Hoy en ufopolis vamos a estudiar un increíble caso ocurrido el 18 de abril de 2004 en las montañas Adirondack, en el estado de Nueva York y protagonizado por un hombre llamado David Crow que se encontró ante una escena que bien podría corresponderse con una anomalía dimensional, quizáotro plano de la existencia. Muchos investigadores teorizan que los avistamientos modernos de ovnis podrían corresponderse al menos en parte a pilotos u observadores dimensionales más que a entidades alienígenas. El fenómeno es tan amplio, tiene tantas vertientes, pasan tantas cosas y es tan rico que el día menos pensado alguien sacará una nueva teoría que también podrá explicar todo lo que ocurre en el mundo con incidentes como el del señor David. El caso de hoy bien podría amoldarse a ese patrón que parece fluctuar entre lo que denominamos tiempo y otros posibles tiempos en donde quizá otro tipo de seres humanos se han desarrollado igual que nosotros, en otros universos paralelos…
El señor Crow contactó con el investigador Stephen Wagner, del portal about.com a la edad de 61 años. Este hombre, adjunto de alguacil y jubilado se encontraba en un viaje de pesca en el mencionado estado de Nueva York junto a dos oficiales. Era de noche y acababan de llegar a la costa tras una buena jornada en la que habían conseguido no pocos ejemplares y mientras acercaban su barca al muelle vieron algo que deslumbraba en el lago. Una luz, azul, de un color azulado brillante comenzó a crecer poco a poco ante la mirada de aquellos hombres. David Crow se encontraba en esos momentos ya en el muelle atando su barca al cabo y tras mirar allí durante cinco o seis segundos se quedó obnubilado. La luz crecía y disminuía de forma cíclica. No podía ser otra barcaza, ni siquiera de las autoridades. Parecía estar flotando, elevada sobre el agua. La veían perfectamente. La sensación era extraña. No sabían si era algo maravilloso o aterrador. Latía, y lo peor de todo es que parecía queen ocasiones se movía hacia ellos.
La luz comenzó a disminuir considerablemente cuando llegó a la parte opuesta y a continuación, comenzó a descender hacia el suelo lentamente cerca de un silo de la granja justo al otro lado del lago. La finca no había sido utilizada en al menos diez años y era un sitio abandonado e inhóspito. Los testigos estaban expectantes y fascinados viendo “aquella cosa” haciendo un efecto yo-yo moviéndose hacia arriba y hacia abajo, hasta que se ocultó tras la gran casa. Detrás se veía un resplandor azul brillante pero ya no veían el foco principal. Aquello fuera lo que fuera, parecía haber aterrizado ante el estupor de los testigos, asombrados, en un principio incrédulos, y ahora totalmente aterrorizados.
No se iban a quedar ahí parados. Eran oficiales de policía veteranos, ya retirados, pero eran sabuesos de vocación y decidieron dejar sus bártulos e ir a la zona a investigador. Cada uno de ellos se afanó en desligar las cuerdas que sujetaban su bote y remaron con fuerza en dirección al increíble fenómeno que tenían ante sí. Cinco minutos remando hacia el gran misterio que les esperaba en sus vidas.
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