Al parecer vivimos en la era de los selfies (con todo lo que eso significa) y quizás la artista argentina Amalia Ulman ha hecho la más afilada crítica a este fenómeno que tiene su mayor aparador en Instagram Ulman abrió una cuenta en esta red social en el 2014, y se utilizó a si misma como lienzo para mimetizar a una joven obsesionada por los selfies, una esponja de la cultura pop tratando de incursionar en la industria de la moda en Los Angeles, que luego, como toda actriz/modelo, tiene una crisis que le da volumen a su personaje, explora su lado oscuro y luego se rehabilita y se convierte en una mujer admirada, ahora ya no sólo porque se ve fabulosa sino por todo lo que ha atravesado.
Un periodista del diario británico The Telegraph llama al feed de esta joven argentina la primera obra maestra de Instagram; quizás exagera, pero indudablemente Ulman ha hecho un extraordinario trabajo de emular no sólo el look sino también el lenguaje de cientos de miles de jóvenes que han volcado sus vidas en Instagram como si fuera un reality show o su escaparate para recibir la atención de miles de personas que las admiran sólo por su belleza –o por que además de ser sexy son cool, se visten bien, tienen una vida envidiable.
Ulman, sin embago, hizo una parodia feroz, llevando el estilo de vida de una “struggling actress/model” a representar una crítica de la banalidad y vanidad de nuestra cultura en la que el cuerpo femenino es una meta-divisa de intercambio, un oscuro objeto del deseo, ciertamente para los hombres pero a veces incluso más por las mujeres que han interiorizado la mirada masculina y que viven en un perpetuo “catwalk” (en cualquier momento pueden ser vistas y fotografiadas, hay que mantener las apariencias). Así llevó a sus más de 80 mil seguidores a sus audiciones, a sus clases de pole-dancing y a una operación (falsa) para aumentarse los senos, entre otras actividades ya cliché de este lifestyle.
En su feeed de Instagram (es necesario recorrerlo hasta antes de que revelara que su vida digital era un proyecto de arte) podemos verla arropada en sabanas de seda, “románticos” close-ups de rosas blancas, zapatos de diseñador como si fueran tesoros, compartiendo el supremo pecado de una modelo (ese pastel de helado), frases inspiracionales estilo thinspo, momentos de ruptura de corazón y confusión ventilados (ser vulnerable es sexy), sesiones de fitness, frusilería y cursilería, coquetería en#hashtag y toda la vida de una joven cosmopolita cuyo gran objetivo en la vida se resume en el siguiente post de Instagram:
Una filosofía más o menos global, que ha galvanizado en la actualidad seguramente más mentes que la filosofía de Platón. Autofotos: likes como autofellatios. Fake it till you make it.
Ulman tituló su trabajo “Excellences & Perfection”, una simulación de cómo ser percibida como perfecta por los demás, como ganar likes, como lograr la vida colectivamente soñada. Una exploración también de toda una estética pop, faux gangster, faux glam, faux chic, faux heroin chic, faux…
En total las fotos de Ulman, que apostó por todos los clichés, realizando todo un arco dramático, pueden dividirse primero en la chica artsy provinciana que se muda a L.A.; luego la chica que encarna la la estética del ghetto popularizada por Kim Kardashian, que actúa como si fuera mala “se hace un boobjoob, toma drogas, tiene una crisis y va a rehab”, dice Ulman y finalmente una etapa de catarsis: “La “girl-next-door”, la niña que hace yoga, toma jugos y tiene una actitud positiva ante la vida. Esto también podría ser similar a una parodia de David Lynch como en Mullholland Drive o en Twin Peaks, con su respectivo twist. Ulman explica cual era su intención:
Quería comprobar que la feminidad es una construcción, no es algo inherente o biológico en una mujer. Las mujeres entienden ese performance mucho más rápido que los hombres. Les pasa algo así: “Lo sabemos y es muy graciosos”. ¿Cuál era la broma? “La broma era admitir cuánto trabajo requiere ser una mujer y cómo ser una mujer no es una cosa natural. Es algo que una tiene que aprender.
Algo que capta perfectamente W.B. Yeats en su poema Adam’s Curse: ’To be born woman is to know-/Although they do not talk of it at school-/That we must labour to be beautiful” (Nacer mujer es saber-/aunque no lo dicen en la escuela-/que debemos trabajar para ser bellas).
Ulman lleva a la hipérbole la noción de que vivimos en un simulacro, en un performance 24/7 en tanto a que las redes sociales nunca se apagan, siempre nuestras personas digitales están siendo miradas, acumulando likes, generando deseo, confundiendo la imagen por la realidad. El narcisismo a escala global. Cazadores de la lisonja: haciendo las cosas para que los demás las puedan ver o que nos veamos bien haciéndolas. Autocatering constante egotripping… Y ciertamente no sólo las chicas que postean su vida en Instagram: todos nos debemos de mirar en el espejo a riesgo de que queramos interrumpir la reflexión y tomarnos otro selfie más. Así hasta el infinito: yo reflexionando sobre cómo el mundo es una casa de espejos, un espejismo… (¿que inteligente parezco diciendo esto, o no?)
Twitter del autor: @alepholo
http://pijamasurf.com/2016/01/artista-argentina-parodia-genialmente-a-una-tipica-chica-sexy-y-narcisista-de-instagram-fotos/