Todo está inventado en el sexo. Eso no quita que haya algunas técnicas menos practicadas por la mayoría ya sea porque son tan bizarras que convierten a otras parafilias en la postura del misionero, porque son tan refinadas que para dominarlas hacen falta años de preparación y práctica o porque las claves de ésta se encuentran envueltas en un velo de misterio que las convierte poco menos que en un mito.
Esos son los requisitos por los que hemos seleccionado en Sexológicos las siguientes. Como se suele decir, os rogamos que no las practiquéis en casa sin casco, han sido realizadas en un circuito cerrado porprofesionales del amor… o no.
Carrete filipino
Durante años se decía que las prostitutas de los burdeles filipinos enseñaban a sus hijas el arte de dominar la vagina para maximizar el placer del coito. Una de las técnicas era introducirse un carrete de hilo grueso en la vagina y dejar un trozo de hilo colgando. La mujer tenía que intentar girar el carrete en su interior contrayendo las paredes vaginales de manera que el hilo fuera desenrollándose poco a poco. El día que consiguiesen desenrollar el carrete de modo que todo el hilo cayese al suelo,podrían afirmar con orgullo que dominaban sus paredes vaginales.
Como venía diciendo, esta explicación tenía más de leyenda urbana que de otra cosa y la descripción de esta técnica ha ido variando con el tiempo (gracias a la imaginación popular o a clientes satisfechos que regresaron para contarlo) hasta la actualidad en la que se afirma que es una práctica milenaria consistente en atar un cordel, bramante, hilo o pañuelo fino de seda a la base del pene apretándolo. De este modo se acumula la sangre en los cuerpos cavernosos aumentando el tamaño del pene, su sensibilidad y la duración del coito y la felación porque se tarda más tiempo en eyacular. La prostituta sabe apretar y soltar el hilo en el momento correcto para evitar que el hombre llegue al orgasmo. Cuando éste decide que no puede aguantar más sin correrse, ella soltará el hilo que constriñe la base del pene y el orgasmo será muy intenso.
Como en teoría es una técnica que pasa de madres a hijas y de madame a discípula no tenemos más datos sobre cómo se desarrolla, aunque hay técnicas occidentales que causan un efecto similar y que puedes practicar: colocar un anillo en la base del pene, apretar con dos dedos en el momento en el que desee eyacular para evitarlo o acariciar su falo con un collar de perlas convenientemente enrollado que lo constriña lo suficiente.
La pinza birmana
La pinza birmana es, como la técnica del carrete: una leyenda urbana que corría de boca a boca sin que nadie fuese capaz de explicar claramente en qué consistía. Incluso una de las mayores expertas en sexualidad, Lorena Berdún , llegó a declarar hace años en El Mundocuando le preguntaron en qué consistía esta práctica“Tengo entendido que es masturbar a un hombre con los pies, pero en estas cosas siempre hay mil interpretaciones…”
Os hemos hablado de los placeres de la masturbación con los pies y no estaba incluida la pinza birmana, así que es probable que realmente sea, como se considera hoy en día, masturbar un pene con la vagina simulando que es una boca o una mano, oprimiendo y succionando con fuerza y destreza hasta conseguir que el hombre tenga un orgasmo muy intenso.
Tal pericia con los músculos vaginales puede conseguirse entrenando con técnicas como las que os hemos enseñado aquí, el carrete filipino (en el caso de que aceptemos la primera explicación) y las bolas chinas o bolas Ben Wa.
Las Bolas Ben Wa o bolas chinas (denominadas erróneamente bolas de geisha ya que éstas son artistas tradicionales japonesas y no chinas) son un estimulante juguete sexual ideal para incentivar el deseo. Son dos bolas metálicas huecas de unos 3 a 4 centímetros unidas con un cordel y que tienen en su interior una pequeña bolita metálica. Se introducen en la vagina y al caminar, las bolas exteriores chocan entre sí generando una vibración muy excitante y placentera. Es una vibración sutil que pretende estimular y excitar, no llevar al orgasmo, sino juguetear; por eso durante mucho tiempo se vendieron en los sex shop occidentales con la única finalidad de usarlas como juguetes sexuales. Las mujeres se las introducían y luego salían a la calle disfrutando de un placer sutil y solitario, tanto físico como mental, ya que son imperceptibles para todos los demás.
Las Bolas Ben Wa no son simplemente un juguete sexual, sino una herramienta muy útil para fortalecer la vagina, el músculo puboccocigeo y aprender a controlar las paredes vaginales, por eso en la actualidad son muy apreciadas como ejercicios EMSP (Ejercicios Musculares de Suelo Pélvico) para evitar la incontinencia urinaria, siendo igual de efectivos que los ejercicios Kegel. Además la vibración aumenta la lubricación vaginal y la circulación sanguínea, mejorando la salud sexual. Como os explicamos al hablar de los ejercicios para el sexo, el músculo puboccocigeo debe ser ejercitado de manera gradual y constante, sin forzarlo, hasta adquirir cierta destreza con él y animarse finalmente a salir a la calle con ellas dentro.
Algunas parejas las utilizan como juguete sexual porque a algunos hombres les calienta introducir las bolas con sus dedos y jugar con ellas en el interior de la vagina o bien observar como ella contrae las paredes vaginales haciendo lo propio.
Bolas tailandesas o Rosario tailandés
Una de las técnicas sexuales más excitantes es introducir en el ano o la vagina un pañuelo de seda que se retirará en los momentos previos al orgasmo para intensificar éste. El roce de la seda en el interior del cuerpo es sumamente excitante, sobre todo si se le hacen pequeños nudos al pañuelo como si fuesen cuentas y luego tirar poco a poco del pañuelo sacando nudo a nudo mientras se practica una felación ya que es en el ano del hombre en donde se encuentra su punto P, el equivalente del punto G femenino.
Ya hemos hablado de él así que, resumiré diciendo que este punto tiene el tamaño de una pequeña avellana y se encuentra en la parte inferior del recto, encima del perineo y debajo de la vejiga.
Se puede estimular externamente masajeando suavemente la zona del perineo (entre los testículos y el ano) ya sea con los dedos, ya con los labios o la lengua.
Dos son las claves de esta técnica: que él esté relajado y que se realice con suavidad. Que él esté relajado depende más de su psiquis que de su cuerpo, ya que al estar en el ano muchos hombres piensan que sentir placer en él los convierte en homosexuales o bisexuales. Antes de nada, aunque así fuese, ser bisexual no es un estigma ni un pecado mortal, ni tampoco ser homosexual. Dicho ésto, el sentir placer en el ano no te convierte en homosexual, igual que una mujer no es lesbiana porque le guste que le practiquen un cunnilingus. Simplemente es una parte de tu cuerpo en la que se encuentra un punto erógeno que te causará infinito placer, así que relájate.
La suavidad y la lubricación es el segundo requisito para conseguir que el esfínter se relaje y poder estimularlo poco a poco. Puedes conseguirlo con un suave masaje en el perineo o un beso negro. Cuando él considere que está preparado introduce con suavidad un dedo muy lubricado en el borde mismo del ano, acaricia toda la zona e introdúcelo poco a poco hasta llegar a su punto P, que suele encontrarse a unos 5 centímetros de la entrada, rodeado de tejidos fibrosos y músculos suaves.
La mejor manera de estimularlo es con pulsaciones rítmicas muy suaves y también circulares. Una vez pillada la técnica, estimular el punto P de un hombre es relativamente sencillo, no así, sin embargo, el arte del pañuelo con los nudos ya que hay que saber qué pañuelo usar, cómo hacer aquellos, y cómo introducirlo y sacarlo en el momento indicado, por eso muchos han sustituido el pañuelo de seda por las bolas tailandesas, más sencillas de manejar y que cumplen con creces la función del pañuelo de seda.
Las bolas tailandesas o el rosario tailandés es un juguete sexual formado por una serie de bolas (entre 3 y 6 aunque pueden llegar a tener hasta 10) con un diámetro de entre 1 y 3 centímetros, de silicona o un material hipoalergénico similar. Se introducen en el ano o en la vagina y se juega con ellas como preliminar y durante el sexo anal o la penetración para aumentar las sensaciones placenteras, así como en el momento del orgasmo para potenciar éste. Es necesario lubricar bien la zona y jugar sin prisas introduciéndolas con calma, en especial si es el ano. Se comercializan en varios modelos con más o menos bolitas de distintos tamaños. Incluso hay rosarios tailandeses con vibrador en su interior que subliman su función hasta extremos insospechados.
Como habrás podido comprobar, muchas de estas técnicas vienen envueltas en el halo de misterio de los burdeles tailandeses, birmanos y chinos dotándolos de un glamour que poco tiene que ver con la realidad ya que los proxenetas violan y explotan sexualmente a menores de 14 años, en condiciones higiénicas y sanitarias infames, peor que animales enjaulados en circos.
Si quieres disfrutar de las delicias de las que te hablamos en este artículo no hagas turismo sexual.
Aprende y disfruta con tu pareja o tu amante: no seas cómplice de la infamia.
Fuente: Sexologicos
Paradójicamente lo que más me ha llamado la atención al leer el artículo es encontrar en medio de la exposición la siguiente recomendación:
» Recomendamos leer ¿Cómo alimentar a un cachorro de perro recién nacido? «.
Francamente me ha dejado descolocado.
jajajajaja,lo mismo me paso a mi.