«Para abordar el día siguiente en buenas disposiciones y llevar con vosotros la alegría y la esperanza, poned en vuestra cabeza, antes de acostaros, los mejores pensamientos para que éstos trabajen durante la noche. No os durmáis nunca con un pensamiento negativo, porque los pensamientos siguen actuando durante el sueño.
Y si, en el momento en que vais a dormiros, sentís que os invade la angustia, levantaos, encended la luz, haced algunos ejercicios de respiración, rezad o bien leed una página de un pensamiento elevado, un texto que os haga cambiar las ideas, que os serene… Después, volveos a acostar. Si pasados unos momentos reaparece la indisposición, levantaos de nuevo y volved a empezar. Hay casos en los que la posición del cuerpo es extremadamente importante y no podemos luchar eficazmente contra la angustia si estamos echados. Si tenéis miedo de coger frío, poneos algo para abrigaros, pero no os quedéis acostados. En la posición horizontal somos más pasivos. Para dominar la situación y resistir, hay casos en los que debemos estar de pie.»
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