Hoy en ufopolis vamos a hablar de un caso extrañísimo de abducción con una recreación artística de esas que hielan la sangre. Ocurrió cerca de Frederick, Maryland a las dos de la madrugada de un día de verano de 1973. Una noche que el testigo Richard Kilburn jamás olvidará.
Todo comenzó cuando este hombre de mediana edad regresaba a su casa de la mencionada localidad por una remota carretera comarcal con su vehículo. Richard iba conduciendo tranquilamente pero en un momento de su tránsito sintió algo, una especie de vacío repentino en su memoria, como si de repente le viniesen a la cabeza una serie de imágenes difusas de algo que le habría ocurrido pero que no conseguía dar forma. Llegó a casa más tarde de lo normal, en un episodio más de tiempo perdido, ese “missing time” que carcome la conciencia de todos aquellos que se enfrentan a un periodo de su vida en donde no saben donde han estado ni qué fue de ellos.
Como tantas veces hemos hablado en ufopolis, este tipo de casos llegan a resultar especialmente agobiantes para las personas que los sufren. ¿Donde fui? ¿Qué pasó aquella noche? Richard Kilburn buscó ayuda psicológica y tras pasar por varios psiquiatras accedió a someterse a una regresión hipnótica para saber qué había ocurrido aquella noche. Nunca bebía, tenía una vida normal. Siempre la pregunta ¿por qué a mí? La respuesta iba a ser pavorosa…
El testigo, en su diván y bajo esa hipnosis regresiva comenzó a recordar punto por punto su experiencia. Estaba conduciendo tranquilamente. El tacto del volante, la poca visibilidad, el aislamiento. De pronto, según recordó vivamente en el proceso, dos luces descendieron del cielo y aterrizaron en un campo aledaño a la carretera y mientras lo hacían, su coche inexplicablemente comenzó a detenerse. Estaba claro que ambas acciones estaban relacionadas, y allí estaba solo, en medio del campo…
Parecían pequeños seres que se movían. Y lo hacían hacia él.
Richard en ese momento se encontraba prácticamente paralizado por el miedo pero algo ayudó el hecho de que las luces bajasen su intensidad. Sin poder ni querer huir, a merced, el testigo observó cuatro o cinco seres de pequeña estatura aproximándose a la valla que separaba la carretera del campo. Eran bajitos y llevaban algún tipo de traje ceñido al cuerpo.
Sin pelo en sus cabezas de gran tamaño y con pequeñas narices. Su boca era una pequeña línea recta, sus orejas, minúsculas, casi inapreciables y sus ojos almendrados de color negro se parecían a la forma de una “lágrima invertida”.
El testigo no podía creerse lo que estaba viendo, pero allí estaban, pálidos como la nieve, viniendo hacia él.
El testigo pudo ver en detalle a estas criaturas y de hecho llegó a mencionar que llevaban protección también en las manos, en donde pudo ver unos guantes negros que cubrían unos dedos muy finos. Iban cinco pero según pudo percatarse Richard, había uno que parecía mandar sobre el resto del grupo. Este hacía extraños movimientos dirigiéndolos sin decir ni mediar palabra y lo curioso es que algunos de estos seres tras ver los movimientos de su jefe comenzaron a cavar un hoyo en el suelo… Richard en ese momento comenzó a asustarse de verdad…
El testigo en ese momento observa que los otros dos seres que quedan sacan una especie de dispositivo, como una abrazadera que lo agarra rodeándole y con él lo trasladan al interior de una de las dos naves luminosas con una curiosa forma ovalada. El señor Kilburn en ningún momento pudo huir, como si hubiese estado atenazado por algún tipo de campo que le retenía contra su voluntad cuando estaba fuera del vehículo. Si no, lo hubiera hecho sin dudarlo a tenor de lo que le esperaba ahí dentro. Kilburn narró apasionadamente cómo en el interior del objeto le sentaron en una especie de plataforma de vigas que hacía un zumbido. Desde allí, le llevaron a una habitación luminosa con una cúpula blanca en su techo en donde pudo ver una especie de mesa recubierta con una tela en donde le tendieron para examinarle.
Los detalles de su abducción son impresionantes. Desde el techo, según contó, observó una especie de aguja que recorrió toda su espalda, eso sí, sin dolor. Tras una extensísima exploración físicarealizada por tres de estos seres con diferentes dispositivos. el testigo hay un momento en el que pierde el conocimiento y acto seguido se encuentra ya conduciendo a casa en su vehículo.
La tremenda ilustración de este caso, los detalles del aspecto de estos seres, aterrador para según quién y sobre todo ese extraño detalle del hoyo en el suelo justo antes de la abducción exponen una vez más lo absurdo del fenómeno de las abducciones. ¿Por qué harían algo así? ¿Querían amedrentar al testigo? Sin duda lo consiguieron…
Lo más importante es lo extraño que resulta que en cada caso parece haber una descripción distinta de los objetos y de sus comportamientos.
Si os ha gustado el incidente os invitamos a ver el siguiente vídeo en el que hablamos de un suceso de similares características ocurrido en Ickley Moore con un sonido, un ser extrañísimo y un tiempo perdido similar al de nuestro testigo de hoy, pero con una diferencia… una misteriosa fotografía. Esperamos que el programa sea de su agrado…
Ufopolis.com 2015
Ilustración Teth Seth Jacobs.
Fuente: Thomas E. Bullard, UFO Abductions The Measure of A Mystery
http://www.ufopolis.com/2015/11/por-que-un-extraterrestre-haria-un-hoyo-en-la-tierra-en-medio-de-una-abduccion/