La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría se postula ahora como candidata de “consenso” en sustitución de Mariano Rajoy en un Gobierno de coalición PP-PSOE-Cs. Amortizado Rajoy, las diferentes familias del Partido Popular pugnan por imponer un candidato que sea aceptado por Pedro Sánchez y Albert Rivera. Soraya (en representación de sí misma) y Pablo Casado (aznarista) luchan por la sucesión, en medio de las detenciones de los dirigentes del PP Valenciano acusados de repartirse mil millones de euros.
El expresidente socialista Felipe González ha sido contundente al dar su opinión ante mandatarios internacionales sobre la situación española y la propuesta del dirigente de Podemos de gobernar en coalición con el PSOE. Iglesias anunció que se reservaba para sí la vicepresidencia única y cinco ministerios básicos para la gobernabilidad, como son Interior, Hacienda, Defensa, Educación, Servicios Sociales y el control de la Radio Televisión pública.
González manifestó claramente que su partido debía abstenerse y permitir un Gobierno del Partido Popular y Ciudadanos. Está convencido de que Podemos pretende fagocitar al PSOE o, en todo caso, provocar unas nuevas elecciones donde Iglesias obtendría mejores resultados que los de Pedro Sánchez.
Ante esta situación los populares creen llegado el momento de proponer un candidato de “consenso” como Presidente del Gobierno para que las propuestas de González, coincidentes con Susana Díaz, les permitan conservar la Moncloa.
Mil millones de saqueo
Sin embargo, las últimas detenciones por corrupción de destacados miembros del Partido Popular, como el expresidente de la diputación valenciana Alfonso Rus al que se le relaciona con haber inflado facturas públicas en mil millones de euros que se han repartido un grupo de políticos y empresarios durante sus años de mandato, han deteriorado aún más la imagen del PP.
La corrupción del PP de la Comunidad Valenciana es uno más de las decenas de casos de saqueo de los fondos públicos que salpican a los populares que han gobernado bajo los mandatos de Aznar y Rajoy.
El Partido Popular trata de sustituir a Mariano Rajoy por un dirigente que no esté manchado por la corrupción y reciba el apoyo de Pedro Sánchez y Albert Rivera para encabezar el Gobierno bajo el argumento de que el PP ha sido el partido más votado en las generales del 20D.
En este contexto tiene lugar la operación de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría para situarse como candidata de “consenso” con el apoyo de los medios de comunicación afines a La Moncloa.
En los últimos días Sáenz de Santamaría se reúne con periodistas influyentes y tertulianos para explicarles que, una vez amortizado Rajoy, es la candidata idónea para sustituirle y conseguir el apoyo de Sánchez y Rivera. En las tertulias donde interviene sólo están presentes periodistas cómodos a la vicepresidenta, con preguntas pactadas para lucimiento de la misma.
Guerra entre las familias del PP
El paso dado por la vicepresidenta ha desencadenado una guerra abierta entre las familias populares para ocupar el sitio de Rajoy en un Gobierno de coalición PP-PSOE-Cs.
Junto a Sáenz de Santamaría, que no pertenece a ninguna de las grandes familias políticas del PP, se ha ofrecido el ministro de Exteriores, García Margallo (71 años), en representación del sector democristiano. Argumentaba sus buenas relaciones con la mayoría de los líderes europeos así como haberse mantenido al margen de la corrupción.
Pero en Génova apuestan por el vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado, un dirigente joven y brillante que puede medirse con Sánchez y Rivera. Casado fue nombrado por el propio Rajoy, aunque es considerado un aznarista.
Dosieres contra Feijóo
El barón regional que no ha perdido ninguna elección y cuenta con el apoyo explícito de Rajoy es el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. Pero la vicepresidenta se está encargando de socavar su imagen con algún escándalo que le aparte de la carrera por la sucesión.
A Feijóo intentaron vincularle con el empresario Gerardo Crespo, que hizo donaciones en el despacho de Bárcenas, y con el histórico narcotraficante Marcial Dorado, filtrando la foto en el yate Mernkalina durante un paseo en 1995.