Hoy en ufopolis vamos a acercarnos a uno de esos eventos modernos de la historia de la ufología que permanecen en el más absoluto de los anonimatos. No hubo un gran seguimiento de la prensa. Ni muchas preguntas ni muchas respuestas, y lo curioso es que lo que ocurrió el 23 de abril de 2007 podría considerarse el avistamiento de ovnis de mayor tamaño jamás registrado.
Todo comienza con capitán Ray Bowyer de la aerolínea Aurigny Air Services el 23 de abril de 2007 en un trayecto desde Alderney hasta Southampton, en la costa suroeste de Inglaterra. Era un vuelo sencillo y corto, de 130 kilometros y apenas 45 minutos en el que, de pronto, un objeto volador no identificado de color amarillo con una banda grisácea que atravesaba un fuselaje extremadamente alargado (la relación entre la longitud y la altura del mismo era de 15 a 1), apareció ante la sorpresa de toda la tripulación, que se lanzó a verlo con los prismáticos que se guardaban en la cabina del piloto.
Aquello se descartó automáticamente como un avión o cualquier artefacto conocido de inmediato por sus proporciones. Y no esta solo. Lo más increíble es que no era uno, si no que eran dos los objetos colosales que volaban entre Francia e Inglaterra aquel día. Eran demasiado grandes.
Según comentó el mismo capitán Bowyer en una rueda de prensa celebrada en el mismo año en el Club Nacional de Prensa de Washington en donde se realizan las ruedas de prensa del famoso Disclosure Proyect, su encuentro duró quince minutos y su visión fue increíble.
El objeto, situado a unos 65 kilómetros de distancia desde su posición tuvo que medir un mínimo de 1700 metros de longitud, casi dos veces la altura del gigantesco edificio Burj Khalifa, en Dubai. Casi nada.
Al descender a una altura de 600 metros, los pilotos dejaron de tener una buena visibilidad para observar bien el inmenso objeto, que por otra parte, dio eco de radar en los radares de la sala de control del Aeropuerto de Jersey durante al menos 55 minutos.
Hablamos de un tamaño absolutamente colosal, un encuentro con algo que trasciende las leyes físicas y que pudo ser contemplado por todo el equipo que llevaba aquel avión de la Aurigny Air Services. Pasó hace cuatro días, como quien dice, pero el recorrido de la información fue más que pequeño.
¿Qué tipo de mecanismos y resortes funcionan y actúan en este tipo de incidentes para para que la prensa no se acerque masivamente?¿Quién lo tapa, las propias aerolíneas, los testigos o los ejércitos que temen una revolución o estallido social ante lo que podría ser una reacción de miedo y pánico ante semejantes estructuras?
Las maravillas volantes de Lousiana
Lo cierto es que existe también un increíble testimonio muy cercano en el tiempo de un avistamiento de un ovni de 260 metros realizado por un ex ingeniero de la NASA que afirmaba en una comunicación al portal ufocasebook, especialista en aunar testimonios ovni, haber visto cerca de las 06:15 horas del 29 de Septiembre de 2010 dos objetos voladores no identificados del tamaño de dos estadios de futbol (cada uno) flotando sobre Louisiana a una velocidad estimada de 1.046 kilómetros por hora.
Debió ser, según contaba el testigo en el mencionado sitio web uno de los avistamientos más preciosos que se recuerdan, sobre todo por su forma: una espectacular media luna que no tiene muchos referentes en la historia de la ufología.
El impresionante ovni del Polo Norte
Al parecer, el testigo no pudo determinar exactamente la altura de ambos objetos pero llegó a compararla con la de un vuelo de un avión 767 en las mismas condiciones, eso sí, realizando un espectacular arco de 15 grados mientras reflejaba delicadamente en su fuselaje los primeros rayos del sol. Para haberlo visto…
Y vaya, no crean que esto son raras avis del fenómeno. Hasta el día de hoy se han registrado varios incidentes con ovnis inmensos a cada cual más emocionante. Los encuentros de diferentes pilotos con lo desconocido han protagonizado eventos prácticamente de película de Hollywood.
Escenas de persecuciones, tensión, incomunicación, grabaciones en radar, acercamientos extremos… y la sensación de estar ante algo mucho más avanzado que los mayores sueños que pueda tener el hombre. En este sentido tenemos que viajar al 17 de noviembre de 1986, al vuelo 1628 de la ruta Tokio-París con escala en Islandia y Anchorage, y nos metemos en ese Boeing 747 de Japan Airlines volando a 10.500 metros, y a 215 º sobre el N.E de Alaska. Estamos cerca del círculo polar ártico y el capitán Kenju Terauchi, con más de 10 mil horas de experiencia de vuelo a cuestas pide un café a su azafata de vuelo. Todo va bien. La altura es estable. El combustible es el esperado. Las comunicaciones son fluidas y ven el atardecer detrás del avión. Los pasajeros están tranquilos. Un vuelo aparentemente normal. Aparentemente.
Según quedó registrado en las comunicaciones con la torre de control de Alaska, cerca del aeropuerto observan 2 luces amarillentas en el horizonte. Raro. No deberían estar ahí. Terauchi junto con su tripulación de dos hombres (el copiloto Takanori Tamefuji y el ingeniero de vuelo Yoshio Tsukuba) notaron la presencia de dos luces brillantes de colores blancos y amarillos al lado izquierdo, cerca del avión. Están seguros.
Una aparece a las las 11 de su posición y a 887 metros de altura a 2-3 millas (3.5 KM) volando en paralelo al avión a una gran velocidad. De hecho a su misma velocidad. Aquello debía tener esa mezcla infinita de sorpresa, fascinación y pavor que sólo el fenómeno ovni es capaz de proporcionar. Son unas brillantes luces blancas y amarillas.
Van delante de ellos y saltan “como dos oseznos que estuviesen jugando”, según declaraciones de Terauchi.
Había que hacer algo. El piloto japonés encendió su propio radar digital en color y aunque éste estaba destinado a captar las condiciones atmosféricas y no objetos sólidos, registró también una imagen de dos objeto. No podía ser posible. Debido a este extraño hecho, el piloto informó al Centro de control aéreo de Anchorange (Alaska). A ver qué respondían…
El controlador aéreo le confirmó que ellos también tenían dos objetos en el radar. Fue entonces cuando se decidió que el avión diera un giro de 360 grados para evitar la colisión y descender a 10.000 metros. El movimiento en espiral tenía sus riesgos pero al parecer evitó un posible contacto con los objetos en rumbo de colisión hacia ellos. Después de esta arriesgada maniobra, el piloto creyó que los ovnis habían desaparecido y sin embargo, el control aéreo, según su radar militar, le indicó que los dos objetos se encontraban ahora detrás de la aeronave. Esto en términos militares poco menos que es una declaración de poder. Nuestro pequeño avión de carga 1628 estaba a merced.
Pocos minutos despues ambos pilotos descubren que entre esas dos luces (que ahora se encontraban más cerca del avion pudiendo distinguir sus formas) se hallaba un tercer objeto mucho mas grande, al que el copiloto Tsukuda describe como “una nuez pelada”. Era tan grande como dos portaaviones norteamericanos (30-40 veces mayor que el boeing 747) y tan solido como un reactor. Un objeto físico… que venía como loco en direccion contraria con las luces encendidas. El estupor en la cabina fue total.
Tras varios minutos observando el titanico ovni los pilotos se dan cuenta que los objetos ahora volaban con ellos, poniéndose a su velocidad a casi 1000 km/h.
Les estaban siguiendo haciendo cabriolas, unas maniobras imposibles de realizar por cualquier avión hecho por el hombre de esas dimensiones.
Después de repente, los dos ovnis más pequeños se elevaron y se colocaron directamente junto a la ventanilla del piloto, casi como si quisieran saludar.
Se acercaron tanto al avión (a menos de 100 metros) que los dos pilotos sintieron “calor en la cara”.
En este punto de la historia, el piloto tomó cartas en el asunto y se comunicó con la torre de control para informar de todo lo que estaba ocurriendo. El controlador aéreo envió un avión de la United Airlines a la posición del vuelo 1628 para percatarse de esta presencia pero en ese momento, el extraño objeto desapareció. En total, el avistamiento de Kenju Terauchi duró aproximadamente cincuenta minutos en los cuales Terauchi obtuvo permiso de los controladores para realizar maniobras de evasión, pero no pudo librarse de los Ovnis en 800 kilómetros. La torre desde tierra llegó a preguntar incluso si deseaban la intervención de un bombardero F-15 pero el capitan Terauchi se negó, alegando que podría ser peligroso.
La polémica
Al llegar el avión a Anchorage, investigadores militares de las Fuerzas Aéreas de los EE.UU. interrogaron uno por uno a los pilotos y aseguraron en su informe que eran “personas fiables, normales, racionales y profesionales, sin problema alguno de drogas o alcohol.”
Como decíamos_ el radar meteorológico del avión detectó al objeto principal a 12 km, y el radar militar del centro de control de la Administración Federal de Aviación (FAA) también lo hizo captando su eco durante 32 largos minutos. Se descartaron teorías sobre espejismos en base a esos registros y por supuesto, a sus movimientos. Aquello llegó y se marchó cuando quiso.
¿Hubo algún tipo de seguimiento de la noticia? Como veíamos al principio del artículo, pocos medios se interesaron por la historia. El San Francisco Chronicle informó el 30 de diciembre de 1986 que “la tripulación de un avión de carga de Japan Air Lines afirmó que un ovni con luces estroboscópicas blancas y amarillas lo siguió a través del Círculo Polar Ártico, en ruta desde Reikiavik, Islandia, a Tokio” pero no mucho más. Cierra la puerta que se escapa el gato.
Si os ha gustado esta entrada, os invitamos a ver este vídeo en el que estudiamos lo que le ocurrió a un joven piloto Mexicano con tres ovnis de impresionante aspecto. Sus dimensiones eran más pequeñas que los de estos colosales casos, pero el miedo, ese pavor ante lo desconocido es común en todas las vivencias. Esperamos que sea de su agrado.
Ufopolis.com 2015
Vale, será que yo soy un escéptico incurable pero…..
— Abril del 2007. El uso de telefonía móvil con dispositivos fotográficos está muy extendido. Y es lógico suponer que tripulantes de aviones lleven móviles.
— Dos objetos de más de 1.700 metros de longitud.
— » su encuentro duró quince minutos y su visión fue increíble. » En quince minutos te dá tiempo hasta de hacerle un retrato al óleo.
— 55 minutos dando eco de radar ¿ y no sale a cotillear ni un mísero caza ?
Será que soy un descreido.
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Siempre me hace gracia la muletilla que suelen repetir como un mantra ufofílico los que comentan estos sucesos :
» ¿Quién lo tapa, las propias aerolíneas, los testigos o los ejércitos que temen una revolución o estallido social ante lo que podría ser una reacción de miedo y pánico ante semejantes estructuras? »
Lo han repetido tantas veces que acaban creyéndolo como válido. ¿ Qué miedo y qué pánico ? ¿ qué íbamos a hacer ? ¿ salir a las calles gritando como posesos ? ¿ aullar por las esquinas ? ¿ arrancarnos las pestañas una a una ?.
Una tonteria repetida mil veces no deja de ser una tonteria.
Yo pienso igual, al menos, si el fenómeno es genuino, entonces al menos permanecería como algo desconocido o «NO IDENTIFICADO» como lo dicen las dos últimas palabras de la sigla en español OVNI, no entiendo entonces por que los Ufofílicos no separan lo que es especulación y lo que es real, ellos quieren creer, es por lo que hay testimonios por doquier y sin embargo, todos ellos juntos aportan absolutamente NADA, la leyenda es enorme, todo un mito por culpa de aquellos que tejen tanta historia sobre los fenómenos que terminan por desvirtuarse muchas veces hasta de manera injusta. MUCHO MISTICISMO Y POCA CURIOSIDAD, una lástima.
Ufopolis tiene esa costumbre de siempre «agrandar» las cosas jjjjj., y tal vez algo mas .