Por Telam
El argumento de que sin agroquímicos no habría forma de alimentar a toda la población mundial es falaz, “porque el hambre en el mundo no se produce por falta de alimento sino por el manejo que se hace de él“, aseguró el español, ingeniero agrónomo y referente de la Agroecología.
“Esta es la gran mentira de quienes trabajan para las empresas multinacionales: decir que sin agrotóxicos el mundo no tendría qué comer. Fijate cuántas personas se mueren hoy por hambre y cuánto alimento se tira a diario“, afirmó en una entrevista con Télam.
Y continuó: “Pero más allá del manejo que se hace con el alimento, que se ha convertido en mercancía, el rendimiento de la agricultura industrializada no es más alto que el de la ecológica y esto ya lo hemos demostrado”.
Sevilla Guzmán se recibió de doctor en ingeniería agrónoma en la Universidad Complutense de Madrid y realizó un Ph D (Rural Sociology) en la Universidad de Reading de Inglaterra; entre otras tareas, actualmente dirige el Instituto de Sociología y Estudios Campesinos- ISEC con sede en la Universidad de Córdoba (España), donde además da clases en el área de sociología.
Y, más allá de sus títulos y sus cargos, su sabiduría y compromiso con la temática lo convirtieron en un referente mundial de la agroecología a la que define como “una estrategia para enfrentarse al desarrollo del capitalismo salvaje”.
“La agroecología no es una matriz tecnológica, es una estrategia creada colectivamente por productores y consumidores para enfrentarse a la perversidad de la modernidad capitalista, para evitar que el mercado siga extrayendo el excedente, para evitar que el mercado funcione en valores de cambio y no de uso como debería ser“, sostuvo.
Y continuó: “Lo que busca la agroecología, que trabaja con la agricultura ecológica como forma de producción, es que la comercialización se quede en mercados alternativos donde no exista la extracción del excedente, donde se pongan de acuerdo el productor y el consumidor y eviten que unas personas exploten a otras a través del valor de cambio que crea el mercado capitalista”.
En este sentido, la agricultura ecológica es, para Sevilla Guzmán, la dimensión productiva de la agroecología e implica la posibilidad de generar alimento haciendo un manejo de los procesos de la propia naturaleza, sin necesidad del uso de agroquímicos.
“El suelo puede fertilizarse mediante procesos naturales y respetando la biodiversidad. No existe la posibilidad de hacer un uso ‘adecuado’ del agroquímico porque ésto es nocivo para el suelo desde su propia concepción“, aseguró Sevilla Guzmán, estudioso de los procesos latinoamericanos de movimientos indígenas y campesinos.
El especialista describió: “Cuando comienzas a utilizar fertilizantes químicos el suelo va a pedirte más y más, entonces ya tienes que comprar las semillas que te vende la misma empresa que además te va vender junto a ella todo el ‘paquete tecnológico’”.
En el mismo sentido, el uso de semillas transgénicas es “una forma de control sobre el alimento”: “Pero no sólo está la dimensión económica, la transgenia es, además, algo nuevo también para la ciencia, entonces se permite que el ser humano consuma alimentos genéticamente modificados cuyos efectos sobre la salud se desconocen por completo y lo que se ha comenzado a conocer es que son malos“.
Crítico sobre la falta de investigación sobre estos efectos, el especialista aseguró que “se ha producido una industrialización de la ciencia”, aunque rescató a aquellos investigadores quienes desde los márgenes se han preocupado por brindar los datos que permiten confirmar los efectos nocivos por ejemplo de los agrotóxicos.
Otro aspecto de la agroecología es la conformación de mercados a menor escala, donde se encuentran productores con compradores: “Esta otra dimensión es bien importante porque es la dimensión socio económica. La agricultura ecológica consumida sólo por las clases altas no sirve para transformar una sociedad, pero si se completa con las otras dimensiones como la creación de estos mercados alternativos, entonces comienza a tener otro sentido”.
Finalmente, para lograr lo que se denomina una “transición a la producción agroecológica”, el especialista aseguró que “se debe comprometer a los Estados para poder lograr esta transformación a escala de toda la producción mundial. “Esto puede hacerse, en Brasil y Bolivia han habido experiencias muy interesantes que demostraron que es posible, sólo se necesita más decisión política”, concluyó.
Visto en : Eco Portal.net y Sott.net