Ha sido Teresa Yusta, periodista de radio Euskadi quien me llamó esta mañana para recoger mi valoración del tema para su programa. Según publica El País, la multinacional farmacéutica Roche deja de surtir medicinas a hospitales griegos y avisa a España. Lo primero que me ha llamado la atención es que esta empresa ya no entrega medicamentos destinados a curar el cáncer y otras enfermedades. Hombre, me parece muy ambicioso escribir “curar” el cáncer. De momento a Roche hace unos años durante los ensayos clínicos de Avastin, un medicamento para e cáncer colorrectal, se le murieron cuatro personas, alguna de ellas aquí en España. Así que no sé a qué medicamento en concreto se refiere la firma pero a lo mejor los griegos hasta se alegran de que no les agasajen con dicha oferta.
Me parece que los laboratorios que amenazan a los estados con dejar de suministrar medicamentos son muy desagradecidos, no hay que olvidar que la Administración sanitaria pública en su principal cliente. Y como el dinero de todos parece que no es de nadie estas empresa, Roche la primera, aprovechan para hacer caja a costa del erario público. Por ética las deudas hay que pagarlas pero no vale forrarse a costa de los estados y luego llorar que no te pagan. Creo que las administraciones deberían crear comités de ética que analizaran rigurosamente cómo han ganado mucho, muchísimo dinero, ciertas compañías, como Roche, en cada país. Quizá deberíamos hacer una revisión completa del portfolio de medicamentos de esta empresa (y de las que amenacen) y que la sanidad pública sólo financie aquellos demostradamente eficaces y seguros y cuyo coste-beneficie sea positivo, claro. Todos nos llevaríamos sorpresas. Ese es el auténtico recorte a realizar por las administraciones ¿no estamos en crisis? Pues aunque no lo estuviéramos.
Hay laboratorios que se lucran engordando artificialmente la factura sanitaria de las administraciones (y estas lo están consintiendo). Exagerando factores de riesgo como la osteoporosis o convirtiendo en enfermedad digna de ser tratada con fármacos algo natural como la menopausia. Roche ha comercializado un medicamento llamado Bonviva en colaboración con GlaxoSmithKline (GSK), otra enorme farmacéutica, para prevenir la osteoporosis que puede producirse tras la llegada de la menopausia en las mujeres. Como narra uno de los visitadores médicos de GSK en mi libro Laboratorio de médicos, haciendo densitometrías (pruebas para medir la densidad de los huesos) en centros públicos en mujeres adultas para luego mandarlas al médico en busca del medicamento que ellas fabrican. Una manera de engordar la factura sanitaria.
Cabe preguntarse ya que Roche se queja de que no le pagan, si griegos o españoles pueden vivir sin que el Estado financie medicamentos como Roacutan, para el acné, que pueden producir malformaciones fetales y está clasificado como de Especial Control Médico. O ketorolaco, para el dolor, que Alemania retiró hace tiempo. ¿Si algún se retiran en España Roche debería pagar una indemnización por el posible daño causado?
Quizá las autoridades sanitarias -la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios– deban ser más exigentes a la ahora de aprobarle fármacos a esta o a otras muchas farmacéuticas. El producto de Roche Guaxan, un antinflamatorio, estuvo en el mercado español hasta que debió retirarse de manera “cautelar” pero los beneficios económicos que obtuvo la multinacional no se les retiraron y daño hubo de causar sin que pagara por ello (o beneficiándose de ello). También Lariam, su fármaco para prevenir la malaria se relacionó con suicidios y la agencia estadounindense del medicamento, la FDA, obligó a Roche a modificar su ficha técnica para mencionarlo.
Roche se queja de que en Grecia le deben dinero pero en Brasil, un país en vías de desarrollo mantuvo precios imposibles de pagar por su población en fármacos para el Sida. La organización no gubernamental Médicos sin Fronteras advirtió además que no cumplió con la prometida rebaja de precios para esos medicamentos. Todo ello ha supuesto enormes beneficios económicos al gigante suizo de la farmacia.
La casa ha sido multada en diversas ocasiones, por ejemplo por el gobierno de Estados Unidos, por ponerse de acuerdo con otras empresas, como la alemana BASF, para fijar precios de vitaminas en todo el mundo, lo que infringe las leyes de la competencia. La citada FDA obligó a la farmacéutica a retirar publicidad de su píldora antiobesidad Xenical por ser engañosa. Estas prácticas también han hecho grande en términos económicos a Roche.
Y llegamos al gran negocio de la no pandemia de gripe A. Roche adquirió la petente de su fármaco antiviral Tamiflu a la empresa Gilead cuyo famoso accionista era Donald Rumfseld, ministro de Defensa estadounidense que, como el gobierno de EE.UU., no dudó en utilizar el marketing del miedo para vender este producto (primero con la campaña de la gripe aviar y luego con la gripe A). Los responsables de la sanidad española eligieron adquirir este medicamento en vez de uno mucho más barato y eficaz, la amantadina, lo que sin duda suposo un gran negocio para la firma.
De modo que la compañía que amenaza a Grecia y España ha hecho su fortuna así, con falta de ética, multas varias, fomentando el tráfico de enfermedades, vendiendo medicamentos poco eficaces y peligrosos, explotando a las poblaciones empobrecidas o siendo beneficiada por las mismas administraciones públicas a las que ahora importuna. Cría cuervos que te sacarán los ojos. Quizá ha llegado la hora de estudiar bien qué y a quién financiamos entre todos.
Más info en los libros Traficantes de salud y Laboratorio de médicos.