La adolescencia es una etapa complicada, supone la transición de la niñez a la vida adulta y está repleta de cambios en diferentes ámbitos, físicos, cognitivos, emocionales, sociales, sexuales, etc. Es una etapa, por lo tanto, de preparación, de maduración, de búsqueda de la identidad y desarrollo de la personalidad.
Los adolescentes de repente se encuentran con un cuerpo de adultos, con una capacidad cognitiva de adulto, con un rol social que les exige demandas de adultos, sienten y piensan de manera diferente, pero aún no han aprendido a desenvolverse con estos nuevos factores, aún no saben desenvolverse en las nuevas situaciones. Están con las emociones a flor de piel y una revolución hormonal en marcha, buscando su propia identidad y desarrollando su personalidad.
El adolescente y la familia
Para las familias, enfrentarse a la tarea de educar a un hijo/a adolescente, puede convertirse en una ardua tarea, en ocasiones bastante complicada. Es una nueva etapa en la que es importante reajustarse al nuevo rol de los adolescentes, ya no son niños/as y por lo tanto requieren dejar de ser tratados como niños/as, e ir desarrollando su autonomía e independencia al tiempo que reafirman su identidad y personalidad. Sin embargo, tampoco son adultos y por lo tanto, no pueden enfrentarse por sí solos a demandas de adultos, aunque ya hayan alcanzado las capacidades de un adulto, les falta la experiencia y el aprendizaje que les permita desenvolverse con éxito.
Todo esto es una complicada tarea para las familias, que deben enfrentarse también a los cambios que experimentan los adolescentes y las repercusiones de estos cambios y esta etapa. Las emociones a flor de piel y la necesidad de reafirmarse, junto con la desorientación que viven al enfrentarse a múltiples cambios, conllevan a una situación donde predomina la rebeldía y los conflictos son constantes.
La rebeldía adolescente en el seno de la familia
Es habitual que sea en el seno de la familia, donde los adolescentes dejen salir su rebeldía. Su necesidad de reafirmarse y desarrollar su autonomía, hacen que tiendan a cuestionarse y transgredir las normas establecidas. Aunque esto sea un quebradero de cabeza para las familias, es algo normal y necesario para su desarrollo sano. Si queremos que sean adultos con una personalidad madura y con propio criterio, es importante entender que deben desarrollar su autonomía y cuestionar lo establecido.
Es muy habitual observar como los adolescentes, entran en conflicto y responden, defendiendo su punto de vista e incluso atacando el punto de vista ajeno (cuando no, a la persona ajena). Esta conducta tiene su explicación, están ensayando maneras de comportarse, es una preparación para afrontar conflictos (como adultos que tienen su propio criterio), en diferentes situaciones. Es importante conocer todas estas características de los adolescentes y su conducta, para poder guiarles y orientales en su proceso de desarrollo.
10 Claves para tratar con la rebeldía adolescente
– Entiende la etapa por la que están pasando y ten mucha paciencia.
– No te lo tomes como algo personal o como algo que sea culpa tuya. Es una etapa natural y necesaria, por lo tanto no puedes evitar la rebeldía.
– Permite que desarrollen su autonomía y su responsabilidad. Déjales decidir en pequeñas cosas, y poco a poco deja que sean más las decisiones que vayan tomando.
– Procura no estar siempre encima de ellos/as. En la adolescencia el grupo de amigos cobra más importancia, y la familia queda un poco de lado (en comparación con etapas anteriores). Es necesario para su desarrollo social y para reafirmar su identidad. No puedes controlar todo, ni saberlo todo y menos cuanto más lo intentes. En esta etapa tenemos que aprender a estar pendientes de ellos, desde la distancia. Dejar que actúen por si solos, observando como lo hacen y guiando su conducta.
– Procura no entrar en discusiones con ellos. Para ello es bueno ofrecerles opciones, si les das a elegir entre varias opciones, no podrán oponerse a lo que hayan elegido.
– Escúchales de forma activa. Procura ir más allá de lo que dicen y llegar a la emoción que subyace debajo. Muéstrales tu comprensión, pero mantente firme en lo establecido.
– Cuida y refuerza su autoestima. Critica las acciones y no a ellos, emplea el elogio creíble, no etiquetes, ni compares y acéptales tal y como son.
– No les trates como a niños/as, ya no lo son.
– Educa con tu ejemplo. Evita para ello los gritos y muéstrales maneras de discutir y defender la opinión de cada uno, sin atacar a nadie.
– Déjales su espacio y respeta su intimidad. En esta edad necesita su intimidad, como espacio para reafirmarse más que en etapas anteriores. Estar con uno mismo les ayuda a conocerse.
(Fuente: Celia Rodriguez)
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