Según ha establecido la CE, la Guardia Europea podrá intervenir “cuando las deficiencias persistan en un Estado miembro, bajo presión migratoria significativa y cuando eso ponga en peligro el área Schengen”. La Comisión se reserva el derecho de activar este nuevo cuerpo, una vez la decisión sea aprobada por mayoría cualificada de los países miembros. Éstos deberán colaborar con sus propios expertos nacionales cuando el dispositivo tenga que ser activado. Además, aportarán al nuevo organismo el 3 % de sus fuerzas de frontera si no limitan con países no comunitarios,mientras que aquellos que sí tienen fronteras exteriores –como España– entregarán el 2 %.

Durante tales situaciones excepcionales, la Guardia Europea de Costas y Fronteras podrá intervenir aun yendo en contra de la voluntad del Estado miembro afectado. Será la CE la que decida si este cuerpo entra en acción, y podrá hacerlo incluso en terceros países si se trata de una operación conjunta con un vecino de la UE.

“La crisis cuestiona la zona Schengen; los riesgos de seguridad son evidentes tras los ataques de París. El control de las fronteras exteriores debe reforzarse”, ha declarado el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans.

Gracias a esta iniciativa, Frontex contará a partir de ahora con 1.000 empleados fijos, frente a los 320 con que contaba. También ha salido ganando en presupuesto, que ascenderá a 322 millones de euros en el año 2020.

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