Tras un fin de semana en el que convergencia se las ha tenido tiesas con las CUP, la ejecutiva de Esquerra ha hecho sonar las alarmas. De ahí la reunión que, con carácter de urgencia, ha convocado Oriol Junqueras para analizar el delicado momento que atraviesa la política catalana.
En el partido independentista asisten con preocupación a la marcha atrás que CDC está dando con respecto al proceso secesionista. Las declaraciones de Francesc Homs, cabeza de lista de cara a las generales por la coalición Democràtes de Catalunya, una nueva marca blanca tras la cual CDC pretende esconder unas siglas ya gastadas por los procesos de corrupción que pesan sobre la formación fundada por Jordi Pujol, no han sido del agrado del partido republicano.
Los desencuentros entre Junqueras y Artur Mas, como venimos explicando a lo largo de éstos artículos, vienen de lejos. Tras afirmar que jamás iría en coalición con un partido sobre el que hubiese la menor sospecha de corrupción, Junqueras ha tenido que tragarse más de un sapo. La elaboración de las listas de Junts pel Sí fue el primero, pero no ha sido ni mucho menos el último.
Con motivo de las generales, Mas quiso imponer a su hombre de confianza, Homs, como cabeza de lista, ante la negativa de Esquerra. Ante la actitud monolítica de Mas, igual que con su candidatura a ser investido como próximo president, Junqueras optó por concurrir por separado. Las excusas fueron más bien pobres. Y mientras Quico Homs alardea de que representará al independentismo en el parlamento español, a la vez dice que buscará el pacto y el acuerdo con el estado, Esquerra se muerde la lengua.
La estrategia de acoso y derribo con las CUP ha sido otro de los motivos que han llevado a un “hasta aquí hemos llegado” a los republicanos. Homs, que en el primer comité de campaña de las pasadas elecciones catalanas abogaba por darle caña a las CUP, ha mantenido la estrategia de culpabilizarlas por el parón del proceso, poco menos que tratándolos de traidores. En las filas convergentes se ve con satisfacción éste viraje hacia el liberalismo neo con puro y duro. El artículo del conseller en funciones de economía Mas–Colell iba en ésa dirección. Mas sabe que las CUP no van a apoyarle y, de cara a las generales, había que dar una imagen de pactismo y diálogo. El mismo diálogo que se ha negado a mantener en los últimos cinco años.
Todo eso ha propiciado una reunión del sanedrín de Esquerra en el que se han dicho cosas que nada tienen que ver con las declaraciones que ha hecho Junqueras al acabar, apoyando “sin duda alguna” a Artur Mas como candidato. Pero ha omitido que, según fuentes próximas a la dirección de ERC, alguien de su máxima confianza ha espetado “No nos vamos a hundir por culpa de Mas”
La estrategia de Esquerra
El partido republicano sabe que ahora lo tiene muy difícil para escenificar una ruptura con sus socios convergentes. Así lo han manifestado algunos de los asistentes a la ejecutiva, según nos informan. Lo mejor es presentarse por separado a las generales, dejar pasar los días, constatar que no puede haber pacto con los cupaires y que Mas dé la cara y convoque elecciones.
Entonces Junqueras daría un paso al frente, proponiendo que, si CDC quiere reeditar la coalición con ellos, debe cambiar el nombre de Mas por otro. En Esquerra existe una honda preocupación por el previsible aumento de las CUP, por un lado, por la desmovilización del electorado independentista, cansado y harto de tanta promesa incumplida y de tanto evento folclórico, y por el desarrollo de los numerosos procesos judiciales que se mantienen activos contra el partido de Mas. “Sin Mas, todos saldríamos ganando”, habría dicho un miembro destacado de la ejecutiva.
En ésas próximas elecciones catalanas, dicen, lo ideal es presentar una candidatura integrada por Esquerra, gente independiente, personas que se pudieran escindir de convergencia – se especula con nombres de bastante peso político y mediático – y optar a sustituir en la franja de centro-centro izquierda lo que la CDC más social representó en su día.
Junqueras se apoyaría dentro de JxS en personas como Raül Romeva o Lluís Llach, e incluso en dirigentes de otras formaciones como Joan Coscubiela o Miquel Iceta, para redactar un pacto de mínimos de carácter social caso de ganar las elecciones.
Públicamente, Esquerra y Convergencia aún son matrimonio de conveniencia. Pero todo nos hace pensar que, en privado, ya duermen en camas separadas.
Así nos lo cuentan y así lo indican los hechos.
http://www.elplural.com/2015/11/19/la-estrategia-de-oriol-junqueras-nos-nos-vamos-a-hundir-por-culpa-de-mas/