En la cúpula convergente hay miedo. En pocas semanas han pasado de decir que la independencia era inminente a balbucear excusas. ¡Qué lejos quedan las bravuconadas de Artur Mas, FrancescHoms, la ANC y todos los acólitos del falso proceso! Los gritos que reivindicaban la independencia para ya, las amenazas a los que no compartían aquel sinsentido, se han convertido en excusas, en echarse atrás, en decir que donde dije digo, digo Diego. Ante la frase “No nos detendrá nada ni nadie”, parece ser que algo llamado Tribunal Constitucional tenía alguna cosa que decir.
No tan solo es el gobierno en funciones de la Generalitat – por cierto, dos meses sin president electo ni gobierno efectivo, y lo que te rondaré, morena -, sino que ahora son también los municipios que se solidarizaron con la declaración secesionista que Junts pel Sí y las CUP hicieron en el parlamento de Catalunya.
Ante la denuncia de la Guardia Civil y la acción de la justicia, los municipios catalanes de Celrà y la Seu d’Urgell, que la apoyaron en sendos plenos municipales, han visto las orejas al lobo. En CDC, expertos en tirar la piedra y esconder la mano, han dado órdenes tajantes a todos sus ediles, los mismos que fueron con sus bastones de mando a apoyar al Mas el día de su declaración judicial por el referéndum del pasado año. “Que nadie diga nada comprometedor, que nadie haga ni un solo gesto que se aparte de la ley”. A buenas horas mangas verdes.
En Celrà, al menos, han sido más inteligentes. Con unos cinco mil habitantes, éste municipio del Gironés tiene un gobierno formado por siete regidores de las CUP, 4 de Esquerra y dos de CDC. Fue el primer ayuntamiento en adherirse a la proclamación de soberanía del parlament. Pues bien,Dani Cornellá, alcalde cupaire de ésta localidad, se ratifica y no piensa facilitar ningún tipo de documentación a la justicia española. Dice el edil que en España todo está politizado, pero que si el secretario municipal lo hace, es cosa suya. Que pringue el funcionario, que para eso está.
Y es que no es lo mismo decir en una tertulia de Catalunya Ràdio que España es una dictadura – en el programa “L’Oracle”, coreado por todos menos por Nacho Martín Blanco, que se opuso, aunque de poco le sirvió, porque de la dictadura se pasó a calificar de “muñeca chochona” al estado plurinacional español -, que hacer una gracia en un pleno municipal o en un parlamento.
Celrà no es el único caso de marcha atrás. El de la Seu d’Urgell es de los de ovación y vuelta al ruedo.
“No es más que una declaración política”
Así se expresaba el alcalde de la población leridana, Albert Batalla, de convergencia, ha salido al paso del asunto aduciendo que aquello no fue más que una declaración de tipo político, sin mandato por parte del ayuntamiento y sin coste para el mismo. Más o menos lo que dice el Govern en funciones, a saber, que todo era simbólico, que ellos no han hablado nunca de desobediencia y, en eso coinciden con las CUP, que el Constitucional está politizado como toda la justicia española.
Las propias asociaciones municipales que han dado apoyo al proceso, la AMC y la AMI, han insistido en la misma cantinela. Todo es lírico, una figura literaria, un ejercicio de libertad de expresión. Como si en lugar de ser plenos municipales fuesen editoriales de un periódico. JosepMaria Vila d’Abadal, presidente de la Associació de Municipis per la Independència, y MiquelBuch, presidente de la Associació Catalana de Municipis, han expresado éstas ideas con unas camisas que no les llegaban al cuerpo.
Por su parte, las CUP le exigen a Mas que desobedezca las leyes españolas, mientras que DavidFernández dice que hay que investirlo. Una de cal, una de arena. Demasiado Dragón Khan para un partido conservador a machamartillo. Se quejaban del tripartito y su vértigo, pero Mas ha conseguido dejarlo en un vientecillo del sur.
Por ahora, la cosa está en echar el freno, moderar los excesos verbales, los eufemismos, las baladronadas y guardar las banderas esteladas para mejores tiempos. Pilar Rahola, lo ha dicho “El proceso está acabado”. Claro, nació muerto, porque fue una operación política de intoxicación como Europa no veía desde el final de la II Guerra Mundial.
Ahora tocará pagar los platos rotos a los que nunca creyeron en ése viaje a Itaca y los que, de buena fe, sí lo creyeron.
¿Y Mas? ¿Qué pagará el peor president de la Generalitat de todos los tiempos? Por ésta charada, seguramente, pagará con su carrera política. Por otras cuestiones, los jueces decidirán.
Como pasa siempre en cualquier estado democrático y de derecho.
http://www.elplural.com/2015/12/02/tras-la-decision-del-constitucional-cdc-da-marcha-atras-y-la-cup-se-ratifica/