Es inevitable. La visión de una estrella de seis puntas —o hexagrama— nos hace pensar en la religión y el pueblo judío. Sin embargo, este símbolo es un emblema universal que posee unos orígenes remotosy ha sido utilizado con fines diversos por numerosas culturas: de talismán protector hasta símbolo alquímico o mero elemento decorativo.
Durante siglos, antes de que se popularizara la denominación de «Estrella de David» o ‘Magen David’ (literalmente, «Escudo de David»), este emblema era llamado «Sello de Salomón» (‘Khatam Suleiman’ por los musulmanes y ‘Jatam Sholomo’ por los judíos).
Distintos textos —en especial el Talmud de Babilonia y algunos relatos musulmanes— difundieron la leyenda de que el bíblico rey Salomónposeía un anillo de propiedades mágicas mediante el cual podía controlar a los demonios o hablar con los animales. Dicha joya tenía grabado el símbolo del hexagrama, al que se le añadía el nombre secreto de Dios.
Según los expertos en simbología, el signo del hexagrama posee un significado similar al del ying y el yang, como representación de los opuestos, así como de nexo entre el cielo y la tierra o plasmación ideográfica de la sabiduría sobrehumana.
Sin embargo, el uso más conocido fue siempre el de su carácter protector y mágico, sin que estuviera vinculado a ninguna religión en concreto. Así, en la Edad Media era habitual encontrar amuletos y talismanes que reproducían el Sello de Salomón, generalmente con la estrella inscrita en un círculo y acompañada de varios puntos.
En aquella época se pensaba que estos dibujos protegían a su portador del influjo de demonios y espíritus maléficos, o simplemente de la mala suerte. También era frecuente grabar este símbolo en las puertas de las viviendas o en los escalones de las escaleras, con ese mismo carácter protector frente a los espíritus o ante posibles incendios.
El experto en cábala Gershom Scholem estudió a fondo la simbología del Sello de Salomón y su función mágico-protectora tanto en el islam como en el judaísmo, y dedicó muchos años a rastrear sus orígenes.
El uso más antiguo que se conoce de este símbolo por parte del pueblo hebreo —de forma masiva— se remonta al siglo XIV, cuando los judíos de la ciudad de Praga lo usaron como signo de identidad. Sin embargo,no fue hasta finales del siglo XIX, con los movimientos nacionalistas judíos, cuando adquirió el sentido que todos conocemos hoy. Sin embargo, sí hay algunas representaciones con carácter judío —muy escasas— de esta estrella en épocas más antiguas, como el llamado ‘Códice de Leningrado’.
El uso mágico de este símbolo no termina aquí. También fue muy utilizado en la iconografía alquímica, de modo que se encuentra en numerosos trabajos sobre la «Gran Obra» como emblema del fuego y el agua.
Del mismo modo, la masonería también incluyó el hexagrama entre sus símbolos, por lo que no es extraño encontrarlo en algunos elementos decorativos de las logias, así como en objetos y obras de arte de carácter masónico. No en vano, el templo de Salomón es uno de los elementos más importantes dentro de la masonería.
Por otra parte, también es frecuente encontrar el Sello de Salomón en algunas construcciones cristianas medievales, bien como elemento decorativo o como símbolo de la sabiduría divina.
Un ejemplo magnífico lo podemos contemplar en la fachada de lacatedral de Burgos, en la que se ven varias representaciones del símbolo, tanto en el rosetón principal como en distintos relieves escultóricos. Lo mismo sucede también en una de las fachadas de lacatedral de Valencia.
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