Resulta fascinante la gran cantidad de aspectos con los que este atrayente fenómeno se presenta siempre ante su sorprendido público. Cada nueva máscara se antoja más increíble que la anterior pero sin importar cuántas de ellas se hayan manifestado ya, constantemente aparece una todavía más singular. Una de estas manifestaciones son los incontables casos que se dan por todo el mundo, desde hace décadas, de encuentros con seres inauditos de formas imposibles y diversas teorías parecen indicar que existen puntos geográficos que por algún desconocido motivo resultan ser más proclives a favorecer estos encuentros con lo absurdo.
Un digno aspirante al título de alzarse como uno de estos lugares misteriosos y convenientes para encontrarse con algún pintoresco visitante pudiera ser el caucásico país de Georgia. Esta frontera entre Europa y Asia, concretamente la zona de Tbilisi, ha resultado ser el escenario perfecto para tenebrosos encuentros entre sus habitantes y seres imposibles.
Uno de estos encuentros data del año 1978. Una noche del mes de Febrero el capitán Avtandil Bukhrashvili se despertó contrariado por un fuerte dolor de muelas, al levantarse de la cama se percató de un brillo inusual que iluminaba su habitación desde la ventana. Al acercarse al vidrio pudo observar perfectamente un gran objeto luminoso surcando los cielos hasta desaparecer tras unas montañas cercanas. Tremendamente sorprendido, no tardó en salir al porche con la esperanza de poder ver aquel objeto mejor pero inmediatamente después de que saliera de su casa se encontró condos enormes figuras negras que descendían desde las alturas justo hasta donde él se encontraba.Consternado, en un principio pensó que debían de ser pájaros pero las siluetas no parecían tener alas.
Poco a poco, las oscuras figuras descendieron sobre el porche del asombrado capitán que pudo apreciar, ya en proximidad, que se encontraba ante dos humanoides de dos metros de estatura, que vestían ajustados monos de color negro y que cubrían sus cabezas con cascos. De cada uno de estos cascos, partían dos esferas que colgaban a los lados de sus cabezas, asimismo tenían una apertura en la zona de los ojos que dejaban apreciar unos enormes ojos ofídicos carentes de pestañas.
De pronto, y sin poder salir de su asombro, el capitán georgiano se vio manteniendo una conversación telepática con estos dos tenebrosos seres en la cual, educadamente, declinó la oferta que le hicieron para acompañarles en un perfecto y refinado georgiano aduciendo que por los problemas cardíacos que padecía no creía poder realizar tal viaje.
La respuesta de uno de los dos viajeros fue la de mostrarle una píldora e instarle a que la ingiriese. El capitán rehusó en varias ocasiones pero no pudo resistir ante la insistencia de aquel ser que finalmente consiguió lo que pretendía del capitán. Acto seguido, el georgiano comienza a escuchar un sonido molesto y agudo mientras que ambos humanoides se vuelven a alzar en vuelo dirigiéndose hacia las montañas.
Posiblemente, el capitán hubiera experimentado un episodio de abducción ya que nunca llegó a obtener ningún recuerdo entre ese momento y el levantarse a la mañana siguiente en su cama sin recordar cómo había llegado hasta allí.
Otro interesante caso sucedió también en el mes de febrero pero más adelante en el tiempo, en el año 1991 también en la misma localidad y fue documentado por el diario ‘’El Heraldo de Georgia’’ en su edición del 6 de febrero, 3 días después del incidente.
La protagonista fue Irina Adamashvili, una periodista que aquella noche se encontraba en las montañas que circundan la localidad. De pronto y apareciendo de la nada encuentra ante sí a un enorme humanoide de gigantesca estatura (entre 3 y 4 metros) situado en la ladera de una de las colinas adyacentes. La figura era deslumbrantemente blanca y parecía vestir ropajes que emitían su propio brillo. El contacto fue breve, la testigo presenció cómo aquel ser se deslizó con gran facilidad y presteza a lo largo de la pendiente dando grandes y desproporcionados pasos hasta que se perdió tras otra colina.
Otro desconcertante encuentro se dio en la misma área en julio de 1989. La noche del día 4 David D. se encontraba conduciendo. No iba sólo en su coche, le acompañaba una conocida a la que iba a acercar a su casa. Sin previo aviso, el agua del coche comienza a hervir y se ven forzados a detener el vehículo. David se bajó del coche y llenó de nuevo el tanque de agua del radiador pero cuando volvió a su asiento se encontró con la sorpresa de que su compañera había desaparecido. Sin saber qué había podido pasar, vuelve a poner en marcha el coche y comienza a conducir tratando sin éxito de dar con la chica.
No se había alejado mucho del lugar donde el automóvil había comenzado a dar problemas cuando de pronto el motor se detiene por completo. David sin poder hacer otra cosa, retiró el coche de la vía y comenzó a caminar en dirección a la población más cercana. No se distanció del coche ni 200 metros cuando vio posado en el lado izquierdo de la carretera un platillo volante. El objeto tenía entre 15 y 20 metros de diámetro y de él partían luces de varios colores así como una escalinata en la parte inferior. Al lado de la nave se alzaban 3 humanoides de casi 3 metros de estatura. Todos vestidos con un traje de una sola pieza, botas y de grandes ojos negros.
Uno de los seres se aproximó a David y comenzó a hablarle en una extraña lengua que el testigo no pudo entender ni reconocer. El ente debió de darse cuenta de que no podía establecer comunicación con su interlocutor porque inmediatamente realizó un segundo intento, esta vez acertado, en ruso. En la conversación que mantuvieron, informaron al testigo de que no era la primera vez que estaban en el planeta pero que sólo venían cuando era estrictamente necesario; también hizo mención a la‘’primitiva tecnología terrestre’’.
Mientras conversaban, David sintió un repentino calor tras de sí y al darse la vuelta descubrió que otro de aquellos seres se encontraba a su espalda midiendo su estatura. Tras esto, los humanoides invitaron al georgiano a internarse en la nave donde le estudiaron y le permitieron ver el interior de su cuerpo con total nitidez en una pantalla y una vez concluidos los exámenes le dieron permiso para marcharse. David, preocupado, les comunicó que su coche no funcionaba a lo que uno de los visitantes le respondió que eso no debía de ser motivo de preocupación.
El testigo bajó de la nave y la vio partir. Inmediatamente después de que el objeto se hubo marchado el coche comenzó a funcionar con total normalidad.
Estos tres interesantes casos, entre otras características, tienen en común que todos tienen lugar en una misma zona del planeta. La razón de que se den ciertos puntos en el globo que acogen este tipo de situaciones se antoja desconocida, si bien, la localización en la que tienen lugar estos eventos parece a priori un factor determinante en la manifestación de los mismos. Extraños encuentros con diferentes seres imposibles ¿Por qué deciden aparecer en determinados lugares?
Si os ha gustado el artículo os invitamos a ver el siguiente videoprograma en el que tenemos también asombrosos humanoides dignos de estudio. Esperamos que sea de su agrado:
Ufopolis.com 2016