Además de explorar el espacio, la NASA está ocupada en una investigación mucho más mundana: los microbios que hay en nuestro cuerpo, desde la piel y la boca hasta los intestinos.
El Experimento Microbioma, que está en marcha en la Estación Espacial Internacional (EEI), está evaluando el impacto que un viaje espacial largo tiene sobre el microbioma humano, es decir, la colección de microbios que viven dentro y fuera del cuerpo de un individuo.
Y es que la NASA quiere saber cómo los cambios en el microbioma podrían potencialmente afectar a la salud de sus astronautas, algo fundamental de cara a futuras misiones espaciales, incluída una tripulada a Marte.
Microbios necesarios
En total se estima que por cada una de nuestras células hay 10 microbios.
Ese conjunto de microorganismos cumple un rol clave para nuestra salud: contribuyen, por ejemplo, a procesar y absorber los nutrientes que necesitamos y también nos protegen de otros organismos patológicos compitiendo con ellos por recursos.
Así que un cambio en la dinámica o la composición de nuestro microbioma puede afectar a nuestra salud: alterando nuestro metabolismo o allanando el camino para una potencial colonización de nuestro cuerpo por microorganismos patológicos oportunistas.
En el espacio, los astronautas están sujetos a condiciones estresantes, como la fuerza G, la radiación y la microgravedad. Estos factores, junto a la ansiedad y los cambios en la dieta pueden generar cambios en el microbioma que afecten a su salud.
Heces, frente, brazos, nariz y boca
Nueve astronautas de la EEI participan en el Experimento Microbioma de la NASA, que toma muestras regulares de la materia fecal, la frente, los brazos, la nariz y la boca de los participantes antes, durante y después de su viaje espacial.
El experimento se alargó ya durante cuatro años porque cada astronauta pasa seis meses en la EEI.
El doctor Hernan A. Lorenzi, del centro estadounidense J. Craig Venter Institute, es el líder de investigación del Experimento Microbioma de la NASA.
Aunque los resultados finales del estudio no se obtendrán hasta después de septiembre de 2016, cuando regrese del espacio el último astronauta que participa en el experimento,Lorenzi le adelantó a BBC Mundo algunos datos preliminares ya observados.
El investigador confirmó que sí han visto ya cambios en la flora bacteriana, sobre todo en la del intestino, asociados a la permanencia en el espacio, «aunque la forma en la que reacciona el microbioma humano varía de un astronauta a otro».
Pero lo que el equipo de Lorenzi por ahora desconoce es la razón por la que se producen esos cambios.
Pueden estar asociados a factores del viaje espacial como la microgravedad o la radiación, o a cambios en la dieta de los astronautas, que durante tres meses ingieren alimentos específicos de la EEI.
Por otro lado, según explicó Lorenzi, que cuando los astronautas vuelven el microbioma parece regresar al estado inicial antes del viaje espacial.
Esa «recuperación» se observa en algunos astronautas a partir de los 30 días tras su regreso a la Tierra.
¿Y las bacterias que viven en la EEI?
Los investigadores también están recogiendo muestras de la población de bacterias que vive en la EEI.
«Lo que vemos es que la población de bacterias que vive en el ambiente se parece a la población de bacterias que vive en la piel de los astronautas», dijo Lorenzi.
Eso tiene sentido, según explicó el investigador, porque todo lo que se envía a la EEI es esterilizado.
«Lo único que llega a la EEI que puede aportar bacterias son los seres humanos».
Por otro lado, experimentos previos en la EEI con cultivos de bacterias patógenas demostraron que algunas, como la salmonella, sufren cambios en el espacio que las vuelven más virulentas a su regreso a la Tierra.
Y según Lorenzi, este es otro tema que preocupa a la NASA: la posibilidad de que las bacterias «buenas» que habitan en el ser humano, llamadas «comensales», se puedan volver patogénicas bajo ciertas condiciones en el espacio.
¿Se enferman los astronautas?
De acuerdo a los estudios médicos que se le hacen a los astronautas, los tripulantes tienden a no enfermarse cuando van a la EEI: no suelen reportar diarreas, molestias estomacales, reacciones alérgicas en la piel o dolores de cabeza, salvo alguna excepción grave.
Pero Lorenzi matiza que esa información puede ser en parte tendenciosa: «Si se sienten mal cuando están en el espacio, los astronautas tienden a no informarlo porque un astronauta que se descompone frecuentemente en el espacio posiblemente no sea seleccionado para la próxima misión».
Así que aunque el equipo de Lorenzi ha observado cambios en el microbioma de los astronautas no ha habido notificaciones de enfermedad, aunque explica que no saben si se puede confiar realmente en esos datos o no.
Impacto futuro
Los resultados del Experimento Microbioma servirán de base para nuevos estudios que investiguen cómo se podrían compensar o contrarrestar los cambios que se producen en el microbioma humano.
Una posibilidad, por ejemplo, sería incluir en la dieta de la EEI alimentos con probióticos, que contienen bacterias beneficiosas para la salud, como los yogures o la leche cultivada que tomamos en la Tierra.
También se podrían ingerir alimentos prebióticos, que favorecen el crecimiento de bacterias «buenas» en el intestino, con el objetivo de mantener o normalizar la flora microbiana.
Según la NASA, este experimento tiene el potencial de reducir los riesgos para la salud humana de todas las exploraciones espaciales futuras.
http://www.24horas.cl/noticiasbbc/por-que-la-nasa-esta-investigando-nuestra-flora-intestinal-1821013
A veces olvidamos lo extremadamente complejo que es un simple ser humano, y la grandeza que encierra en su interior. Pocos son conscientes de que hay más bacterias en nuestro intestino que estrellas en nuestra galaxia.
A menudo olvidamos la grandeza y complejidad que cada humano encierra en su interior. Tenemos más bacterias en el intestino que estrellas hay en la galaxia.