.
El éxodo se aceleró dramáticamente después del inicio de 2013, cuando las condiciones de vida en el país se deterioraron de forma drástica.
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Se cree que otros 7,6 millones de personas han sido desplazadas de sus hogares internamente, muchas sin acceso a ayuda, lo que lleva el total de los que han dejado sus casas a más de 11 millones, la mitad de la población.
El pasado septiembre, el drama de los refugiados sirios volvió a la plena actualidad con la llegada de miles de desplazados a las islas griegas, lo que desencandenó una crisis en la Unión Europea.
Posteriormente, varios países (europeos, latinoamericanos, Estados Unidos) se comprometieron a recibir a determinadas cantidades de solicitantes de asilo sirios.
En diciembre de 2014, la ONU logró recaudar US$8,4 millones para proveer ayuda a 18 millones de personas, después de sólo obtener la mitad de lo que necesitaba para ese año.
Eso sin contar las pérdidas por el conflicto, que superan los US$200.000 millones, lo que se traduce en que cuatro de cada cinco sirios vive en la pobreza: 30% de ellos en la pobreza extrema.
6. El surgimiento de Estado Islámico
La rebelión armada ha evolucionado significativamente desde su concepción. Moderados seculares ahora son sobrepasados por islamistas y yihadistas, cuyos métodos brutales han aumentado la preocupación en las filas rebeldes.
Capitalizando el caos en la región, Estado Islámico ha tomado el control de vastas zonas en el norte y el este de Siria.
Sus combatientes en Siria están ahora involucrados en una «guerra entre guerras», peleando contra los rebeldes, con los yihadistas de Al Qaeda afiliados al frente Nusra, que rechazan sus tácticas, contra los kurdos y las fuerzas del gobierno.
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En septiembre de 2014, una coalición liderada por Estados Unidos, inició una serie de varios ataques aéreos con la idea de «degradar y finalmente destruir» a EI, que ayudó a los kurdos a repeler el asalto a la ciudad de Kobane.
En la arena política, los grupos rebeldes están profundamente divididos, batallando entre ellos por la supremacía.
El más prominente de ellos es la Coalición Nacional la Revolución Siria, de orientación moderada, que recibe el apoyo de varios países del área y de Occidente.
Pero la Coalición Nacional tiene poca influencia en el terreno y es rechazado por otros grupos, dejando al país sin una alternativa convincente para reemplazar a al Asad.
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7. Los esfuerzos por la paz
Sin ninguna de las partes con capacidad para imponerse de forma definitiva, la comunidad internacional hace tiempo que concluyó que el conflicto sólo puede tener una salida negociada.
Sin embargo, ya han fracasado varios intentos de imponer un alto el fuego e iniciar el diálogo en la Liga Árabe y en Naciones Unidas.
En mayo de 2013, estadounidenses y rusos comenzaron a trabajar en una conferencia en Suiza para implementar en Comunicado de Ginebra de 2012, un acuerdo internacional apoyado por Naciones Unidas que llama al establecimiento de un gobierno transitorio de unidad nacional.
El diálogo, en el marco de lo que vino a llamarse Ginebra 2, se inició en enero de 2014. Se rompió al mes siguiente después de dos rondas de negociación.
El que fuera enviado especial de Naciones Unidas, Lakhdar Brahimi, culpó al gobierno sirio por haberse negado a discutir las demandas de la oposición y su insistencia en la necesidad de centrarse en luchar contra los «terroristas», un término que emplea para referirse a todo el que se oponga a al Asad.
El secretario general de la ONU, Ban Ki–moon, afirmó que el objetivo a largo plazo de la organización es encontrar una solución política basada en el «Comunicado de Ginebra».
El enviado especial de la ONU, Staffan de Mistura, también propuso el establecimiento de una especie de «zonas libres», donde ceses al fuego locales fueran negociados para permitir el suministro de ayudas a aéreas sitiadas por las fuerzas armadas.
Pero sus intentos de alcanzar una tregua han sido rechazadas por los grupos rebeldes, que temen que el gobierno de al Asad lo utilice para reubicar sus fuerzas.
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8. Guerra de poder
Lo que empezó como otro elemento de la Primavera Árabe contra un líder autocrático ha ido derivando en una brutal guerra de poder a la que se han apuntado las potencias de la región y el mundo.
Irán y Rusia han apoyado al gobierno del líder alauita e incrementado su apoyo de forma gradual, dándole una ventaja que le ayudó a obtener significativas victorias el año pasado.
La milicia islamista libanesa de Hezbolá y grupos yihadistas vinculados a Al Qaeda también están presentes en el terreno apoyando a partes enfrentadas y contribuyendo al sostenido crecimiento del sectarismo.
La oposición, dominada por los sunitas, ha disfrutado de apoyo en diferentes niveles de Turquía, Arabia Saudita, Qatar y otros estados árabes así como EE.UU., Francia y Reino Unido.
Sin embargo, el surgimiento de los rebeldes islamistas de línea dura y la llegada de yihadistas de todas partes del mundo llevó a un enfriamiento del respaldo internacional y regional a la oposición.
El inicio de bombardeos rusos sobre Siria a primeros de octubre complicó el tablero de juego en esta guerra de poder.
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