La muerte de Eduardo Felipe Santos Victor (17 años) en la favela Providência de Río de Janeiro podría haber sido una más en un Estado donde, hasta junio de este año, la policía mató de media casi a dos personas al día. La versión oficial siguió la narrativa cotidiana de las favelas –»Narcotraficante muere al enfrentar a tiros la llegada de la policía»–, pero dos vídeos grabados por los vecinos, donde se registran los pasos de los agentes al adulterar la escena del crimen, cuestionan el relato oficial, que afirma que hubo un tiroteo y que miembros de la Unidad de Policía Pacificadora (UPP), en teoría formada por policías comunitarios, hallaron junto al adolescente un radiotransmissor, municiones y una pistola.
En las imágenes, grabadas la mañana de este martes, un joven con la camiseta bañada en sangre fallece en el suelo rodeado de tres policías armados con fusiles y vestidos con chalecos antibalas. Aparece en la escena un cuarto agente que dispara al aire y entrega el arma que dejan junto al cuerpo del chico. Otro policía agarra una pistola, la limpia concienzudamente y se agacha para colocarla entre los dedos inertes del joven. Dispara. Dos veces. Se levanta y se queda, junto a los otros, contemplando el cadáver. Se da cuenta de que tiene la mano manchada de sangre y se la limpia contra la pared. Se corta la imagen.
Después de la muerte del adolescente, el segundo en la misma comunidad en una semana, hubo momentos de tensión entre manifestantes y la policía. Los vecinos, indignados, protagonizaron varias protestas durante todo el día en las inmediaciones de la favela, en la zona portuaria de Río, y lanzaron piedras contra los agentes. Entrada la noche, según relata el diario O Globo, un grupo de 50 personas se manifestó delante de la comisaría donde los cinco agentes involucrados prestaron declaración. Se oyeron gritos de «policía asesina» y se organizó un cierto tumulto que los agentes dispersaron lanzando bombas de gas.
Otro golpe para las UPP’s
Tras la divulgación de los vídeos, dos policías fueron detenidos por fraude procesal y otros tres están presos administrativamente hasta que se investigue su papel en la alteración de la escena del crimen. El secretario estatal de Seguridad Pública, José Mariano Beltrame, exigió «rigor en las investigaciones con punición ejemplar de los responsables», pero la escena es un golpe más para la agonizante imagen de las Unidades de Policía Pacificadora de Río.
El programa de agentes de proximidad, diseñado para expulsar a los traficantes de las favelas, acumula multitud de escándalos de letalidad policial. El último fue la semana pasada, cuando Herinaldo Vinicius de la Santana, de 11 años, murió con un tiro en la cabeza en un supuesto enfrentamiento entre agentes de la UPP y traficantes de la favela de Caju, también en la zona portuaria de Rio. La lista es larga, pero el pontencial de éxito de la misión de las UPP’s en las comunidades comenzó a frustrarse para siempre con la muerte de Amarildo Dias de Souza, un albañil de la favela de la Rocinha cuyo cuerpo aún no ha sido encontrado y que, según las investigaciones, fue torturado hasta la muerte en la sede de la UPP de la comunidad en 2013.
El portavoz de las UPP’s de Río de Janeiro, Ivan Blaz, reconoció que «el vídeo muestra una manipulación flagrante que afecta duramente la fiabilidad de la UPP» , pero afirmó que «las ganancias conquistadas por el cuerpo no pueden echarse a perder por casos lamentables como este».
Luiz Eduardo Soares, antropólogo y subsecretario de Seguridad Pública en Río entre 1999 y 2000 dijo en una entrevista a EL PAÍS que la crisis en las UPP’s es inmensa. “Porque la organización empezó a operar de manera precipitada, sin la formación policial que era imprescindible», con el objetivo político y mediático de crear «un cinturón de seguridad de cara a los grandes eventos». «Siempre dije que no sería sostenible un programa de ese tipo con una policía que necesita ser reformada profundamente para tener alguna afinidad con los principios que orientaron la creación del programa”, afirma Soares.
El número de personas fallecidas en supuestos enfrentamientos con la policía aumentó en el primer semestre del año en Río. La cantidad de muertes provocadas por agentes de seguridad – policiales militares y civiles – fue la mayor registrada en un semestre desde la primera mitad de 2011, tanto en la capital como en el Estado, según datos del Instituto de Seguridad Pública divulgados en el portal de noticias UOL. En total, fueron 349 casos, un aumento del 21,6% en comparación con el primer semestre de 2014.
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