La epidemia de la Muerte Negra asoló Europa entre los siglos XIV y XVII. En la imagen, restos de soldados alemanes de la Guerra de los Treinta Años que convivieron con la bacteria – Seifert et al.
Fuente: ABC.es | 13 de enero de 2016
La peste es una de las plagas que más huella ha dejado en la historia del ser humano. Durante siglos fue una catástrofe capaz de dejar ciudades completamente devastadas, en las que a veces no quedaron vivos suficientes como para enterrar a los muertos.
En el Siglo XIV, la epidemia de la Muerte Negra acabó con el 60% de la población europea, según el Centro de Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC). Ya a principios del siglo XIX, la sacudida de la peste dejó 10 millones de muertos.
Hoy se sabe que la peste es causada por una bacteria llamada Yersinia pestis, que en ocasiones ha sido capaz de infectar a roedores y de pasar a humanos a través de la picadura de pulgas. Pero existen diversas variedades de este microbio con distinto poder de infección, y ha habido tres grandes epidemias, cada una de ellas con una historia particular.
Este miércoles, un estudio publicado en la revista «PLOS ONE» ha arrojado más luz sobre una de las epidemias más letales, y ha concluido que este peligroso microorganismo permaneció en Europa entre los siglos XIV y XVII en el interior de un reservorio desconocido. Lo que en otras palabras quiere decir que los investigadores no saben dónde se escondió esta bacteria durante trescientos años.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores, de la Universidad de Munich y dirigidos por Lisa Seifert (izquierda), analizaron el ADN de los huesos de 30 fallecidos durante esta epidemia en varios lugares de Alemania, y cubriendo un período de 300 años. Se descubrió que ocho de ellos tenían restos del material genético de Yersinia pestis y que sus secuencias eran idénticas a las de otras bacterias encontradas en otros países europeos. Lo que indica que estos microorganismos hallados en distintos países europeos siguieron una evolución común.
Por ello, los autores sugieren que, aparte de la constante reproducción y evolución de la bacteria desde Asia central en sucesivas oleadas, también es posible que esta bacteria permaneciera en Europa en algún reservorio aún no descubierto y que por eso se dé esta estabilidad.
Un mal bíblico
Foto: Médico de la peste en la Edad Media. Portaba un sombrero, una máscara con un pico de pájaro, anteojos, y un vestido largo. La ropa identifica a la persona como un «doctor de la plaga» y está pensada como protección. Las descripciones indican que el vestido estaba hecho de tela pesada o de cuero y por lo general se enceraba. El pico contenía sustancias picantes como hierbas o perfumes, pensadas para purificar el aire y útil para aliviar el hedor. También porta un puntero o varilla para mantener a los pacientes a distancia. (Library of Medicine)
En general se considera que la peste originó tres grandes epidemias: la de Justiniano, en el siglo VI y que causó unos 25 millones de fallecidos, la Muerte Negra o Peste Negra, y que se llevó al 60% de la población europea, y la Moderna, en 1860, que causó unas 10 millones de muertes y que se caracterizó por la capacidad del microorganismo de dispersarse a través de más especies de animales.
Sin embargo, dado que es sumamente difícil bucear en la historia para entender la evolución de un microorganismo, aún hay algunas dudas razonables. Por ejemplo, no todos lo investigadores están de acuerdo en qué papel asignarle a Yersinia pestis en la segunda epidemia, la medieval, hasta el punto de que incluso algunos sugieren que fue un virus el que causó estas muertes que otros le asignan a la bacteria de la peste.
Sea como sea, recientemente se ha constatado que el origen de esta bacteria se remonta a miles de años antes de lo que se pensaba, durante la Edad del Bronce. Dado que aún sobrevive en la actualidad, entender la evolución de este microorganismo no es solo un capricho histórico.