Rubén Martín, Guillermo Movía y Ángela Velo son solo algunos de los miles de ‘mozillianos’ que hay por el mundo. 1.143 son empleados, 3.857 son voluntarios y decenas de miles contribuyen cada año al proyecto Mozilla de una u otra forma. Se trata de una fundación independiente, sin ánimo de lucro, que aboga por afianzar la Web como un recurso público mundial, universal y colaborativo. Su filosofía se cimenta sobre una base de código abierto y la misión de garantizar la seguridad y privacidad de los usuarios.
Rubén es uno de los muchos que moldean su estructura. Español, de veintinueve años, hace once que comenzó a trabajar en el proyecto como voluntario, cuando el navegador estaba en sus primeras versiones y la página aún no había sido traducida por completo al español. En ese momento, con el propósito de no perder la práctica con el inglés y gracias a su formación tecnológica, pensó: «Ya que es ‘software’ libre, voy a aportar mi granito de arena».
Fue involucrándose poco a poco en la comunidad, que compartía sus mismas ideas. Conoció a otras personas que también colaboraban y, juntos, hicieron sólido el colectivo de Mozilla Hispano. Desde 2004, su rol fue hacerla entendible para los hispanohablantes y gestionar la comunidad para que fuera «saludable, diversa y participativa, donde todo el mundo fuera bienvenido», explica aHojaDeRouter.com. Así continuó hasta hace un año, cuando surgió la oportunidad de ocupar un puesto de trabajo en la organización, como empleado.
La española Ángela Velo y el argentino Guillermo Movía, también a modo de voluntarios en un primer momento, se implicaron en la traducción de la sección de Ayuda. Según explica el segundo, la mayor parte de los colaboradores altruistas dan sus primeros pasos ayudando a gestionar los más de 80 idiomas que maneja Mozilla, contribuyendo a que el proyecto llegue a todos los rincones posibles del planeta. Con el tiempo, esta labor se ha convertido en una parte importante de su vida. Desde hace tres años, también le da de comer.
En la comunidad hay gente de todos los perfiles y es fácil encontrar un hueco nada más llegar. No son solo traductores, sino también tecnólogos, desarrolladores, diseñadores, programadores, profesores, escritores, activistas y los responsables de las redes sociales, el ‘marketing’ o la organización de eventos. Velo lo define como una «gran familia», donde es difícil conocer a todo el mundo pero todos trabajan de forma colaborativa.
UNA ORGANIZACIÓN ‘BASTANTE’ HORIZONTAL
Muchos ‘mozillianos’ operan de forma remota. No necesitan horarios, sino una serie de objetivos que cumplir cada semana. Es una de las «cosas buenas» que tiene una organización tan global: hay quien puede trabajar en alguna de las sedes físicas y quien tiene libertad para hacerlo desde casa. A menudo los miembros de un mismo equipo están en ciudades diferentes, lo que supone un reto por las diferencias horarias pero hace que «no todo el mundo tenga que irse a Silicon Valley», explica Martín. Aun así, los encargados de cada proyecto intentan reunirse en persona cada trimestre.
Aunque «se tiende a pensar que las comunidades de ‘software’ libre son muy desorganizadas», en este caso esa coordinación, en gran parte virtual, es «bastante horizontal» y efectiva. Todos, voluntarios y empleados por igual, se involucran en las discusiones relacionadas con el destino de la fundación. Además, siguen una estructura de módulos que asigna a personas determinadas la responsabilidad en ciertas áreas: el navegador, un componente específico de seguridad, una aplicación…
De hecho, las decisiones importantes sobre algo concreto las puede tomar un colaborador externo. Sucede, por ejemplo, en Mozilla Reps, el programa del que forma parte actualmente Martín y que nace para «empoderar a los voluntarios». Allí la mayoría son colaboradores (siete frente a dos fijos) y « toman decisiones autónomamente para distribuir fondos financieros o para hacer un evento o aprobar actividades».
Según explican estos implicados, en Mozilla todo se basa en la meritocracia para que no haya una pirámide jerárquica al uso y el liderazgo sea rotatorio. «Tienes más responsabilidad cuanto más haces», explica Rubén. Según Mitchell Baker, presidenta ejecutiva de la organización, esta es la forma más potente y eficaz de «guiar a nuestra comunidad global».
Cada equipo trabaja de forma independiente. El personal fijo sigue una suerte de organigrama, aunque bastante holgado, con propósitos para cada trimestre y semestre, pero más allá de esto cada miembro del equipo se fija objetivos personales. Los voluntarios, por su parte, no reciben órdenes específicas, aunque entre todos acaban definiendo las metas que pretenden alcanzar.
Todos los años, los componentes de la fundación se juntan en dos ocasiones. La primera en diciembre, para decidir qué hacer al año siguiente; y la segunda en junio, para comprobar si lo que se propuso se ha cumplido. «La organización de las prioridades es muy ágil, puede cambiar. Si vemos que algo no está funcionado, se modifica y no pasa nada», afirma Martin.
CUANDO GANAR DINERO NO ES IMPORTANTE
Según Baker, no basan el éxito en maximizar los ingresos. Lo hacen en mejorar el estado general de la Web, en defender los intereses de los usuarios y desarrolladores y en crear productos que la gente quiera o necesite. No obstante,el dinero sigue siendo necesario para invertir en proyectos o donar a otras iniciativas de código abierto.
Hasta hace un año, Mozilla mantenía un acuerdo de patrocinio con Google: era su buscador predeterminado a cambio de importantes ingresos. En 2015, según explica Baker, quisieron cambiar la estrategia, que era totalmente global, para hacerse más locales y tener un «enfoque más flexible».
Durante los próximos cinco años, como mínimo, mantendrán acuerdos con otros, como Yahoo, que se convirtió en el buscador por defecto de Firefox en Estados Unidos. También han firmado convenios con Yandex en Rusia y con Baidu en China. Su objetivo es ofrecer una experiencia más diferenciada en cada mercado y que el navegador se adapte a las demandas de los usuarios de cada región. Al fin y al cabo, los ingresos proceden en su mayor parte de la recaudación de fondos (vía donaciones), así como de los acuerdos con las citadas compañías.
Las decisiones presupuestarias – cuánto dinero va a emplearse cada año en cada objetivo – se toman de forma participativa en reuniones como la que se celebró el pasado mes de diciembre en Orlando (Florida), a la que asistieron unas 1.500 personas. Después, una mesa de directores analiza todos los diálogos para elegir, de entre todas las propuestas, las que consideran prioritarias. En todo caso, los ingresos se utilizan, según Baker, para «preservar la innovación en internet». «No para ganar dinero, sino para poder seguir haciendo actividades», añade Martín.
EL SECRETO ESTÁ EN LA OPORTUNIDAD
¿Cuál es el secreto para conseguir que tanta gente dedique largas horas de su tiempo a Mozilla? Para los entrevistados, reside en la posibilidad de centrarse de veras en los usuarios, de hacer que se sientan amparados en todo momento. «Es la única organización independiente que aboga por una web basada en una oportunidad abierta para todos y que genere beneficios colectivos», señala.
Además de ser diversa e inclusiva, la fundación ofrece la mejor alternativa paraque el control de internet no caiga en manos de una única empresa. Su interés es que el mercado sea abierto, que todos puedan competir en igualdad de condiciones y no se formen monopolios que encadenen a los usuarios a una única opción.
Además, se ha convertido en un lugar de encuentro donde gente con poca experiencia entra en contacto con profesionales de sus áreas de conocimiento. «Mucha gente se queda en la comunidad para poder aprender de quienes saben más que ellos, porque hay mucha gente valiosa en la organización», explica Martín. Eso hace que un gran porcentaje de voluntarios, que podrían estar ganando dinero en otro sitio, decidan implicarse en esta causa.
Por eso, quienes trabajan en Mozilla piensan que ha sido y debe seguir siendo un actor importante en internet. «Nos lo repiten mucho: si no es por vosotros nadie va a defender los derechos de los usuarios». No rinden cuentas a accionistas, sino a ciudadanos normales que abren cada día el ordenador y quieren mantener a salvo su privacidad.
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Las imágenes utilizadas en este artículo son propiedad de Mozilla in Europe ( 1, 4y 5) y Rubén Martín
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