23- Aquí encarnado, tus dones y talentos son la expresión más acabada de tu divinidad.
Para vivir, en lugar de sobrevivir y trabajar cual esclavo integral, los dones y talentos juegan un papel fundamental. Recuerda que, desde lo que eres (Conductor) y antes de encarnar en el yo físico, mental y emocional (coche) que usas para experienciar la vivencia humana, eliges los dones y talentos -capacidades, facultades, habilidades, aptitudes, facilidades, destrezas, cualidades, dotes, competencias…- que tendrás en la nueva vida física en coherencia con las experiencias específicas que quieras en ella desplegar. Y aquí encarnado, siendo todo divino, los dones y talentos son la expresión más acabada de tu divinidad y capacidad creadora. Por todo esto, si aún no lo has hecho, descubre cuáles son los tuyos para ponerlos en práctica con gozo íntimo y compartirlos con los demás. En este sentido, atiende a la Parábola de los Talentos narrada en el Evangelio de Mateo (25, 14-30). El mensaje que se extrae de su contenido se dirige a evitar que la inconsciencia, la ignorancia, la apatía o el desánimo te lleven a enterrar y no ejercitar los dones y talentos que atesoras; o a utilizarlos egoístamente en beneficio personal, en vez de compartirlos abierta y generosamente con todos los que están a tu alrededor. Porque los dones y talentos de los que dispones en esta vida física, expresión tan inefable como concreta de tu divinidad, se multiplican al compartirlos: son un tesoro que has traído al aquí-ahora desde lo que eres y se expanden al ponerlos en práctica y compartirlos en la vida diaria. Lo que enlaza, igualmente, con otras palabras de Cristo Jesús a propósito de la luz y el celemín recogidas en el Evangelio de Marcos (4, 21): “¿Acaso se trae la luz para ponerla debajo del celemín o debajo de la cama?, ¿No es para ponerla sobre el candelero?”. Los dones y talentos son la materialización y manifestación directa en cada cual de la Presencia del Dios que es yo, cada uno, todos y todo. Y no los traes a esta vida física y a esta encarnación para no ejercitarlos o guardarlos, o sólo para tu disfrute individual o el de las personas más queridas y allegadas. Esto supondría esconder la luz de tus dones debajo del celemín, debajo de la cama… Por tanto, descubre, practica y comparte tus dones y talentos y goza íntimamente con ello.
24- ¿Te resulta difícil descubrir cuáles son tus dones y talentos?
Si te resulta difícil descubrir cuáles son tus dones y talentos, siéntate en un lugar tranquilo, guarda silencio, respira conscientemente y busca en tu interior. También te será útil preguntar a personas de confianza acerca de los dones que ven en ti. En cualquier caso, ante lo que tú mismo percibas o ellos te digan, no caigas en esa falsa modestia tan propia del ego. Y ten muy en cuenta que los dones y talentos presentan estas cuatro características básicas:
1º. Son muy variados y diversos y cada ser humano, sin excepción, posee los suyos.
2º. Su contenido no tiene que ser algo muy “grande” o “importante”: disponer de cualidades para cualquiera de las diversas facetas artísticas; ser un “manitas” para el bricolaje; “ver” las matemáticas; movilizar energías de sanación; saber aglutinar a la familia o a la gente y que se sienta cómoda y acompañada; contar con serenidad y valor para afrontar situaciones críticas y delicadas; poseer sentido del humor y rapidez mental para, con chistes o chascarrillos, alegrar el momento de los demás; tener buena mano para la cocina; etcétera. Lo más frecuente es que se trate de algo sencillo, nada extraordinario. Sin embargo, siempre es muy especial.
3º. Siendo tan distintos, entre ellos no hay jerarquía, grado o clasificación, ya que todos los dones y talentos son expresión de la divinidad -lo que somos y todo es-, que es una –Unicidad-, aunque se manifieste en cada uno –Diversidad-.
4º. Su puesta en práctica no requiere esfuerzo y se lleva a cabo de manera espontánea y con entusiasmo, que etimológicamente significa precisamente “Dios en mí” (del griego “entheos” -“en”+“theos”-: Dios dentro). Desde la divinidad de cada cual, una energía se moviliza desde el interior e impulsa a ejercitar el don de modo natural y con íntimo gozo, sin connotación alguna de obligación, deber, carga o sacrificio, por lo que se trata de un “hacer no haciendo”: todo lo contrario del “hacer” y el trabajo al que permanecen atadas las personas que sobreviven como esclavos integrales. Y ese gozo desembocará en que te Enamores de la Vida, impregnando con ese Enamoramiento vital todas las otras actividades que acometas en tu cotidianeidad, por muy ajenas que sean a tus dones y talentos.
—
Emilio Carrillo
Sin mente, sin lenguaje, sin tiempo http://www.sinmente.com/
EL CIELO EN LA TIERRA